La proximidad de las cruciales elecciones de 2019 provocó el afloramiento temprano de una serie de internas y disputas que condicionan la salud de la alianza oficialista.
Nada de esto es novedad. El Pro quiere mantener y aún ampliar la presencia de sus candidatos en las listas electorales, mientras que sus aliados radicales pretenden lo mismo, por lo que los conflictos están comenzando a escalar.
Escasa fortuna le reditó al radicalismo su alianza con el partido amarillo. Si bien lograron obtener tres gobernaciones, su presencia en las listas electorales y en los cenáculos de decisión fue mermando cada vez más desde aquel 22 de noviembre de 2015 en el que tocaron el cielo con las manos. Esperaban por entonces ubicar a Ernesto Sanz como jefe de Gabinete y fue su primera decepción, a la que le siguieron muchas más .
¿Buenos? Aires
Para empezar, en la provincia de Buenos Aires, una vez que el Pro definió el No al desdoblamiento, la única aspiración, la única tabla salvadora de los radicales es mantener en su lugar a Daniel Salvador -precisamente- en la vicegobernación provincial. Muy poco, para un partido que gobernó la provincia en otras ocasiones.
Esta tensión viene a cuento porque en los mentideros de la política corrió como un reguero de pólvora la versión de que en la Casa Rosada se manejaba la opción de presentar una fórmula enteramente propia.
El último 28 de enero, el Foro de Intendentes Radicales se reunió en Saladillo para debatir la política y emitir un documento -titulado “Los Intendentes Radicales ya Decidimos”-, en el que manifestaron su “orgullo” por pertenecer a Cambiemos y, a la vez, definieron que “nuestro lugar es el de los intereses de los ciudadanos que padecen y sufren, pero que también confían”.
El objetivo de este encuentro fue ratificar su apoyo a una hipotética reedición de la fórmula Vidal-Salvador. En este camino, afirmaron “que somos parte de este equipo que encabezan María Eugenia Vidal y nuestro correligionario Daniel Salvador. Es por eso que vamos a seguir trabajando por la reparación institucional y la transformación social para la Provincia. Es por eso que necesitamos más Cambiemos, más radicalismo, y más trabajo compartido”, no sin cierta ingenuidad, ante la emboscada que les preparan sus aliados. De los 41 intendentes radicales, 37 firmaron el documento.
Mendoza: Apellidos enfrentados
En la provincia de Mendoza, la suerte parecería estar echada. Omar De Marchi es un viejo militante “ganso” (así se denominaba a los miembros del Partido Demócrata de esa provincia) devenido en candidato Pro en los últimos años. Éste es hoy intendente de Luján de Cuyo y la ficha a la que apuestan fuerte desde la Casa Rosada.
Por supuesto que el gobernador Alfredo Cornejo ya puso el grito en el cielo, cuya manifestación más estridente es su negativa a unificar las elecciones nacionales y provinciales como le vienen sugiriendo desde la Casa Rosada. Quizás en este punto esté
el inicio de una negociación: unificar ambos comicios a cambio de imponer su candidato.
En realidad, sus preferidos serían o su ministro de Economía Martín Kerchner o el intendente de la capital, Rodolfo Suárez. Los de la boina blanca se quejan porque aseguran que una boleta encabezada por De Marchi les restaría votos en los distritos
municipales en los que ya gobiernan.
Ambos sectores amagan con romper, pero van a seguir negociando. Les pasa lo mismo que al peronismo en el ámbito nacional: ir todos juntos o resignarse a perder.
Córdoba: Los radicales piden que los ordenen
Córdoba es otro territorio en el que las aguas se agitan procelosas. Allí, el exárbitro Héctor Baldassi no mueve el amperímetro, por lo cual el Pro lo quiere de segundo en la fórmula que encabezaría el radical que gane las PASO, que sería Mario Negri o el intendente capitalino Ramón Mestre.
Los radicales exigen que lauden sobre el conflicto desde la Casa Rosada, porque tal como transcurre la controversia, podría provocar una dispersión de votos. Marcos Peña les había exigido a Negri y a Mestre que buscaran el acuerdo, pero fue imposible. Así las cosas, el apoyo porteño iría finalmente para Negri, que supera en las encuestas al impopular intendente cordobés.
Santa Fe: Entre pérdidas y hallazgos
En Santa Fe, el Pro perdió a Miguel Torres del Sel, cansado de la política y tentado por volver a las tablas, que le dieron muchas más satisfacciones. Entonces, el candidato será casi seguramente radical. Así, es casi indiscutible que el intendente capitalino José Corral sería el candidato.
Un diputado provincial, Federico Angelini, apareció en los últimos tiempos asegurando a quien lo quisiera escuchar que es el candidato que cuenta con el apoyo de la Casa Rosada, pero será difícil que desbanque a los duchos candidatos radicales, curtidos en mil batallas.
La única posibilidad de Angelini es que su aliado y amigo Julián Galdeano, presidente de la UCR santafesina, rompa el partido y se alinee con él en la interna y esta circunstancia lo lleve al triunfo, pero ésta es una eventualidad de difícil concreción.
Si fuera imprescindible encontrar una síntesis, se podría colegir que, al igual que a sus opositores peronistas, a la alianza oficialista se le hace indispensable coaligar fuertemente a las fuerzas con las que cuenta. A nadie le sobra nada y el que gane este fin de año lo hará por un margen reducido.