“Los Kirchner son mucho mejores bajo presión"

“Los Kirchner son mucho mejores bajo presión"

Señala una vertiginosa caída del macrismo pero advierte que no sólo esta fuerza está en crisis, sino que también lo está el progresismo, que no logra superar sus diferencias. Y habla del Gobierno nacional, de lo que se hizo y lo que aún falta.


Filósofo y ensayista, junto a Horacio González ?hoy director de la Biblioteca Nacional? y el fallecido Nicolás Casullo, Ricardo Forster (53) es uno de los rostros más reconocibles de Carta Abierta, el cenáculo de intelectuales que se formó hace más de dos años para respaldar a un gobierno tambaleante a causa de su choque frontal con el conglomerado agro-mediático opuesto a las retenciones de la renta extraordinaria de la soja. Es vox populi que lo han tentado para echarse a la arena política porteña, pero hasta ahora ha sabido rechazar la tentación.

?En la Ciudad estamos en una encrucijada. El macrismo ha demostrado su incapacidad incluso para desarrollar una gestión vinculada a sus intereses ideológicos. Estos años muestran huecos, equívocos, errores e incompatibilidades por todos lados. La brutalidad, esa alquimia entre el deseo de transformar la Ciudad de acuerdo a un paradigma neoliberal y la lógica de cómo se ha llevado a cabo ese deseo, muestra que ni siquiera es capaz de implementarlo con eficiencia. Pero también muestra que el macrismo fue producto de circunstancias profundamente arraigadas en los imaginarios, vivencias y deseos de gran parte de las clases medias y no sólo de ellas. La batalla contra el macrismo es una batalla cultural, política e ideológica. Es una batalla por los símbolos, por los sentidos?, arranca el entrevistado.

?Da la impresión de que haga lo que haga conservará, por lo menos, un 25% de electorado.
?El núcleo de derecha, el mismo que expresó las corrientes liberal-conservadoras, que tuvo en su momento a la Ucedé y a Cavallo es un núcleo duro que siempre acompaña a las opciones como la de Macri que, insisto, ha sido un gran bluff, incluso desde una perspectiva liberal-conservadora, ya que a pesar de que su principal bandera fue la de la eficiencia, fue muy ineficiente.

?¿Hay una parte de los colaboradores de Macri, por ejemplo sus antiguos compañeros en el Colegio Cardenal Newman, que se volverían gustosos a sus casas y a sus empresas, desengañados por la complejidad de la política?
?Macri intentó trasladar de una manera muy berreta la gramática empresarial al espacio público y al gobierno, pensando que estábamos en una época que había clausurado definitivamente la política. El fracaso del macrismo es también el de la reducción de la política a la lógica empresarial. Algo que tiene mucho que ver con ese sentido común predominante en los últimos tiempos. Esa idea de salir de los lenguajes conflictivos de la política, siempre enlodados y oscuros, para arribar a la orilla transparente de la gestión empresarial, del negocio, de la mesa de ejecutivos, de quienes hacen las cosas adecuadamente, de quienes ya han resuelto su patrimonio privado y que por eso supuestamente no van a ir por el patrimonio público. Una cultura hiperindividualista que se instaló fuertemente en los 90 con el neoliberalismo y el menemismo. Pero esta Ciudad es un ámbito de diversidades, conflictividades y tensiones. Tiene antiguas tradiciones opuestas al dominio del neoliberalismo. Estamos en una encrucijada interesante ya que, por un lado, hay una debilidad manifiesta del macrismo, pero por otro lado no parece que se esté conformando una alternativa unitaria de quienes se reclaman democráticos, de tradición popular y emancipatoria. Incluso también debe ser rediscutido el nombre de ?progresistas? a la luz de la experiencia de la crisis de la gestión de (Aníbal) Ibarra. No sólo el macrismo está en problemas. También lo tiene ese amplio espectro que llevó el nombre de progresismo, que no tiene capacidad de unión, que sufre profundas rencillas interiores, que carece de generosidad, donde cada uno busca su propio interés. Lo que plantea dificultades para la conformación de un frente capaz de derrotar al PRO.

