Con los votos a favor de doce radicales (todos menos Jorge Enríquez), ocho peronistas (Guillermo Oliveri, Jorge Argüello, Eduardo Valdés, Alicia Pierini, Alberto Fernández, Julio Vitobelllo, Silvia Gottero y Alba González), los cuatro del Frente Grande, tres del Interbloque (todos menos Marta Talotti), de Pablo Caulier y Marta Oyhanarte (ambos de ByPP) y de los monobloques filo oficialistas de Carlos Campolongo y Juliana Marino, el jefe de Gobierno logró sortear con éxito su último escollo del 2002, antes de viajar a Brasil a ver la asunción de su amigo Lula.
Las leyes, que fueron discutidas por los bloques y diputados en particular hasta último momento, fueron juntadas en un mismo "paquete", pero fue áspera la de los Bonos Tango, que terminó aprobándose por 34 votos a 16 con seis abstenciones. El belicismo, el macrismo y la izquierda opusieron una tenaz resistencia que finalmente no les alcanzó.
Julio Crespo Campos, un habitué de los arreglos con el oficialismo, esta vez quedó afuera del consenso alcanzado y eso lo puso un tanto exaltado. Arremetió con virulencia contra Marcelo Vensentini (FG) y contra el Bloque Justicialista, aprovechando que éste había votado partido. Pero la maniobra no le salió, ya que Lucila "Pimpi" Colombo (contraria como él al acuerdo) le contestó con altura, en relación con las discrepancias internas, que "unos creían que era bueno lo que se había alcanzado en la negociación y otros que no, pero que no iba a soportar sospechas".
Se creó para la continuidad de este tema una Comisión de Control de Seguimiento de la reestructuración de la deuda externa de la Ciudad, a propuesta de los diputados socialistas, liderados por Raúl Puy. De esta manera, explicó Puy, "el Poder Ejecutivo de la Ciudad deberá informar permanentemente de toda circunstancia que se produzca en el desenvolvimiento de la negociación, ejerciendo el Poder Legislativo la función de contralor que les corresponde a los representantes del pueblo".
Mucho tuvieron que batallar Laura Moresi y Marcelo Vensentini (FG) para acordar con el resto de los 22 bloques la sanción de "la ley de leyes", como se le llama al presupuesto anual y quebrar la férrea resistencia que opuso el macrismo a la renegociación de la deuda externa. Juan Pablo Schiavi en persona, jefe de campaña de Macri, intentó hasta último momento cerrar el trabajo de disuasión que Rodrigo Herrera Bravo y Ramiro Tagliaferro habían comenzado hace ya un mes. Oscar Moscariello (PDP), Irene López de Castro (ByPP) y "Pacho" O’Donnell (PJ) acompañaron la negativa.
También tomaron ese camino Miguel Doy y Enrique Rodríguez (ambos de Forja 2001). Afirmaron que el presupuesto votado era la continuación de un presupuesto liberal en lugar de ser uno acorde a tiempos de crisis. A su vez, Santiago De Estrada (PJ) se inclinó por la abstención.
Por su parte, el legislador Atilio Alimena (PD) se opuso a la sanción de los proyectos de Ley Tarifaria y de Presupuesto y se abstuvo con respecto a la renegociación de los Bonos Tango. Al referirse al presupuesto, Alimena afirmó que el proyecto "resulta totalmente inútil e inconducente ya que existe una superposición de partidas de distintas secretarías y asignaciones que terminan perjudicando áreas como Obras Públicas y Vivienda, motor para el desarrollo económico y social".
La izquierda denunció los "acuerdos espúreos de siempre" entre los diputados y el oficialismo y la falta de información con la que se manejó el tratamiento del presupuesto. "Fuí de florero", graficó Vilma Ripoll, de Izquierda Unida, ya que "poco y nada de lo que aprobaron tiene que ver con lo que discutimos este último mes en las reuniones de presupuesto". "Las partidas de locación de servicios son una vergüenza, las aumentan todo el tiempo y nadie sabe adónde van a a parar", sentenció la diputada en alusión al personal contratado. Hay que destacar que Vilma Ripoll (IU) y Alexis Latendorf (Piquete Socialista) se quedaron hasta las ocho y media de la mañana a pesar de estar en contra, dando batalla en todos los temas.
Roy Cortina, del recientemente unificado Partido Socialista, aclaró que su voto negativo tuvo su origen en que "Ibarra, luego de no hacer nada para la gestión, ahora pretende la reelección con un plan de obra pública (con eje en los subtes) para lo cuál renegociará en pésimas condiciones la deuda de la Ciudad y aumentará los impuestos para tener el dinero necesario". El resto de los socialistas (3 más) acompañó la postura de Ibarra, ya que al no tener dos tercios en la Junta, los diputados de la rosa quedaron en libertad de conciencia.
La ley Tarifaria y el Código Fiscal fueron directamente redactados en el recinto ya que se había llegado su debate sin acuerdo en varios temas, los cuales están especificados por separado en otra nota relacionada.
La nota graciosa de la noche fue que, aprovechando que al diputado Eduardo Valdés lo traicionó por segundos el sueño, una compañera de bancada aprovechó para quitarle los zapatos y esconderlos. Valdés acusó a Jorge Argüello por la tropelía hasta desatar su furia. Luego quiso ir al toilette pero no pudo porque estaba descalzo. Finalmente, tras media hora de "joda", los zapatos secuestrados volvieron a su dueño.
Volviendo al presupuesto, el diputado oficialista e integrante de dicha Comisión, Marcelo Vensentini, consideró a la ley aprobada como un "presupuesto equilibrado, basado en la ley de déficit cero, que apunta la mayoría del gasto a las políticas sociales y a reanudar obras públicas".
Asimismo, del proyecto de presupuesto original, donde se preveía un fuerte aumento en obra pública y en la publicidad de estas acciones, consideradas como maniobras electorales por la oposición, se terminó aprobando también un aumento de las partidas en los sectores de salud, educación y acción social, considerado insuficiente por sectores de la oposición.