"Hay que ganar la calle, hay que volver a la mística de la militancia, hay que juntarse otra vez para hablar de política", afirmó en la noche del martes el secretario de Seguridad, Juan Carlos López, en su alocución ante un auditorio de funcionarios de gobierno, desde directores generales hasta secretarios de estado que se juntaron puntualmente a las 8:30 horas a comer unos sandwiches de chorizo, lomitos y brochettes en el Parrillón de Libertador en Palermo.
El ibarrismo tiene históricamente dos cabezas por debajo del jefe Aníbal: su hermana, la senadora Vilma Ibarra y el jefe de Gabinete, el colorado Raúl Fernández. Dicen quienes conocen a fondo la estructura del poder del gobierno que allí sólo hay lugar para dos, pero López salió a desafiar la ley de gravedad.
Y lo pensó "apostando a nuclear lo que no se acumula por ninguno de los dos armados", aunque por lo visto, al menos en las dos reuniones realizadas hasta el momento, el espacio se sitúa notoriamente más cerca a los referentes del vilmismo. Esto tiene su génesis en la estrecha relación de la senadora Ibarra con el kichnerismo del distrito, que vive en continuo conflicto con la mayoría del ibarrismo. López es casi el único referente respetado en el Frente Grande que podría retener la tropa que no adhiere al seguidismo de Alberto Fernández. Además es un hombre de prestigio que proviene del ámbito jurídico, siendo muy joven llegó a ser el secretario del célebre juicio a las juntas militares y más tarde Fiscal Federal de Morón, un departamento judicial de varios millones de habitantes.
"No nos reunimos hoy para enfrentar a nadie sino todo lo contrario, queremos volver a tener ese espacio de discusión, y de contención que hoy nos falta, dejar de pensar en chiquito, y crecer en serio hacia el futuro" prosiguió el ex Procurador de la Ciudad.
En el coloquio general, tomó la palabra la senadora Vilma Ibarra -a quien no esperaban ver muchos de los asitentes al mitin -, quien tuvo dos intervenciones en la noche, llamó también a recuperar esa mística perdida, esa voluntad de poder que se necesita si se quiere cambiar algo en beneficio de la gente, "la política se hace desde la calle y de los ámbitos políticos y no desde los medios", declaró enfáticamente la senadora porteña, para luego agregar, "no nos interesa pelear la chiquita, no nos interesa pelear por un diputado o ver si podemos esconder a alguno de los nuestros en alguna lista, sino acompañar al Gobierno nacional pero con nuestra propia identidad e ideas".
Entre los asistentes se destacaban el secretario de Salud, Alfredo Stern; Felipe Nougués, Lía María, Marcelo Antuña y Fabiana Fizbin. El presidente de la Corporación del Sur, el ex ministro Enrique Rodriguez, subrayó que "Aníbal Ibarra es un dirigente nacional que excede el espacio de la Ciudad" y que tiene en su foja política el haber derrotado dos veces a la derecha en Buenos Aires.
Luego lo siguieron distintos disertantes, algunos plantearon con más énfasis que otros la necesidad de seguir las políticas del Gobieno nacional, otros llegaron al paroxismo de hablar del discurso del presidente ante la ONU, y Jorge Giberti planteó firmar el certificado de defunción del Frente Grande.
José Luis Calvo le contestó que la alternativa era el debate, discutir las herramientas en la construcción antes que hablar de defunciones. El ex diputado Daniel Bravo manifestó que, para pensar en el 2007, hay que pasar por el 2005, "y sin mística, sin trabajo militante no va a ser fácil, no hay nueva ni vieja política, la política no sirve si no está al servicio de la gente", expresó el dirigente radical.
Para cerrar definitivamente el debate, el anfitrión Juan Carlos López, llamó a aprovechar la sinergia, convocó a sumar esfuerzos y experiencias, y prometió convocar a todos para "que nadie se sienta excluido de la discusión, que nadie tenga que pedir permiso para asistir, que si bien hay contornos o bordes ideológicos hay que hablar a tranqueras abiertas…"