En el Campo de Golf ahora van a jugar a la guerra

En el Campo de Golf ahora van a jugar a la guerra

El presidente de la Asociación Civil Golf Club Lagos de Palermo, Jaime Horowitz, que viene sosteniendo un largo conflicto con las autoridades de la Dirección de Deportes, manifestó que hay en la cancha ocho "greens" inutilizados "porque no hay mantenimiento ni se siembre césped". Sabedor de que la Procuración está a punto de emitir un dictamen por el que se les quitaría el manejo de una parte de las líneas de juego -según fuentes de la Dirección de Deportes, el dictamen ya está elaborado-, Horowitz contraatacó, asegurando que "vamos a ir a la Justicia"


Sobre el centenario Campo Municipal de Golf, que está situado en el Parque Tres de Febrero, se creó el Club de Golf, en 1966, que cumplía las funciones de cooperadora. Había entonces en el lugar dos oficinas, una del club y la otra, de la Municipalidad de Buenos Aires. El dinero que recaudaba la cooperadora quedaba íntegramente para las arcas municipales.

Esta situación se mantuvo hasta el año 1991, cuando el entonces intendente Carlos Grosso convocó a una licitación que proponía inclusive la construcción de un hotel de cinco estrellas. La licitación fue ganada por Asesores Empresarios Sociedad Anónima (AESA), cuya cabeza visible era Osvaldo Diéguez.

En manos de Diéguez, el Campo Municipal de Golf no hizo otra cosa que deteriorarse hasta límites intolerables. Al mismo tiempo que el municipio le entregó el campo a AESA, la cooperadora le tuvo que entregar su bienes al Estado porteño. Fue así que se le entregaron cortadoras de césped, bordeadoras y otras maquinarias, que fueron deteriorándose con el paso del tiempo, hasta quedar inutilizadas.

Al desaparecer la cooperadora, sus antiguos integrantes crearon la Asociación Civil sin fines de lucro "Golf Club Lagos de Palermo". En 1997, mientras tanto, cuando asumió como jefe de Gobierno Fernando de la Rúa, que declaró extinguido el vínculo de AESA con el Campo de Golf. De la Rúa designó como interventor a Juan José Bergaglio, que era en ese entonces el presidente del otro campo de golf que hay en la Ciudad, que está situado en Villa Lugano.

Bergaglio expulsó del lugar a los miembros de la Asociación Civil "Golf Club Lagos de Palermo", que recurrió a la Justicia con una medida cautelar, que fue aceptada. En las negociaciones posteriores con el interventor, los miembros de la Asociación le propusieron pagar un canon de 75 mil pesos mensuales.

Para llegar a esta cifra, debieron aumentar la cuota de sus asociados en un 50 por ciento, por lo que pasaron a abonar 120 pesos por mes -antes abonaban 80 pesos. De todos modos, cada vez que usaban la cancha -sólo los miércoles, sábados, domingos y feriados, hasta las 13- debían abonar ocho pesos adicionales. En 1997, cuando el convenio se firmó, la Asociación tenía 900 socios, de los que hoy quedan 380.

En el convenio que firmó la Asociación con Bergaglio, figuraba una cláusula en la que se establecía que cuando cesaba la intervención caían la cuota y el convenio. El 15 de mayo de 2001, Bergaglio dejó de ser el interventor, por lo que se inició una negociación con los nuevos integrantes de la Dirección de Deportes, que encabezaba -aún lo hace- Waldo Kantor.

La Asociación les propuso a las autoridades bajar el canon a 40 mil pesos por mes y dejar de abonar el derecho de salida. Durante cuatro meses, depositaron ese monto en la propia ventanilla del Estado porteño que está en el Campo de Golf. "En noviembre -relata Jaime Horowitz, presidente actual de la Asociación- el Gobierno echó a 14 empleados del Campo y nosotros los apoyamos. Desde ese momento, el diálogo con la Dirección de Deportes se cortó, e inclusive no nos aceptaron más el dinero que depositábamos".

"De los 18 ‘greens’ que posee la cancha -agrega el directivo de la Asociación-, la semana pasada había ocho que estaban inutilizados, porque no hay mantenimiento ni se siembra césped".

"Ahora sabemos -dice Horowitz- que de la Dirección de Deportes le enviaron el convenio anterior, el que firmamos con Bergaglio, a la Procuración, para que ésta dictamine sobre su eventual validez. Si dictaminara en contra nuestra, vamos a ir a la Justicia".

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