?Pino Solanas no termina de decidirse a encabezar a esa oposición. A veces, parecería que perdió la oportunidad.
?Hay disidencias entre la gente de Proyecto Sur y la que se siente genéricamente identificada con el Gobierno nacional y también con los viejos sectores del progresismo de centroizquierda. Hay ahí un problema no resuelto con visiones que son bastante antagónicas en lo que hace a la caracterización de la etapa y el papel que cumple el Gobierno nacional, lo que hace muy difícil que puedan confluir.

?¿Usted cree en la posibilidad de que se conforme un frente opositor que intente derrotar a Macri?
?Lo veo muy difícil. Y no sólo por cuestiones de egoísmo. El punto de la gran querella es una caracterización de ?impresentable? del Gobierno nacional que hace que todos aquellos que tienen algún grado de proximidad con el proceso abierto en mayo de 2003 se sientan ofendidos por ese discurso que se centra en una pretendida ?impostura?, con el intento de homologar kirchnerismo con neomenemismo. Es un discurso abusivo, que en varios planos no se diferencia de lo que dice Carrió. Y que produce un abismo. Es una pena, porque están dadas las condiciones para darle la batalla electoral a la derecha, con muchas chances de ganar. Porque pienso que gran parte del espectro no kirchnerista votará en la segunda vuelta al oponente del macrismo.

?¿El electorado porteño es muy voluble?
?Es zigzagueante, espasmódico. La misma persona pudo haber votado a Alfonsín en el 83, después desilusionarse y votar a Alsogaray, después a Zamora, después a Cavallo y por fin a Macri, e incluso a Pino Solanas.

?Quizás quienes tienen ese comportamiento no sean más del 20 por ciento, pero un porcentaje así define casi cualquier elección.
?Es un 20 por ciento de voto pos-ideológico, de voto shopping center, que le permite a sus emisores sentirse a gusto con su propia moralidad interna o arremeter duramente contra el oficialismo de ese momento que los tiene disgustados. La Ciudad de Buenos Aires es siempre un lugar complicado, incógnito, pero también es un lugar fundamental. Mientras un proyecto democrático y popular que pretende un país más equitativo no logre hacer pie en ella y ofrecer un proyecto político-cultural integral, tendrá en esa ausencia una debilidad muy fuerte. Porque la Ciudad de Buenos Aires es una ventana que al abrirse se ve mucho más que la Ciudad, una ventana que influye sobre todo el país. Por eso, la primera tarea es revertir la incapacidad de los sectores progresistas de construir alternativas viables e interesantes que se amalgamen en proyectos que no sean puramente ombliguistas y autorreferenciales.

Carta Abierta y el Gobierno nacional

?Carta Abierta no es un partido político ni un movimiento social. Es un grupo de opinión que ha venido interviniendo desde hace más de dos años a través de cartas públicas, algunas de ellas escritas en momentos mucho más difíciles que los actuales. Quien las lea se va a encontrar con que nunca renunciamos a señalar dificultades, carencias, contradicciones y opacidades del Gobierno nacional y del proyecto kirchnerista. Hablamos de encriptamiento, hablamos de decisionismo, señalamos ciertas vertientes neodesarrollistas que no terminaban de formular claramente un proyecto de transformación igualitaria de la Argentina, de antiguas alianzas que limitaban al Gobierno. Al mismo tiempo, manifestamos nuestro apoyo en un sentido amplio y decisivo. Porque Carta Abierta nació no sólo para bancar al Gobierno en lo que hace a la 125, sino también porque caracterizamos el proceso abierto en 2003 como de ruptura de una inercia de regresión neoliberal. Entendimos que el kirchnerismo, en tanto fenómeno excepcional o anómalo, abría posibilidades que hasta su emergencia parecían clausuradas?, señala Forster.

