El especialista en todología Ángel Echecopar se lanzó furiosamente contra la ministra de Seguridad Sabina Frederic cuando ésta cuestionó la pericia llevada a cabo por Gendarmería Nacional en el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman y anunció que iba a ser revisada.
Utilizando su habitual lenguaje culto y florido, el todólogo Echecopar le solicitó educadamente a la dama que ejerce la función de ministra de Seguridad: “déjese de hablar pelotudeces”.
Pero, no contento con su hallazgo teórico acerca del tema, Echecopar abundó en otras cuestiones relacionadas con el ítem seguridad.
Afectado por el trauma que sufrió el 12 de marzo de 2012, cuando tres delincuentes entraron a su casa en las Lomas de San Isidro y por el tiroteo posterior que provocó él mismo, en el que se dispararon 37 tiros, de los que 25 partieron de las armas de los ladrones y 12 de las armas de Echecopar y de su hijo Federico, aquel se permitió increpar a la ministra, sin filtro.
Convertido de esta manera en el vocero de la verdad, Echechopar se atrevió a expresar que “adentro de mi casa se dispararon 63 tiros (NdelaR: en realidad, muchos menos), me encantaría poner a Frederic ahí adentro. El que no lo pasó, por más que se quiera solidarizar, por más que se quiera poner al lado, por más que diga ‘yo te entiendo’, no. No entendés un carajo”. El actor fallido intentó de esta manera hacer pasar por buena su experiencia de baleado -le pegaron tres tiros a él y cuatro a su hijo Federico-, lo que se supone que le otorgaría la suficiente autoridad como para ser un experto en la seguridad.
A continuación, con su estilo de periodista que profundiza en los temas y que es capaz de llegar a conclusiones que demuestran su vasta formación filosófica, Echecopar le espetó a la ministra: “vení, Frederic, que te explico lo que pasó, a ver si seguimos discutiendo a dónde enchufamos las taser. En el orto las vamos a enchufar”. En este aserto en particular, quizás Echecopar dejó escapar algún deseo escondido, una conclusión que dejaremos librada a los especialistas.
Finalmente, subido al carro de la filosofía, Echecopar le solicitó, educadamente, por supuesto, a la ministra: “déjese de hablar pelotudeces atrás de un escritorio. Si tiene dignidad, renuncie y deje a la gente que sabe”.
Para el final, la historia nos legó una máxima pronunciada por el primer ministro francés Georges Clemenceau, que alegó que “la guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de los militares”. Aplicada a la seguridad con cierta lucidez, la aserción podría ser expresada como: “los tiros son demasiado letales para dejar la orden de fuego en la boca de los fusileros”.
Paralelamente, la ministra Frederic derogó el protocolo para el uso de arma de fuego legado por su antecesora en el cargo, Patricia Bullrich, que desembocó en la conocida como “doctrina Chocobar” y le dio punto final a la autorización para el uso de las pistolas Taser. También derogó el “Servicio Cívico Voluntario” y el programa “Ofensores en Trenes”, que permitían a los civiles inmiscuirse con los temas de la seguridad (quizás por eso Echecopar se sintió abandonado) y a las fuerzas de seguridad a pedir documentos por “portación de cara” en el transporte público.
Estos temas serán debatidos en los distintos niveles legislativos, políticos y de los expertos, no seguramente con la profundidad que le imprimió al tema Echecopar, pero todos intentarán acercarse a su expertise, seguramente.