Raúl Morales fue el escriba del juicio oral y público por las víctimas de República Cromañón. Durante todo el año que duró el juicio, sin la habitual feria judicial, siempre se sentó en el mismo banco de la sala de audiencias de la Corte Suprema de Justicia. Desde allí, como dijo alguna vez a este medio, escribiendo todo lo que se hablaba no así otra cosa que canalizar el dolor por la muerte de su hija Sofía (juntos en la foto). No faltó casi nunca a las audiencias. Su personalidad es serena, más cercano a las lágrimas que a la agresión verbal o física. Este miércoles 9 no soportó más.
Raúl, arquitecto de profesión, se acercó hasta el hall del 1º piso del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU). ?Sacando un número para ser atendido, me encuentro, como otras veces, con el arquitecto Horacio Campesi, que es el profesional que en el año 1997 firmó el plano de habilitación del local bailable El Reventón, con las falencias que todos escuchamos durante el juicio?, relató Morales en un texto que derivó a este cronista y que después confirmó en una charla.
?Lamentablemente ?continúa el padre de una víctima de Cromañón- siempre me cruzaba a Campesi en el Consejo, en el Gobierno de la Ciudad, o en la calle. Me lo encuentro haciendo su actividad profesional como si nada hubiera pasado. Esta vez me puse realmente incómodo y nervioso. Ya muchas veces me contuve, pero sentía que hoy no lo iba a dejar así. En el hall había unos 10 profesionales esperando ser atendidos y las tres chicas del Consejo que atienden habitualmente?.
Cuando llega el turno al arquitecto Campesi, que firmó los planos de habilitación del boliche de la tragedia, ?al ver que sacaba de su maletín muchas encomiendas profesionales para ser presentadas, ya no aguanté más y entonces, (creo que fueron los chicos que me empujaron), me paré en el medio del hall y les dije a los presentes:
"Perdón por molestarlos pero les voy a robar solo un minuto. Es para informarles que esta persona que está aquí (y lo señaló), se llama Horacio Campesi, arquitecto como todos nosotros, pero máxime responsable de la muerte de 194 personas en Cromañón. Y hoy, sin embargo, está aquí, laburando como si nada hubiera pasado. Y digo esto porque ni el CPAU ni el Gobierno porteño le otorgaron ningún tipo se sanción o apercibimiento. Aquí está. Es tan solo para que lo conozcan y lo sepan."
En milésimas de segundo, Campesi, en lugar de huir ante semejante repudio (todos los presentes miraban y escuchaban en silencio) se dio vuelta para contestarle a Raúl Morales que se había sentado exhausto de su verdad. ?Este personaje se da vuelta, me increpa y empezamos a discutir a los gritos, porque él decía que fue sobreseído y que no habilitó un local para recitales?.
Entonces Morales dio a los gritos su alegato por las víctimas de la mayor tragedia no natural de este país. ?Empecé a contar todas las falencias que hubo en el plano: el exceso de superficie permitida, el ancho de las puertas de salida, el entrepiso sin salida independiente, el exceso en los 40 metros máximos permitidos para la evacuación, entre otras cosas?.
Campesi quería saber quién dijo todas sus acusaciones. Fueron los peritos durante el juicio oral. Respondió que iniciaría una demanda contra ellos y preguntó a Raúl cómo se llamaba. En eso fue una persona que estaba en una oficina cercana para calmarlo y le pidió que bajara la voz. Más tarde otras mujeres se solidarizaron con el padre de Sofía.
Hacía cinco años este padre se contenía. Quizás sea el mes de diciembre que lo sensibiliza. La justicia, y puntualmente, Casación Penal debe resolver si acepta el fallo del Tribunal Oral Nº 24. De los quince imputados -músicos, funcionarios, comisarios, gerenciadores del boliche- por las muertes están todos libres hasta que se confirmen las sentencias. El próximo año vendrá otro juicio. Juan Carlos López, secretario de Seguridad de Aníbal Ibarra, y el dueño del Hotel del cual dependía Cromañón, Rafael Levy, estarán sentados en el banquillo de los acusados.