La Argentina es un país bastante complicado cuando las variables crónicas de su sub desarrollo se alinean, se potencian y lo muestran tal cual es. Es cierto que hubo determinados saltos y slaloms sociales a través de su historia reciente que le brindaron cierta alternancia, aunque la realidad se empecina por mostrarse como de muy difícil solución por los males estructurales que tenemos.
La vicepresidenta de los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner es una las personas que a la hora de diagramar un sistema de país tiene claro qué botones tocar en simultáneo para llegar a ese destino, que a uno le pueden gustar o no, pero es el que ella elige y va. Y la nombramos a ella, porque es una de las pocas –algunos sugieren que la única- personas que tienen claro cómo se llega a determinados lugares.
El Presidente Alberto Fernández no tiene los 8 años de experiencia en el cargo que tiene su vice, posee además otras convicciones respecto de cómo le gustaría insertarse en el mundo y a través de qué acuerdos y con quiénes. La política internacional como definía el General Juan Domingo Perón, es la única política, y es la que termina definiendo el tablero interno, más temprano que tarde. En ese ida y vuelta Alberto y Cristina discuten los pasos tácticos y estratégicos que tomará nuestro país de cara a la nueva realidad mundial.
Este miércoles es 24 de marzo y en todo el país transitamos por un día de reflexión acerca de la tragedia de lo que sucedió en el siglo pasado con la experiencia del terrorismo de Estado en la cual la sociedad argentina mayoritariamente ya tomó partido, que se pueden resumir en tres palabras: memoria, verdad y justicia.
La Argentina, tanto por sus decisiones económicas como por sus políticas, está reformateando su presencia en la región y en el mundo. Éste también se está realineando multilateralmente y generando espacios y socios. La llegada de las vacunas y su distribución picaron en punta, pero detrás vienen otros temas. Veremos qué nos depara este año. Del tema electoral hablaremos la próxima vez.
En esos siete años de dictadura nació como acompañante de la economía nacional un aditamento nuevo que nos nubla la visión, nos recorta los caminos y complica el día a día y, lamentablemente, a pesar de tantos esfuerzos, nos acompaña hasta ahora y es el flagelo de la deuda externa. La misma que se contrae con los más diversos organismos, llámese Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Club de Paris, Bonistas Buitres asociados, bancos y empresas privadas, etc.
Al ministro de Economía de la Nación le acaba de ir muy mal en su mini gira norteamericana, en la que sólo obtuvo un diálogo sin mucha sustancia con Kristalina Georgieva, la presidenta del FMI. Hubo sólo un aumento en los Derechos de Giro del organismo, que se distribuye entre sus principales accionistas, que podría aportar en el segundo semestre algún dinero fresco a las debilitadas arcas argentinas. Igual, el resultado del viaje no sorprendió a nadie, ya que el fracaso del mismo era un secreto a voces y solamente se puede rescatar que el que avisa no traiciona. Argentina no va a arreglar con el FMI antes de las elecciones locales. Y después, se verá qué pasa…
Cristina, justo este 24, colgó una frase que tiene bastante que ver con esta dificultad que seguramente conoce perfecto por haber estado al comando de la Nación durante dos períodos. La vicepresidenta se refirió a un “acuerdo mínimo entre el oficialismo y la oposición para fijar una posición frente a cuestiones estructurales como el endeudamiento externo y la economía bimonetaria, ya que va a ser muy difícil, si no imposible gobernar la Argentina”.
“No podemos pagar la deuda porque no tenemos plata” siguió vehemente Cristina ante un puñado de seguidores en Las Flores, mientras Alberto Fernández desde Olivos, en una videoconferencia con el Presidente del Banco Mundial aseguraba que nuestro país iba a honrar todos sus compromisos (con un crecimiento armónico y equitativo) y recordó que cuando era jefe de Gabinete hubo superávit fiscal.
Argentina también este 24 de marzo oficializó su salida del Grupo de Lima (cuyo principal y único tema es la situación en Venezuela), justo en vísperas de la reanudación regional de las conversaciones del Mercosur, que se realizarán este viernes con sede virtual en Buenos Aires para festejar sus treinta años. Allí llegará la primera devolución regional de lo que puede significar este hecho para la Argentina.
Entre el Banco Mundial y sus desembolsos en 2021 y la posibilidad de que el FMI -por lo dicho anteriormente- pueda aportar 4.500 millones de dólares después de junio y el no pago de los vencimientos anuales -que serán diferidos- la Argentina tendría parte de su déficit anual solucionado, a pesar de todo.
La economía interna es hoy la principal preocupación para la gente y también para el gobierno, junto con la pandemia y la vacunación. Se vienen momentos difíciles, con un crecimiento de alrededor del siete por ciento, pero sobre un piso muy bajo.
La Argentina, tanto por sus decisiones económicas como por sus políticas, está reformateando su presencia en la región y en el mundo. Éste también se está realineando multilateralmente y generando nuevos espacios y socios. La llegada de las vacunas y su distribución picaron en punta, pero detrás vienen otros temas. Veremos qué nos depara este año. Del tema electoral hablaremos la próxima vez.