?La socióloga Maristella Svampa dice registrar ?una tendencia a pensar el fin de la propia vida como el fin de la historia? y critica a ?muchos intelectuales que piensan al Gobierno kirchnerista como una última oportunidad de cambio?.
?Nosotros no pensamos así. Sería absurdo considerarnos los dueños de la adivinanza histórica. Como si el futuro ya estuviera escrito en las páginas del presente de tal manera que cualquier cosa que pase defina de una vez y para siempre el porvenir. Por suerte las cosas no son así. La historia es sorprendente. Da vueltas. Todo el tiempo te demuestra cuán difícil es imaginar el día anterior lo que sucedió al día siguiente.

?¿Qué suerte tendrá el empeño de los Kirchner por recrear una burguesía nacional? Sobre todo cuando uno ve que empresarios como Blaquier y Bulgheroni, que acompañaron a la dictadura, tienen un lugar privilegiado en el avión presidencial. ¿Eso no rechina frente a la política de derechos humanos, que es la mayor insignia del Gobierno?
?Los gobiernos de Néstor y Cristina tienen limitaciones estructurales para imaginar un proyecto de transformación social, popular y democrática en el sentido de una distribución efectivamente más equitativa de la renta que sea capaz de horadar la lógica de la desigualdad. Son gobiernos que están más cerca de un neodesarrollismo que una radicalización igualitarista. Más bien se vinculan a la recuperación de una trama económica interna en la búsqueda quimérica de una burguesía nacional que no sólo no aparece por ningún lado, sino que, cuando aparece, es siniestra.

?Sin embargo, en términos generales, parece claro que el gran empresariado se alinea con Magnetto.
?Lo que vuelve a poner en evidencia que hay ahí algo imposible, fracasado. La paradoja es que el Gobierno ha dado lo mejor de sí cuando fue duramente cuestionado por esos mismos sectores, a los que en algún momento intentó darles aire con la esperanza de que se constituyeran en soporte de su modelo macroeconómico.

?¿Los Kirchner son mucho mejores bajo presión?
?Claro. Mi impresión es que todavía estamos en una complejísima etapa de reparación. Del daño económico, social, cultural y político. Como si el cuerpo de la vida popular argentina hubiese sido brutalmente torturado hasta los bordes mismos de la muerte y estuviésemos ahora tratando de salir de esa historia de fragmentación, de olvido, de rapiña cultural… Porque yo a veces escucho a algunos hablar de una sociedad, de un mundo popular ideal, no sólo de una gran capacidad de resistencia a los poderes de la opresión sino incluso de capacidad de contraofensiva para construir un nuevo modelo de sociedad como si nada hubiera sucedido en los últimos 40 años. No se trata de que ignoran sólo la crisis del modelo neoliberal. También eluden la profunda crisis de los modelos emancipatorios. Pero, ¿de qué estamos hablando? Es muy fácil plantear los límites del capitalismo, plantear la crítica al neoliberalismo y al capitalismo. Lo difícil es preguntarnos qué les pasó a los proyectos de tradición socialista, popular y emancipatoria en sus diversas acepciones, que cuando fueron poder o llegaron al gobierno se disolvieron de una manera ominosa o produjeron sistemas de organización de la vida social que fueron regresivos. Ahí está el punto. Es ineludible. Y ni hablar de las traiciones efectivas de los llamados progresistas de matriz socialdemócrata, que hicieron el trabajo sucio para la cristalización de los modelos neoliberales en Europa y que se ofrecen para hacer lo mismo en América Latina. Se trata de hacer una revisión radical de nuestros propios supuestos en función de que hay tradiciones e ideas, posibilidades ciertas de reinventar y actualizar lo mejor de las tradiciones populares. La coyuntura latinoamericana en general y la argentina en particular nos ofrecieron una posibilidad que parecía demasiado lejana e incierta, quimérica, porque la escena político-social-ideológico-cultural argentina parecía más contaminada por la prolongación del modelo político y cultural de los 90 que por la posibilidad de estar discutiendo todo lo que estamos discutiendo ahora.

