Más que abrazo, manotazo

Más que abrazo, manotazo

La convocatoria a un abrazo a la Legislatura ideado por el Comité de Crisis ibarrista para el próximo martes por la tarde, cuando Ibarra esté promediando su declaración ante la Sala Juzgadora, será una de las últimas acciones públicas del Jefe de Gobierno suspendido en procura de que le restituyan el poder y los honores. La manifestación, que será paralela a la que realicen los familiares de las víctimas de Cromañón, preocupa a los encargados de la seguridad e incomoda a Jorge Telerman. Todos captan, sin embargo, que si se arriesga tanto es porque ya no quedan muchas jugadas más


El ibarrismo no se resigna a que destituyan a su jefe político y ahora organizó una movilización de asociaciones civiles para el día en que Aníbal Ibarra debe concurrir a la Legislatura porteña a escuchar los cargos que se le imputan. Es decir, para el martes 17 de enero.

La marcha, que consiste en un abrazo al edificio del Parlamento porteño, está orquestada por el "Comité de Crisis" que comandan Ibarra; el jefe de Gabinete, Raúl Fernández, y el secretario de Cultura, Gustavo López. Todo aquel que conoce algo de política sabe que, en más del noventa por ciento de los casos, las denominadas "autoconvocatorias espontáneas de vecinos" son sólo una ilusión. En este caso, las asociaciones "convocantes" son las mismas que participaron en la primera marcha de apoyo al jefe porteño, que se realizó poco después de su suspensión.

Ambas marchas tienen un mismo objetivo: evitar que sean los familiares de las víctimas los únicos que puedan ejercer presión sobre los diputados que deberán definir el proceso. Es que aún perduran en la retina de los ibarristas las imágenes de la sesión del pasado 10 de noviembre, que, por incidentes, pasó a cuarto intermedio. Cuando el 14 de noviembre la sesión se reanudó, la acusación alcanzó los 30 votos que no había logrado cuatro días antes.

¿Por qué Ibarra, en esa oportunidad, les dejó el campo libre a los familiares de las víctimas y qué cambió ahora?

En primer lugar, porque antes de la suspensión, creyó que podía lograr su objetivo a partir de tibios acuerdos políticos con el kirchnerismo y legisladores del macrismo "blando" (el bloque Juntos por Buenos Aires). Especulaba que el número iba a oscilar los 27 votos. Descuidó a los familiares y a la presión mediática. Conclusión: ningún legislador de la oposición se quiso "quemar" ante las cámaras votando a favor de Ibarra y encima, desde el kirchnerismo, el Chango Farías Gómez, aportó el voto 30 por un compromiso previo asumido con los familiares.

Hoy, en cambio, los operadores de Ibarra parten de la base de que, por el momento, no tienen los seis votos necesarios para salvar a su jefe. Sólo cuentan como tropa propia a Laura Moresi (FG) y al socialista Norberto La Porta, por lo que tienen, primero, que "anudar" a los tres diputados K (algo que todavía está verde) y después, conseguir un voto extra o una salvadora abstención. Para eso le apuntan principalmente a la radical independiente María Florencia Polimeni y la izquierdista progre Beatriz Baltroc. Y también, con menos esperanza, a Facundo Di Filippo y Guillermo Smith, del ARI. Durante la etapa acusatoria, Lilita Carrió les dio a sus diputados "libertad de conciencia". Y ahora permanece callada, por lo que, por ahora, la premisa sigue siendo la misma.

"Si dejamos que todo se resuelva sólo en la Legislatura, estamos en el horno", reconocen los operadores ibarristas fuera del grabador. En este contexto, cualquier tipo de manifestación pública que sirva para equilibrar un poco la balanza que favorece a los familiares es bienvenida para Ibarra, porque le permite respaldar no sólo a quien decida votar a su favor, sino también, a la alternativa de judicializar el proceso. Esta opción es el último recurso al que el jefe porteño quiere apelar aunque, cada vez más, parece ser su única salida para evitar la destitución.

En el mismo sentido de intentar llevar la cuestión más allá de las paredes de la Legislatura, el ibarrismo planeó la estrategia de tratar de involucrar a Mauricio Macri, a Lilita Carrió y al Gobierno nacional en la decisión de sus legisladores, para que paguen el eventual costo político de una destitución que, de producirse, intentarán mostrar como un "golpe institucional". Sin embargo, los colaboradores de Ibarra ya perdieron las esperanzas con Macri, que sigue con su política de "hacer la plancha" y no muerde el anzuelo de la provocación mediática. A su vez, con Kirchner, a los ibarristas no les queda otra alternativa que aceptar el "apoyo sin compromiso público" que les plantearon desde la Rosada. Y después, está Lilita y su prédica de libertad de conciencia.

"Bajo el término de libertad de conciencia se da una situación en la que los líderes distritales no opinan", señala a este medio un operador ibarrista-. Por eso, no podemos dejar que la libertad de conciencia se vea coartada por la presión de los familiares. No es que queramos llevar adelante una presión alternativa", se apura a aclarar. Siguiendo ese plan, las organizaciones que harán la marcha llevarán adelante la consigna: "verdad y justicia sin presiones" o "verdad y justicia sin linchamiento".

ESCENARIO PELIGROSO

El 17, Ibarra irá a la Legislatura a la mañana y, según se anticipó, además de escuchar los cargos impugnaría el proceso arguyendo vicios en la votación de la acusación. Tal como adelantó NOTICIAS URBANAS el 7 de diciembre, la argumentación del jefe porteño se basa en que había dos despachos acusatorios, uno de mayoría y otro de minoría, pero que no fueron votados al decidirse la acusación, que se alcanzó con 30 votos. Ibarra considera que si se hubieran votado, no se habrían alcanzado los 30 votos acusatorios, ya que un dictamen le habría "robado" votos al otro.

La manifestación en apoyo a Ibarra para las seis de la tarde. La intención de los familiares, por su parte, es la de montar vigilia del lunes 16 al martes 17 y permanecer cerca de la Legislatura durante toda la semana. Por lo que el cruce entre ambos grupos sería inevitable, a menos que los familiares decidan retirarse momentáneamente del lugar.

Se sabe que un escenario de incidentes suele perjudicar a quien detenta el poder. Ésa es otra de las razones por las que Ibarra no apeló a movilizaciones masivas antes de su suspensión. Ahora, que busca retomar el mando, se atreve a correr otros riesgos.

– ¿Y Telerman qué piensa al respecto?- inquirió NU en el entorno ibarrista.
– No le queda otro remedio que acompañar y poner su mayor esmero en la seguridad, aunque íntimamente, quizás putée por la situación- fue la respuesta recibida.

Aunque los familiares también quieren "evitar todo tipo de roces para que Ibarra no se victimice" -así lo expresó José Iglesias a NOTICIAS URBANAS este jueves- la hipótesis de que la situación se desmadre está más que latente. Igualmente, Ibarra decidió seguir adelante. Y esto es por una sola causa: porque no le queda otra.

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