Finalmente, el presidente ruso Vladimir Putin llegó tarde al homenaje a las víctimas del holocausto y la reunión pautada con Alberto Fernández en el museo Yad Vashem no se produjo. Son ya proverbiales las demoras de Putin en sus encuentros con mandatarios extranjeros. Ya hizo esperar en otras ocasiones a Donald Trump, al Papa Francisco y a Emmanuel Macron.
Putin llegó una hora tarde para sostener una breve conversación con Fernández -lo que se conoce como “diplomacia de a pie”-, sólo para conocerse y comenzar a desarrollar una relación para el futuro. De todos modos, más allá de las circunstancias, ambos presidentes se saludaron y conversaron brevemente. Luego, el mandatario ruso partió raudamente para reunirse con el premier palestino Mahmoud Abbas y luego regresar a Moscú.
La relación bilateral continuará por los carrilles habituales, aunque fuentes del Palacio San Martín no descartan que Fernández viaje a Moscú antes de fin de año.
Entretanto, Putin -que nació en San Petersburgo, la antigua Leningrado- colocó una ofrenda floral a los “heroicos defensores de Leningrado” y recordó el protagonismo del Ejército Rojo en la liberación de los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau, hace 75 años.
“Ningún documento, ninguna historia, ningún diario o noticiero puede mostrar lo que realmente la gente vivió”, afirmó Putin, comparando las grandes tragedias humanas que fueron tanto el sitio de Leningrado y el Holocausto.
“Para mí no son palabras sin sentido, lo conozco de primera mano, de lo que me contaron mis padres. Porque mi padre defendió su ciudad natal en el frente y mi madre estaba en la ciudad asediada con su hijo, que, de hecho, murió en el invierno de 1942. Fue enterrado en el cementerio memorial de Piskarióvskoye en San Petersburgo, entre miles y cientos de miles de otros ciudadanos”, relató el presidente ruso.
El monumento inaugurado por Putin y Netanyahu en Jerusalén honra a los judíos y a los soviéticos asesinados durante el sitio a Leningrado por parte del ejército nazi. La cantidad de muertos se estima que fluctúa entre 600.000 y un millón y medio de ciudadanos, que resistieron heroicamente el avance de las tropas alemanas durante 900 días, entre septiembre de 1941 y enero de 1944.
La Batalla de Leningrado fue, de alguna manera, un punto de inflexión en el curso de la Segunda Guerra Mundial -como se la denomina en Occidente- o la Gran Guerra Patria -como la conocen en Rusia-, ya que la permanencia de tres gigantescos ejércitos alemanes en la zona obligó a Hitler a desguarnecer otras zonas de Europa, lo que facilitó la penetración en Alemania de los ejércitos norteamericano e inglés.
Tanto Fernández como Putin están interesados en conversar, ya que existen acuerdos comerciales entre ambos países, que involucran la erección de alguna central nuclear, la construcción de un complejo agroindustrial en la zona mesopotámica y la participación de empresas rusas en la logística del petróleo.