Tuberculosis fashion

Tuberculosis fashion

Un caso de esta enfermedad deja al descubierto las complicidades de las marcas de ropa deportiva, el sindicato del vestido y la desidia del Estado porteño. La Unión de Trabajadores Costurero (UTC)-Alameda son los denunciantes.


Los dueños de la moda son puro glamour en los desfiles, shoppings y publicidades. Mientras que en sus grandes fábricas ocultan que muchos de sus costureros están tuberculosos. Ya no se trata solamente de talleres clandestinos, hecho que fue denunciado en este semanario, sino de fábricas amparadas por la ley.

Juan Reynaldo Tola Yupanqui es un costurero que cobra menos de 1.500 pesos al mes. Un costurero con tuberculosis contagiosa, que produjo ropa para las marcas multinacionales deportivas Adidas y Puma, en la fábrica Sport Tech. 

Reynaldo tuvo fiebre por varios días, y la encargada del personal lo asistió con medicamentos. Ya cansado del malestar, de sudar y toser, consultó al médico de la fábrica, enviado por el Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (Soiva).

Ese lunes 25 de enero lo vio el médico auditor José Marcelo Lulkin. Éste le tomó el pulso y enseguida soltó: ?Sólo es un golpe de calor. Éste es un ambiente cerrado así que tratá de tomar mucho líquido y volvete a trabajar?. Reynaldo cumplió la orden médica, aunque su estado de salud declinaba; en ese momento el único que recomendó otra alternativa fue el delegado Fernando Castillo. ?Estos médicos dicen lo que los dueños quieren escuchar. Consulta con otro?, recomendó el delegado gremial.

Durante una semana, Tola Yupanqui siguió viajando con tuberculosis contagiosa en el 114 cruzando la capital de sur a norte, desde su casa en Lugano hasta las instalaciones de la fábrica Sport Tech, ubicada en Quesada 5940, barrio de Villa Urquiza. Después de siete horas en el trabajo junto a más de 160 personas regresaba en el colectivo todo apretujado con otras personas.

En su casa, su mujer Zhenia Iriarte, embarazada de siete meses, lo asistía sin ninguna protección. Pero el último fin de semana de enero no soportó más. El domingo 31 tomó el colectivo con su mujer para ir a la clínica La Esperanza, contratada por el gremio Soiva.

?El médico Javier Granados me dijo que estaba muy mal por la neumonía y que podía tener tuberculosis. Igual nos mandó a buscar un lugar de internación por nuestros propios medios. Llamamos a la obra social y allí nos dijeron que vayamos al Muñiz?, relató a Noticias Urbanas, con una tos constante, el costurero de 28 años.

?Buscate otra clínica en la cartilla?, fue la frase para despedirlo sin medicamentos y sin ordenarle análisis a su esposa embarazada, que lo acompañó en todo momento. Reynaldo optó por irse de la clínica de la calle Tres Arroyos al 2000. Al otro día fueron al Cemla, centro médico de la calle Saavedra, a una cuadra de la avenida San Juan. Después de una semana de viajar, trabajar y estar en su casa sin atención profesional se confirmó el gravísimo cuadro de tuberculosis contagiosa acompañada de neumonía.

?En un principio los recaudos tomados en Cemla fueron mínimos; no hubo en ningún momento barbijos ni se hicieron análisis a su esposa embarazada por un posible contagio, tampoco querían dar un informe para que la atendieran en el hospital Muñiz. Hasta pronosticaban una fecha de alta y decían que los remedios, por ser muy caros, no los cubría el Soiva?, contó Ezequiel Conde, delegado de la fábrica Soho y referente de la Unión de Trabajadores Costureros (UTC), quien contactó a NU luego de que este medio publicara, el 17 de diciembre pasado, un informe del hospital Piñero que daba cuenta de la existencia de niveles de tuberculosis en la Ciudad similares a los de África.

De los ojos de Zhenia brotaron veloces lágrimas. ?Después de pedir por favor un barbijo para mi marido me puse a gritar. Nadie me escuchó. Hasta que vino una mujer de limpieza. Ella me vio llorando y me preguntó qué pasaba. A los minutos me trajo los barbijos?, contó a NU la mujer de Reynaldo, que trabaja en la fábrica Spring que produce la marca Levi?s. Zhenia sigue angustiada. Es que días atrás recibió el pago de enero, sólo 140 pesos. Los dueños de la fábrica no dieron validez a los certificados médicos que presentó por sus faltas, producto de su embarazo y de asistir a su marido.

