La CGT apoyaría a Fernández, si éste no apoya a Moyano

La CGT apoyaría a Fernández, si éste no apoya a Moyano

La cúpula amaga con mantenerse neutral, pero en realidad lo que quiere es cortarle el paso a Moyano y Palazzo a la conducción cegetista.

La CGT se acerca a la fórmula peronista, pero pide reciprocidades.

El martes próximo, la cúpula de la Confederación General del Trabajo se reunirá con Alberto Fernández en la sede de UPCN, lejos del emblemático edificio de la calle Azopardo. Pero este gesto, que podría ser tomado sólo como una circunstancia, implica mucho más que eso.

Existe una puja entre distintos sectores del Movimiento Obrero para fijar una posición frente a una realidad que lastima a sus bases como casi nunca ocurrió en los últimos años. Todo haría pensar que esta difícil situación debería empujar a la cúpula del Movimiento Obrero directamente hacia el apoyo a la fórmula peronista que encabezan los Fernández, pero ésto no es necesariamente así.

Dentro del Movimiento Obrero existen dos grandes líneas que monopolizan los liderazgos internos. Los Independientes -cuyas cabezas visibles son Andrés Rodríguez (UPCN), Gerado Martínez (UOCRA) y Armando Cavalieri (Comercio)- son los eternos enemigos de los sindicalistas congregados alrededor del Frente Sindical para el Modelo Nacional, que lideran el camionero Hugo Moyano y el bancario Sergio Palazzo.

Esta tradicional división entre “dialoguistas” y “combativos”, que la CGT albergó en su seno a lo largo de toda su existencia, llevó al poder institucional a los primeros, que detentan los cargos principales por estos días. De todos modos, su poder se ha visto jaqueado de manera permanente por la sola existencia de los combativos, que vienen exigiendo desde hace tiempo la profundización de las medidas de lucha, que los dialoguistas lograron postergar hasta ahora.

El motivo de la reunión del martes en UPCN tiene que ver con los alineamientos futuros, para el caso que el Frente de Todos llegue al poder. Los Independientes le van a exigir a Fernández que no apoye a la línea dura para que llegue al poder en la CGT, para la circunstancia de que el peronismo sea gobierno. Saben que Fernández y -en especial- su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner, tienen una fluida relación con Moyano y Palazzo, así como con varios dirigentes de la CTA y que este realineamiento podría cambiar las relaciones de fuerza en el futuro del Movimiento Obrero.

Los únicos miembros de la conducción que exigieron el alineamiento de la CGT con la fórmula peronista son el dueto de conducción, Héctor Daer y Carlos Acuña. El primero, inclusive, publicó un tuit furibundo exigiendo esa opción. “¿Cómo va a ser neutral la CGT si este Gobierno pretende eliminar los Convenios Colectivos de Trabajo después de las elecciones? La CGT es peronista y jamás apoyará a este gobierno”, exigió, más que afirmó.

Fiel a su estilo, Moyano no trepidó en disparar su munición gruesa. “La CGT tiene que decir que no van a votar un gobierno que amenace los derechos de los trabajadores”, dijo el líder camionero, que exigió que “si en la CGT no dice a quién van a votar, tienen que decir a quién no van a votar. La CGT, cuando hubo gobiernos que hacían cosas que no correspondía, lo decía públicamente”, remató, sin piedad.

Los moderados, por su parte, no quieren explicitar su apoyo a los Fernández, aunque varios de ellos -Andrés Rodríguez, por caso- anunciaron su adhesión a título personal de la fórmula. Temen, tal como se dijo anteriormente, que éste termine entronizando a sus eternos enemigos.

Ellos prefieren hacer un culto de las posiciones oficialistas. Fueron sucesivamente menemistas, duhaldistas, kirchneristas y por estos días conservan una fluida relación con el Gobierno. Siguen la tradición de la colaboracionista “CGT Azopardo” de los ’70 y los ´80, que, liderada por Jorge Triaca (padre) estuvo duramente enfrentada con el batallador Grupo de los 25, que lideraba Saúl Ubaldini. Ambos sobrevivieron a la dictadura de los generales Jorge Rafael Videla, Roberto Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Cristino Nicolaides y Reynaldo Benito Antonio Bignone y conservaron su vigencia durante el gobierno de Raúl Alfonsín. La “CGT San Martín” se alineó mansamente con Carlos Saúl Menem y le dejó pasar las privatizaciones y el cierre de las paritarias, de la mano de Luis Barrionuevo y del mercantil Guerino Andreoni. En la vereda de enfrente estaba el propio Hugo Moyano, al frente del Momiento de los Trabajadores Argentinos (MTA). Remontándose más lejos en el tiempo, en los ’60 estaban los vandoristas, que eran dialoguistas y la CGT de los Argentinos, el movimiento combativo que enfrentó a la dictadura de los generales Juan Carlos Onganía, Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Agustín Lanusse.

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