El jefe de la Ciudad Aníbal Ibarra y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Roberto Bendini, asistieron hoy a un ensayo de microimplosión en la ex cárcel de Caseros, en cuyo predio el Gobierno porteño planea construir un área comercial, una escuela, una plaza y viviendas.
En el ensayo, del que también participó el secretario de Obras Públicas Abel Fatala, se realizó la voladura de la columna principal para que los técnicos puedan hacer sus evaluaciones y analizar los resultados.
El Gobierno porteño firmó un convenio con el Ejército Argentino para la demolición total, por sistema de implosión, del edificio de la ex Cárcel de Caseros. El convenio establece que el Ejército se hará cargo de la demolición, el retiro de los escombros y la nivelación del terreno. Con todo, se trata de una demolición delicada, dado la cercanía del ex penal con hospitales públicos que rodean la zona.
A raíz de las objeciones que hubo en su momento sobre la demolición -cerca de Caseros están, entre otros los hospitales Muñiz y Garrahan-, Ibarra dijo ahora que "no se pondrá en juego la seguridad de los vecinos, por eso se hará cumpliendo con todas las normas de seguridad".
Atendiendo a estas cuestiones de seguridad, la implosión se hará en tres etapas, y aún no tiene fecha de ejecución. En el predio que quedará libre, el Gobierno de Ibarra planea levantar un área comercial, con una escuela, viviendas y una plaza.
Con todo, Ibarra pisó hoy el freno. "No vamos a apurar las cosas, si eso significa poner en riesgo la seguridad de los vecinos".
Delante de Ibarra y Bendini, los especialistas brindaron este martes una explicación técnica del modo de implosión que se utilizará para la demolición del edificio.
