El panorama político en Mar del Plata se va delineando de a poco, en vista de que las dos coaliciones mayoritarias -Frente con Todos y Juntos para el Cambio- apuntan a dejar de lado a sus últimos líderes para dejarle paso a la sangre nueva.
Tanto el actual intendente, Carlos Arroyo (Cambiemos), como su antecesor en el cargo, Gustavo Pulti (PJ), serían reemplazados. El primero debería ceder su postulación ante Guillermo Montenegro o Vilma Baragiola, que podrían definir en las PASO quién de ellos será su sucesor.
Al segundo ya le habría comunicado Máximo Kirchner que la coalición que encabeza el peronismo no lo incluirá en sus boletas y será reemplazado en esa postulación por la diputada nacional Fernanda Raverta.
Una encuesta realizada por Córdoba y Asociados, mientras tanto, arrojó números que ubicaban a Pulti en el primer lugar en la intención de voto, con el 25,2 por ciento, seguido de cerca por Vilma Baragiola (19,4 por ciento); Raverta (14,1 por ciento); Arroyo (9,4 por ciento); el expresidente peronista del Concejo Deliberante, Ariel Ciano (7,1 por ciento) y, finalmente, el ínclito Montenegro, que sólo reunió un desconcertante 5,7 por ciento. Un numeroso 13,5 por ciento aún no definió su voto y el 5,7 por ciento restante se divide entre los candidatos testimoniales.
El 12 de junio pasado se realizó la presentación de los partidos que integran Juntos por el Cambio y sólo participaron de ella el Pro, la UCR, la Coalición Cívica y el partido FE, que fundó el fallecido secretario general de los peones rurales, Gerónimo Venegas. En 2015 y en 2017, el partido del intendente, Agrupación Atlántica, formó parte de la coalición, pero hace dos días brilló por su ausencia, aunque voceros de Juntos para el Cambio aseguraron que del evento sólo participaron partidos nacionales y no los vecinales.
Por su parte, Pulti, que lidera su propio partido vecinal, Acción Marplatense, podría imitar a su adversario y presentar “boleta corta” para aprovechar su volumen electoral en su beneficio.
De todos modos, en la ciudad atlántica la fórmula presidencial que encabezan los Fernández mide un contundente 40 a 43 por ciento, lo que generará un fuerte “arrastre” hacia su candidato. Paralelamente, la gobernadora María Eugenia Vidal concita una adhesión del 42 por ciento entre los marplatenses, lo que generaría un efecto similar para su propio candidato.