Reynaldo Tola Yupanqui llegó de La Paz, Bolivia, hace 10 años. Cuenta que tiene un antecedente de tuberculosis en su familia: su hermano de 22 años. ?Él trabaja en otra gran fábrica, se llama RA, producen para Nike. Se contagió hace un año y medio. Por ese tema siempre me cuidé. Me hice análisis en noviembre, en la obra social. Me dieron negativo. Así que no entiendo cómo me contagié?, cuenta el costurero.

Pablo Rubén Enríquez es el dueño de Sport Tech. De los 20 empleados que tenía seis años atrás, la cifra se multiplicó hasta alcanzar los 260. Están divididos en dos plantas, una en Villa Urquiza y otra en Luján, que terminó de montar en noviembre de 2009. El delegado gremial Fernando Castillo asegura que ?usa talleres clandestinos para producir la marca Kappa?. Tola Yupanqui, sin salir de su casa, reconoció que ?la patronal tiene miedo. Quiere tapar esto. La tuberculosis se da por el ambiente cerrado, el hacinamiento de personal y la mala alimentación de los empleados debido a los bajos sueldos que se pagan. Donde trabajo es así. No tiene ventilación, en el baño a la mañana hay una baranda total por la humedad y la falta de ventilación. Es tal el calor, que tenemos que ponernos trapitos mojados en la nuca?.

Enríquez simplificó la situación ante la tuberculosis de Reynaldo. ?Primero dijo que era un resfrío ?cuenta Yupanqui?, y después aseguró que el médico auditor me había detectado tuberculosis. Pero eso es una vil mentira. El médico de la fábrica ni siquiera me revisó, por eso me dejaron una semana entera ahí trabajando.? A los pocos días de reconocerse la enfermedad, el dueño de Sport Tech echó a una costurera que habló del tema con sus compañeros. Soledad Ramos recibió la carta documento el 12 de febrero. ?Hablé en el comedor antes de empezar a trabajar. Les dije a los compañeros que la empresa ya sabía de la enfermedad y que igual lo hicieron trabajar a Reynaldo. Tampoco lo querían atender en la obra social del sindicato y no lo habrían hecho si no era por la presión de los delegados de otras fábricas, como Spring y la nuestra?, explicó Soledad de Sport Tech, pareja del delegado Castillo, enfrentado con la patronal y el gremio Soiva.

La avanzada del empresario Enríquez no quedó en el despido. Castillo vivió amenazas e intimidaciones durante el transcurso de la semana pasada, luego de que el sindicato Soiva y la patronal se enteraran que NU iba a publicar el caso. Recién aceptó abrir un canal de diálogo con los delegados luego de que la Unión de Trabajadores Costureros se movilizara hasta la clínica La Esperanza y escrachara públicamente a las marcas Adidas y Puma. Reynaldo, con una constante tos, terminó la entrevista telefónica diciendo que ?el sindicato tiene un acuerdo con los empresarios: sueldos míseros?.

Sancinetto: ?La atención es aceptable, no buena?

Antonio Sancinetto, titular de la Red de Tuberculosis, con oficina en el hospital Muñiz, es quien centraliza todos los casos surgidos en la Ciudad y el suministro de insumos para 17 hospitales. ?Ningún gobierno se ocupó de la tuberculosis. Vengo desde la época de Grosso (Carlos, ex intendente) a cargo de la Red.? El médico no habla de las grandes fábricas textiles. Sólo se remite a los hacinados en el submundo de los talleres clandestinos.

?Estos talleres exceden al Gobierno de la Ciudad. Tienen que ver con una política migratoria, económica. Tengamos en cuenta que la mitad del conurbano se atiende aquí. Igual, la atención médica es satisfactoria, en un país que no se ocupa de la salud?, argumentó Sancinetto.

Respecto al rol del Ministerio de Salud porteño, consideró que ?hay mayor capacitación, boca de atención y control de contactos, tanto en diagnóstico como en el aporte de medicamentos?. El gobierno de Macri destina tres millones de pesos a la problemática. Sancinetto aclara que ?es suficiente dentro de la variable argentina. Los insumos están, como los medicamentos. La atención es aceptable, no buena?, aclaró

Sancinetto, que lleva 40 años en la especialidad de tisiología en el sistema público y que a su vez creó una fundación, carga sus precisas críticas contra el Gobierno nacional y los sindicatos. ?Las obras sociales no se ocupan del tema, no tienen siquiera médicos capacitados. Respecto a Nación se debería pensar el ingreso permisivo. Esto es un secreto a voces. Bolivia y Paraguay tienen altos niveles de tuberculosis. Su sistema de agricultura influye, y encima estos Estados han negado la situación en reiteradas oportunidades. Tratan de no ver el problema. Encima aquí tenemos a los mismos médicos que estuvieron diciendo en la dictadura militar que no había tuberculosis. Esos son los mismos médicos que hablan en los noventa y que ahora siguen estando.?

