Se mueve, se mueve. No es un ritmo bailable de moda, es lo que está sucediendo en el peronismo. Noticias Urbanas adelantó la intención de los tres dirigentes, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y Florencio Randazzo, que fueron separados en la última elección en la Provincia de Buenos Aires, de unirse. No es fácil, pero las primeras movidas ya comenzaron.
El peronismo tiene varios problemas políticos en su relacionamiento con la gente pero goza de una fuerte identidad. Más allá del tema de la división, tampoco hay candidatos potables a la gobernación bonaerense y mucho menos a la Presidencia para el 2019.
La falta de candidatos de peso para enfrentar a la muy buen posicionada María Eugenia Vidal abrió un debate interno profundo al que se sumó una preocupación alarmante ante una nueva derrota.
“Realmente estamos complicados, no tenemos postulantes en la Provincia y esa elección influye en la nacional. Si querés la presidencial, tenés que ganar la gobernación y hasta ahora no tenemos a nadie que le pueda dar pelea a Vidal”, le dijo a NU un importante político del peronismo bonaerense.
Ese vacío de candidatos lanzó la posibilidad de que Cristina compitiera por la gobernación. Algo que fue rechazado de plano por sus allegados más cercanos. El núcleo duro que se reúne en el Instituto Patria.
Como si todo eso fuera poco, los intendentes peronistas del interior se declararon en guerra contra el actual presidente del PJ bonaerense e intendente de Merlo, Gustavo Ménendez, y el intendente de Lomás de Zamora, Martín Insaurralde, al acusar al partido de conurbanizarse y decidieron pedir una reunión con Vidal.
Tampoco hay candidatos fuertes a la presidencia. Los gobernadores -el grupo más duro contra Cristina- tampoco salieron bien parados de la elección de octubre. Aunque todavía se baraja la posibilidad de lanzar las candidaturas del salteño, Juan Manuel Urtubey; la del sanjuanino Sergio Uñac (el único de los tres que ganó) y la del cordobés, Juan Schiaretti.
Frente a esa panorama la estrategia se endurece: la guerra contra Macri debe ser total y debe llegar lo más golpeado posible al 2019. No hay que darle tregua.
Noticias Urbanas accedió a la estrategia que el kirchnerismo podría impulsar con fuerza en el exterior para perjudicar a Macri en su intento reeleccionario en el 2019. La idea, para que no pueda financiar su campaña, es comenzar a instalar en los mercados internacionales que el kirchnerismo (a lo que se deberían sumar otros peronistas) investigará antes y después de la elección toda la plata que pidió la Argentina a los diversos bancos y organismos internacionales y los que estén flojos de papeles, no se pagarán.
En principio para darle forma a la idea, es que ya formaron una comisión que investiga la deuda adquirida por Macri para estudiarla en detalle. A eso le sumarán una acción similar desde las dos cámaras en el Congreso de la Nación desde donde podrían ya empezar a darle visibilidad a esta herramienta de poder y hacerla trascender a los mercados y al resto del arco político.
Los K agitan un fantasma: el famoso default declarado por el efímero presidente Adolfo Rodríguez Saá en el 2001. “Todos saben como terminó esa historia, los acreedores terminaron cobrando a los premios”, le recordó a este medio un diputado que estuvo en aquella histórica sesión.
Los efectos de esa movida y de esa acción pueden impredecibles. A pesar de eso, el kirchnerismo está decidido a ir a fondo. Igual ya está acostumbrado a que nadie le preste fondos.
