Mucho se habló de lo que se dijo en el debate entre Elisa Carrió, Mauricio Macri y Rafael Bielsa. Pero los discursos de los candidatos tienen otra dimensión de análisis que, en términos de impacto comunicacional, es tanto -o quizás- más importante: la que tiene que ver con la manera en que los políticos comunicaron sus ideas. En diálogo con NOTICIAS URBANAS, el subsecretario de Comunicación de la Ciudad, Daniel Rosso, dio su punto de vista sobre el debate desde el plano que los semiólogos denominan "de la enunciación". Y dejó estas ideas.
Daniel Rosso: – Me llamó la atención que tanto Lilita como Bielsa, pero sobre este último, incorporaron a Macri de modo gestual a la clase política. Bielsa tuvo con él una actitud de camaradería, hasta lo llamó "Mauri". Fue por momentos cálido, afectivo. Lilita un poco menos, pero también lo trató amistosamente. Actuar así les dificultó después el discurso descalificatorio. Es muy difícil que uno pueda acusar a alguien de querer meter presos a los cartoneros y a los manifestantes, tratándolo con una sonrisa. Hubo una crisis entre el discurso gestual y el discurso verbal.
NOTICIAS URBANAS: – Algo muy diferente de lo que pasó en el debate de 2003 entre Ibarra y Macri…
DR: – Claro. En la lógica del debate anterior, con Ibarra se decidió que en la puesta en escena, su relación con Macri tenía que ser de grado cero, porque lo íbamos a descalificar. Gestualmente había que ponerle una barrera a su ingreso a la clase política. Esto es algo que ni Bielsa ni Lilita hicieron en esta oportunidad.
NU: – ¿Esto puede llevar al público a pensar que todos los políticos son iguales?
DR: – Absolutamente. Los que trabajamos en comunicación al lado de políticos tenemos la tarea de dotar de verosimilitud sus discursos. Si vos ponés en contradicción el discurso verbal con el gestual, lo que vas a conseguir es que la sociedad diga que los políticos mienten, ya sea cuando hablan o cuando se besan, porque vos no besás a alguien al que le tenés bronca. O el beso es falso, o es falso lo que dijiste del otro.
NU: – Más allá de esto, ¿cómo vio desenvolverse a cada candidato?
DR: – Macri está más plástico, más corporal. Cuando discutió con Aníbal (Ibarra) era una cabeza que hablaba, estaba sin cuerpo, sus ademanes eran toscos. Ahora se mueve de una manera más parecida a un actor. Bielsa, por el contrario, es alguien que no termina de desplegar una singularidad. Su personaje no es nítido. Estuvo demasiado ajustado a su texto, más que Macri. Se notaba que lo había memorizado y lo estaba repitiendo.
NU: – ¿Y Carrió?
DR: – A Lilita no se le nota el texto nunca. Es muy teatral, su discurso tiene muchos pliegues, tiene humor, puede ser emotiva, puede ser intelectual, o puede ser la señora de la casa. Usa todos los registros. Pero yo le marcaría algunas cosas. Por ejemplo, se nota muchas veces en su modo de mirar, en cómo levanta las cejas, que disfruta con lo que dice. Se ufana con ella misma.
NU: – ¿Le parece que sobreactúa?
DR: – Sí, un poco. Lo que queda claro, es que, comunicacionalmente hablando, no hay un emergente político a la altura de Ibarra. Yo, en ese sentido, soy el tipo que menos trabajo tiene.