Respecto a los pacientes, el titular de la Red cree que hay mucho abandono del tratamiento por razones laborales, ?y en ese sentido estamos peor que antes. Cuando empecé, a los empleados con tuberculosis, los patrones les pagaban el sueldo, mantenían el puesto laboral o acataban las órdenes médicas de tareas livianas. Ahora los echan?.

Noticias Urbanas recorrió diversos hospitales. En el Tornú, especializado en el tema tanto como el Muñiz, no sólo no cuentan con tomógrafo, ?la sala de internación para hombres está cerrada desde hace tres años. Tiene capacidad de 12 a 18 camas. Pero se gotea todo, sin camas, ni azulejos?, reveló un médico que prefiere ocultar su identidad por temor a posibles represalias por parte de las autoridades. De los 17 hospitales que pueden asistir a tuberculosos, en ninguno existen salas de aislamiento en los casos extremos de multirresistentes".

?Lo que se hace es que en un cuarto de dos se retira a uno, y listo. Así es una sala de aislamiento en la actualidad, cuando en realidad deben tener una con extractores de filtros especiales?, explica el médico. El poco compromiso de la gestión PRO con la enfermedad queda reflejado en su página web. Al Ministerio de Salud sólo le importa el dengue. No hay un ítem sobre tuberculosis. En el ítem Epidemiología no hay referencias a la enfermedad, que avanza sin límites. Ni siquiera Antonio Sancinetto aparece nombrado. Si uno rastrea con tiempo, se entera que la última iniciativa de gobierno data de 2006. Desde hace cuatro años que ningún funcionario de Salud ni siquiera arma una mesa de trabajo para discutir el tema. Lo más grave es que el ministro Lemus no ha dado respuesta a la justicia por este tema.

El asesor tutelar de Menores, Gustavo Moreno, quiso saber si existe un plan antituberculosis en la Comuna 8, la zona que concentra la mayor cantidad de infectados. Nunca hubo respuesta a su nota.

Jorge Selser: ?No hay decisión política de enfrentar esta enfermedad?

Jorge Selser es el nuevo presidente de la comisión de Salud en la Legislatura. Proviene del Socialismo Auténtico, aliado a Proyecto Sur. Es médico cirujano, especialista en espalda. Trabaja en el hospital Argerich desde hace 20 años. Fue consejero de la Asociación Médicos Municipales, docente en la UBA y miembro de la Asociación Columna.

?Operé tuberculosis óseas en personas de clase media. Es que la tuberculosis no se limita en territorio, aunque tiene que ver fuertemente con la pobreza?, explica, en diálogo con NU. Conoce al ministro de Salud y médico Jorge Lemus y a su jefe de gabinete, el director general de la Región Sanitaria I, Néstor Abel Pérez Baliño, histórico cirujano del hospital Argerich, de procedencia radical.

?Macri es el responsable, no Lemus. Acá no hay decisión política de enfrentar la tuberculosis. Lemus es un experto sanitarista, ha escrito libros sobre epidemiología, pero me parece que es criterio del jefe de Gobierno no priorizar la salud. Lemus puede hablar mucho y escribir, pero a la hora de promover un proyecto de presupuesto hace todo lo contrario. Fijese el crecimiento de la tuberculosis en la Ciudad, a tasas de África. Es un total fracaso del sistema de salud.?

Selser propone enfrentar la enfermedad, que no para de contagiar desde hace 10 años, primero ?protocolizando a los obreros de todas las fábricas textiles. Vacunar y hacer la reacción Mantoux. Además, promover un exhaustivo tratamiento sobre los familiares, y no sólo sobre el paciente. Hay que volver a sumar al sistema educativo, ya no existe la sanidad escolar. Pero todo ello va acompañado de que el Ejecutivo ponga en marcha la Ley de Salud?.

Selser recomienda que se conformen cooperativas que ?otorguen a la gente la oportunidad de realizar su trabajo en buenas condiciones. Hay que controlar las condiciones laborales y la vivienda. Porque esto cada vez se torna más difícil a raíz de los casos multirresistentes. La población tiene que tomar conciencia de que afecta a cualquiera. Basta con que un enfermo bacilífero viaje en colectivo para contagiar?.

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