Se dijeron muchas cosas, pero hay una sola verdad. Más allá de las evaluaciones personales, más allá de quién es creíble -o no-, más allá de quién guarda en su corazón aunque sea un miligramo de verdad -y quién no-; en esta película existe un guión, un “story board” y hasta un simpático -y transgresor- personaje que repite las líneas que alguien o algunos pergeñaron desde las sombras.
El deslenguado contador Leonardo Fariña -marido por ese entonces de la bella Karina Olga Jelinek- se encontró atrapado en la encrucijada de ser uno de los operadores del “dinero k” -y recibir sobre su humanidad todo el peso de la sagrada majestad de la justicia- o saltar al otro bando, deslenguarse y convertirse en el portavoz de una no menos sagrada -aunque a veces algo mancillada en el tránsito- virtud republicana.
Para eso, un periodista comedido -según el relato de su ahora exabogada, que aún resta que sea corroborado- contactó al atemorizado profesional para pasarle el teléfono del ministro de Justicia. Éste tuvo la amabilidad de recibirlo -en secreto, claro- y le habría relatado lo que esperaba de él. Para ello, la letrada patrocinante de Fariña recibió las instrucciones por escrito.
Fueron dos mails, enviados el 29 de marzo de 2016 y el 14 de abril subsiguiente. “Como habíamos conversado hoy” está encabezado uno de ellos, que pasaba a describir inmediatamente el supuesto mecanismo por el cual Cristina Fernández de Kirchner lavaba el dinero mal habido de la obra pública. El problema es que algunas de las palabras que luego repitió el simpático Leonardo Fariña ante el juez Sebastián Casanello coincidían exactamente con noticias previas, publicadas en algún medio de comunicación. En otras palabras, su declaración contenía una suerte de plagio, aunque el diario mencionado no le inició -como era de esperar- la consabida demanda por “apropiación indebida de la propiedad intelectual”.
En los correos que contienen el guión, figura que el ahora exmarido de la modelo debía complicar a Ricardo Etchegaray, Julio De Vido, Roberto Baratta y Ricardo Jaime y no dejar de mencionar que todos reportaban al “cappo di tutti cappi”, Néstor Kirchner.
Cabe recordar que Fariña tomó como ejemplo de la “corrupción K” las obras de la extensión de la Línea E de Subterráneos desde Bolívar hasta Retiro y los trabajos de remodelación del antiguo Correo Argentino, que fue convertido en el Centro Cultural Néstor Kirchner. Justamente.
La abogada entregó estos materiales el viernes, aunque se descuenta que el juez Alejo Ramos Padilla le tomará declaración esta semana. La causa que los envuelve ya está en juicio, aunque es necesario destacar que a la expresidenta le fue decretada la falta de mérito, a pesar de tantos esfuerzos.