El plan para reposicionar a Ibarra

El plan para reposicionar a Ibarra

El entorno del jefe porteño comenzó a diseñar una estrategia de recuperación paulatina tras el desastre de República Cromañón. En qué consiste el plan que busca hacer de Ibarra un ave fénix


"Veníamos tan bien", se lamentó un funcionario muy cercano a Aníbal Ibarra. No era para menos: antes del incendio del boliche República Cromañón, en el que murieron 190 personas, el ibarrismo se aprestaba a recibir el año nuevo con un optimismo sin precedentes. Con una agenda basada en la obra pública, un plan integral denominado "Buenos Aires 10", y un jugoso presupuesto aprobado de 5.693 millones de pesos -más de 1.100 millones que el año anterior- para solventar, principalmente, el desarrollo urbano (sin descuidar la salud y la educación, las otras dos áreas mimadas en la distribución del dinero) en el Gobierno porteño pensaban que 2005 iba a ser su mejor año.

Pero en la noche del 30 de diciembre, con el fuego de Cromañón, también se hicieron cenizas las ilusiones del ibarrismo. La tragedia obligó al jefe porteño y sus funcionarios más cercanos a elaborar un plan de crisis para intentar subsistir, primero, y, a mediano plazo, tratar de revertir la situación.

Una encuesta que maneja el Gobierno porteño le da a Aníbal Ibarra un 55 por ciento de desaprobación y un 34 por ciento de aprobación. Antes de la tragedia, Ibarra tenía, según esa misma consultora -a la que el Ejecutivo porteño le encarga un seguimiento periódico de imagen- un 50 por ciento de aprobación y un 37 de desaprobación, con una tendencia alcista que hacía pronosticar a sus funcionarios que llegaría a un 60 por ciento de aprobación a mediados de 2005. Con estos números, los ibarristas organizaron el 13 de diciembre pasado un acto en el que su jefe se lanzó a nivel nacional, con bombos y platillos.

"Hoy eso quedó, al menos, en un paréntesis, como así también la posibilidad de promover desde nuestras propias filas al sucesor de Aníbal", confiesa, con pesadumbre, una fuente del entorno ibarrista. "Lo único positivo -apunta otro funcionario consultado por esta agencia- es que ahora, en el peor momento de crisis, tenemos un punto de partida de 34 personas sobre 100 que lo apoyan a Aníbal. No es poco para la situación, si se piensa que podemos, de a poco, volver a crecer".

LA ESTRATEGIA DE RECUPERACIÓN

La primera e inmediata acción política de Ibarra para intentar superar una situación que, como nunca, puso en jaque a su gobierno, fue deslindar responsabilidades y cargar las tintas contra Omar Chabán, el encargado del boliche. La segunda, cuando la situación comenzó a tornársele insostenible, fue ampliar su base de sustentación política con la incorporación del duhaldista Juan José Álvarez, una figura con fuerte peso que logró captar la atención de los medios de comunicación. Con esto, Ibarra logró un punto a favor nada despreciable: comenzar a desplazar de a poco la lupa puesta sobre las víctimas hacia otra dirección: los furiosos operativos y cierres de locales que se encuentra llevando a cabo el nuevo secretario.

Pero el nombramiento le trajo también al ibarrismo, como consecuencia negativa, el enfriamiento de las relaciones con los radicales y socialistas que venía manteniendo el jefe de Gabinete porteño, Raúl Fernández, con vistas a las próximas elecciones. Por ahora, tanto el socialismo como el sector radical proclive a aliarse al jefe de Gobierno -conocido como "La Causa"- se mantienen "expectantes" y algunos integrantes de estas fuerzas comenzaron a pensar en la posibilidad de una alianza sin el Frente Grande. La misma es vista desde el Gobierno porteño como una opción con "poco vuelo", a menos que Lilita Carrió decida incorporarlos en un frente de centroizquierda comandado por ella, algo que, por ahora, no demostró interés en llevar adelante.

La otra cuestión que juega en contra del ibarrismo es que debió entregar un área neurálgica a una figura exógena como Juanjo Álvarez, del que todavía no se sabe de qué manera buscará capitalizar el rédito político que le daría una buena gestión. Por ahora, es un núcleo duhaldista en expansión, enquistado en el Poder Ejecutivo.

La vacuna que planea elaborar el ibarrismo, en una fase siguiente del plan de recuperación, pasa por tratar de lograr la restauración de la agenda propia, una vez que haya amainado el vendaval. "Nuestro proyecto, con el que agrupábamos a las fuerzas progresistas, pasaba por poner el acento en el desarrollo y la obra pública y, lamentablemente, no le dimos ese énfasis a la seguridad. Tenemos que volver a imponer estas cuestiones, aunque es obvio que no lo vamos a poder hacer en el corto plazo, ya que hoy no podemos hablar de Buenos Aires 10", se sinceró otra fuente del riñón ibarrista.

A la par de esta agenda, los ibarristas planean, en el futuro, mantener en alto la seguridad y el control, pero, de a poco, ir mutándoles a éstos la lógica del castigo por la de la creación de una conciencia responsable en la sociedad. "La promoción del cambio ético concuerda con las premisas que defienden los partidos progresistas, por lo que, si logramos darle este matiz al programa de seguridad, podríamos volver a seducirlos", añadió la misma fuente. Pero para esto, los ibarristas saben que también tendrán que esperar un tiempo, ya que hoy son las propias actitudes del Gobierno porteño la que se encuentra en tela de juicio.

Por último, el ibarrismo apuesta a la capacidad de recuperación política de su jefe, quien ya demostró su habilidad para posicionarse en el centro del campo de juego después de haber quedado en situación de debilidad frente al kirchnerismo al comenzar su segundo mandato, conseguido gracias al apoyo del Gobierno nacional. "El kirchnerismo y el duhaldismo se manejan con lógicas distintas y eso nos da margen de acción, si no, lo más probable es que hoy no estuviéramos acá", sentenció otra fuente ibarrista. "Y aunque parezca paradójico -añadió- tenemos la fuerza de la debilidad, porque el Gobierno nos necesita para no regalarle el distrito a Macri". Los acuerdos que, en los próximos meses, se hagan de cara a los comicios de este año, darán la pauta de quién necesita más a quién y de cómo ha quedado parado el ibarrismo después de la tormenta.

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