La última carta

La última carta

Oyarbide decidió cerrar la instrucción luego de que una de las defensas insistiera con chequear la veracidad de la comunicación que motorizó la causa. Ahora, esta defensa se juega a que una instancia judicial superior ordene ampliar las pruebas.


A dos semanas del pedido de elevación a juicio de la denominada causa de las escuchas que incrimina al Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, Noticias Urbanas pudo conocer que una de las defensas había realizado inmediatamente previo al cierre de la instrucción una nueva presentación tendiente a esclarecer la veracidad de la llamada a la hija de Sergio Burstein que disparó el inicio de la causa.

?El juzgado en lo Criminal y Correccional Federal Nº 7 que conduce Norberto Oyarbide nunca había esclarecido, justamente, esta llamada?, señalan en off the record ante Noticias Urbanas, dejando entrever un posible giro en el caso. Sin esa comunicación, la causa en la que también se imputa al exministro de Educación de la Ciudad, Mariano Narodowski; al exjefe de la Policía Metropolitana, Jorge ?el Fino? Palacios, y a Ciro Gerardo James no hubiese existido.

La empresa Telefónica de Argentina presentó, a pedido de las defensas, un listado en el cual la llamada no estaría registrada. Inmediatamente, Oyarbide cerró la instrucción. ?Tras un año sin tomar medidas relevantes, ahora resuelve que no se pueden incorporar más pruebas?, señala la misma fuente. La carta que se juega esta defensa es lograr que una instancia judicial superior ordene una ampliación de prueba.

?Esto no quiere decir que el tema del espionaje caiga por tierra, de ninguna manera. Pero hay cosas armadas, irregularidades, cuestiones muy mal resueltas?, confía esta defensa a NU. Desde ese lugar, se quejan de la línea investigativa encarada por el juez, que en ocasiones previas se negó a prestarle atención, precisamente, al tema de la llamada inicial, y hasta se reservan un párrafo para la comisión investigadora que actuó en el seno de la Legislatura porteña: ?Era un corso de gente que iba a twittear y a ver quién hacía el comentario más ampuloso?.

Este medio, además, pudo conocer que solamente se mantendrían las querellas del cuñado de Macri, Néstor Leonardo, la de Castex y la de Sergio Burstein.

EL HUEVO DE LA SERPIENTE

Cuando Macri ni siquiera imaginaba que una causa por escuchas ilegales podía poner bajo amenaza sus aspiraciones presidenciales, los legisladores Cristian Ritondo y Daniel Amoroso (antes de que este último se uniera a las lides de Francisco de Narváez) tenían listo un proyecto para crear la Dirección de Inteligencia Criminal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Para ambos ediles, la idea pasaba por interceptar redes delictivas y detectarlas in fraganti, pero desde sectores opositores al Pro aseguran aún hoy que, bajo el manto de una unidad para prevención del delito, se escudaba la intención de legitimar un sistema de investigación ilegal. Dentro del proyecto original se establecía claramente que, de entrar en funciones, la dirección estaría facultada para obtener y reunir información referida a las actividades criminales, planificar y ejecutar las actividades de obtención y análisis de información para la producción de inteligencia criminal y, al mismo tiempo, ejecutar tareas de contrainteligencia ante toda persona o accionar que, a su juicio, ponga en peligro la seguridad porteña.

En marzo de 2008, a tres meses de la asunción de Mauricio Macri, se anunció la creación de la nueva fuerza y, paralelamente, un instituto de formación para capacitar a los futuros agentes. La idea inicial era que los primeros 1.000 egresados salieran a la calle a fines de 2009 ?para colaborar con la Policía Federal? en la prestación del servicio de seguridad a los vecinos de la Capital. El 28 de octubre de ese mismo año, la Legislatura aprobó la creación de la nueva policía con las manos en alto del kirchnerismo. Votaron en contra la Coalición Cívica y Nueva Izquierda.

En menos de 15 días, vía internet, comenzó el reclutamiento de los futuros agentes y se presentó en sociedad la insignia de la Policía Metropolitana. Además, el presupuesto de Justicia y Seguridad porteña se aumentó un 12 por ciento. El ministro de esa cartera, Guillermo Montenegro, dijo a los legisladores que destinaría 50 millones de pesos a la nueva policía de la Ciudad,

El 3 de julio, cuando se oficializó el anuncio de que el policía federal Jorge Alberto ?el Fino? Palacios estaría al frente de la policía que se estrenaba, comenzaron los cuestionamientos. Palacios, exsuperintendente de Investigaciones de la Federal, tenía sombras en su legajo: una escucha telefónica que lo relacionaba con un acusado en el secuestro y posterior asesinato de Axel Blumberg y una imputación en la causa AMIA.

Mediáticamente, los familiares de quienes murieron en la explosión de la AMIA fueron quienes más presionaron para que el Fino dejara su cargo. Hicieron de eso su causa común.

En ese contexto, un desconocido advierte en una llamada anónima, el 22 de septiembre a las 20.08, a la hija de Burstein que el Fino Palacios le estaba pinchando el teléfono. Burstein y Palacios son enemigos en la interna de la investigación de la AMIA. Glenda Burstein levantó el tubo cuando una voz masculina le alertó: ?El teléfono de tu viejo que termina en 3107 lo tiene pinchado el Fino Palacios?.

Una hora después del enigmático llamado, Dora Beatriz Viotti, madre de Glenda, se comunicó con la Comisaría 11ª de la Policía Federal para hacer la denuncia de lo que había ocurrido. Minutos más tarde un patrullero llegaba a su casa. El caso cayó en el juzgado de turno, a cargo de Norberto Oyarbide. En ese momento el padre de Glenda, titular de la asociación Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA, Sergio Burstein, se encontraba junto a la presidenta Cristina Fernández en Nueva York. El Gobierno argentino iba a reafirmar posición en la asamblea de Naciones Unidas respecto a las responsabilidades del Estado iraní en la voladura de la sede de la mutual judía.

Oyarbide arresta días después al oficial de investigaciones de la Federal ?y aspirante a ingresar en la Metropoliana que dirigía Palacios? Ciro Gerardo James, argumentando que con una orden de un juez de Misiones había logrado pinchar los teléfonos de Burstein. Además, detiene a Palacios y lo acusa de encabezar una asociación ilícita para interferir los teléfonos de Burstein y del cuñado de Macri, entre otros.

?Que un patrullero haya ido hasta la misma casa de Burstein para tomar la denuncia y que Oyarbide jamás haya profundizado la investigación en torno a esa supuesta llamada es algo que, por lo menos, genera suspicacias?, señalan cuidadosos desde una de las defensas.

Y en el mismo sentido agregan que, ?mientras había que investigar, no se hacía, y dos personas pasaban sus días en Marcos Paz?. Algunos prefieren hablar de que desde la comisaría se conmovieron ante la denuncia y que del mismo modo actuó el juez. Una suerte de visión ?caritativa?, ironiza una fuente con pleno acceso al expediente.

Como bien decía el estratega chino Sun Tzu en El arte de la guerra, ?cuando la justicia y la caridad flotan en el aire, la mayoría saca partido de la situación. Para ellos, la caridad y la justicia son trampas, de tal forma que pronto estas virtudes quedan asociadas al fraude y la hipocresía. Entonces todo el mundo empieza a dudar de la verdad de las distintas situaciones y en ese momento empiezan los problemas?.

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