?Vale recordar que en 2003 Carlos Menem sacó más votos que Néstor Kirchner.
?Se hace necesario recordárselo a quienes utopizaron 2001 y creyeron que los movimientos sociales y las protestas piqueteras eran el punto de partida de la revolución social, y en cambio no leyeron que parte de esas experiencias estaban vinculadas a la debilidad y fragilidad de quienes habían perdido su trabajo, e incluso a las determinaciones estructurales del neoliberalismo sobre las propias protestas populares. Estamos en un momento en el que, paradójicamente o no tanto, el único que escandaliza al poder es el Gobierno. Y a mí me convoca esa capacidad de producir escozor, molestias, escándalo, de tener algo de la dimensión de lo insoportable y de lo maldito. Junto con todas esas taras: esos empresarios berretas y cómplices, esas alianzas espurias, las zonas opacas y de corrupción, la incapacidad de llevar adelante una genuina reforma del Estado en un sentido democrático. El no avanzar sobre lo que me parece que es una clave de la actual etapa: la incompatibilidad entre una tasa de rentabilidad gigantesca en cualquier parte del mundo y la necesidad de mejorar la redistribución. Éste es el gran desafío de la época.

?¿Otros desafíos?
?Discutir el proyecto sojero, la cuestión medioambiental. Ahora bien, en gran medida si todo esto está habilitado es porque lo habilitó el kirchnerismo. Lo demás es testimonial. ¿Quién no se siente contento al hablar de prohibir la minería a cielo abierto, de prohibir el uso de cianuro, de gravar todas las rentas posibles, de volver a introducir una Junta Nacional de Carnes y Granos, de reestatizar los puertos?

?Algo clave parece ser volver a que los recursos del subsuelo sean propiedad inalienable de la Nación, como determina la Constitución de 1949, derogada por un simple decreto de un gobierno de facto.
?Es necesaria una reforma constitucional. Hay que reformar la Constitución, reformada en 1994 como producto de un pacto envenenado y de una visión neoliberal del mundo que le quitó al Estado nacional capacidad de intervenir en lo que hace a algunas decisiones de los gobiernos provinciales. Es bueno volver sobre los límites del primer peronismo para avanzar en la reforma agraria.

?Del primero y del tercero. Porque el excelente proyecto encabezado en 1973 por el ingeniero Horacio Giberti fue saboteado ¡por la CGT!
?Si tenemos en cuenta todo esto, veremos que algunas cosas que fueron sucediendo sobre todo en estos dos últimos años son notables. Por ejemplo, en el avance registrado en esa zona clave que son los derechos civiles, con la Ley de Matrimonio Igualitario. Pero también con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuando parecía que el gran debate comunicacional era imposible en la Argentina. No es casual que muchos intelectuales de almas bellas y puras no hayan intervenido en este debate. No es casual porque tienen páginas y páginas para escribir lo que se les cante en los grandes grupos corporativos mientras no toquen el caracú del poder. Podrán hablar eternamente de la minería. Al Grupo Clarín le importa poco que se publique una página sobre el futuro de la minería en la Argentina. Ahora, cuando se debatió la 125, cuando estaba en discusión el negocio agro-mediático, muchos guardaron silencio y otros directamente avalaron el proyecto de la Mesa de Enlace, como hicieron Claudio Lozano y Pino Solanas. Y muchos intelectuales de la izquierda purista pretendieron ser ecuánimes y equidistantes, y en medio de la polarización no estuvieron ni con el Gobierno ni con la Mesa de Enlace. Como si una neutralidad semejante fuera posible.

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