El arribo de Miguel Ángel Pichetto al proyecto reeleccionista de Mauricio Macri revitalizó el proyecto de Cambiemos -ahora Juntos para el Cambio- de neutralizar en la medida de lo posible el avance del peronismo que aparece en todos los sondeos de opinión.
Por esta razón, hace unos días Rogelio Frigerio viajó a Santiago del Estero. Esperaba que el gobernador radical K Gerardo Zamora aceptara impulsar en su provincia el recurso de la “boleta corta”, que obliga a sus votantes a decidir en el momento a qué candidato presidencial elegir, sin el peso que implica la boleta del gobernador y sus candidatos a diputado y senadores nacionales, a los cuales se adhiere.
Pero Zamora ya avisó -y no habría revisado su afirmación- que apoyará a la fórmula del Frente de Todos, que conforman Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
Paralelamente, los gobernadores de Neuquén, Río Negro y Misiones -Omar Gutiérrez, Alberto Weretilnek y Omar Herrera Ahuad- anunciaron su intención de impulsar la boleta corta en sus territorios, aunque éstas son decisiones que podrían ser revertidas. De todos modos, hasta ahora esto no ocurrió.
En la Casa Rosada esperaban que el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni se sumara al trío de sus colegas que no llevarán candidato a presidente, pero éste ya anunció también que apoyará la fórmula Fernández-Fernández.
A aquel trío -es la aspiración de máxima de la Casa Rosada- podría sumarse el gobernador cordobés Juan Schiaretti, que, presa del desencanto, hace unos días vio volar por los aires el proyecto de Alternativa Federal que ayudó a crear, que se desgajó en tres ramas, avadiéndose Pichetto hacia Juntos por el Cambio; Juan Manuel Urtubey hacia Consenso 2030 y Sergio Massa hacia el Frente de Todos.
En la Casa Rosada se manejan en este aspecto hipótesis de máxima y de mínima. La de mínima es que estos cuatro mandatarios lleven en sus listas la boleta corta, mientras que la de máxima es que acepten distribuir subrepticiamente la boleta presidencial que lleva al frente a Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto.
Si el operativo tuviera éxito, se felicitan en Balcarce 50, estos cuatro territorios, más los cinco propios -Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Corrientes, Mendoza y Jujuy significaría que están operando sobre el 60 por ciento del padrón nacional.
En los cuatro territorios sobre los que están operando a sus gobernadores, hasta el domingo último Cambiemos sufrió lacerantes derrotas, habiendo disminuido sus porcentajes electorales en alrededor de 14 puntos porcentuales. En Misiones perdió por más de 50 puntos; en Córdoba, por 25 puntos; en Neuquén, por 25 puntos y en Río Negro, por 46 puntos. Estos números denuncian la necesidad y el apuro del operativo.
Hasta ahora, Frigerio llevó la relación con los mandatarios provinciales casi en exclusiva, pero en estos días se le sumó Pichetto, que tiene relación directa con varios de ellos, en especial con su comprovinciano Alberto Weretilnek. El rionegrino ya anunció -quizás alardeando un poco de más- que su teléfono arde por estos días a causa de los ruegos de algunos gobernadores para que los reciba. De todos modos, es sabido que la “muñeca” política del sempiterno operador del Senado suele ser efectiva para con sus mandantes.
De todos modos, en las restantes 13 provincias, los gobernadores anunciaron ya su apoyo a la fórmula Fernández por dos. Así, los mandatarios de Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Santa Fe, San Luis, San Juan Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán trabajarán en pos del triunfo del Frente de Todos. Esto, sin contar con los distritos en los que el peronismo y sus aliados podrían triunfar o al menos realizar buenas elecciones, como la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad homónima.