Cuando parecía que el FREPASO se encaminaba apaciblemente hacia el cierre de listas con los radicales, apareció nuevamente el "Chacho" para jugar el juego que mejor juega y que más le gusta: el de ser el hombre que desata las tormentas.
Pero no fue "Chacho" sino su vocero, Darío Alessandro, quien le trasladó al hombre que soñaba con la paz – Aníbal Ibarra – su reclamo. Dicen en los mentideros políticos que Alessandro llevaba una flecha envenenada para, entre otros, Vilma Ibarra – la hermana del cacique porteño, que secundará a Rodolfo Terragno en la lista para senadores – pero no se atrevió a dispararla. La disparó, en cambio, contra el senador Pedro del Piero, que va detrás de María América González y Aldo Neri en la lista de diputados, pero no dio en el blanco. Nilda Garré – la preferida del antiguo vicepresidente – tendrá que esperar entonces a que se despeje un cielo excesivamente cargado.
La acusación básica del "Chacho", la que da origen a todas las demás, es que Ibarra no consultó con nadie la conformación de las listas, un vicio que él mismo cultivó asiduamente en un pasado reciente. Por otra parte el "Chacho" no ignora – son los riegos del ostracismo – que su palabra ya no es escuchada con las ansias de antaño. Lo que no esperaba es que su tropa se iba a independizar en tan poco tiempo, y para colmo, sin pedirle permiso.
Para agravar la situación, la que provocó – involuntariamente – los planteos de los disconformes, la inefable "Lilita" Carrió, lanzaba desde Córdoba el ARI, encendiendo nuevamente una luz de alarma en la cabina de mando del FREPASO. Es que, con su deserción de las listas del 14 de octubre, Carrió renovó los ánimos de una Alianza que se sabía vencida, pero que ahora – si vuelve a ser candidata – teme volver a estar adonde estaba cuando la chaqueña era número puesto: atrás, bien atrás de ella.
La discusión entre Ibarra y Alessandro – que dicen que por momentos fue áspera – no está cerrada. Si bien no se llegó a ningún acuerdo, a la salida de la reunión, el vocero del ex – vicepresidente se manifestó optimista en cuanto a llegar a fumar la pipa de la paz. Desde las filas de Ibarra, en cambio, sólo fue el silencio.
Los que conocen los pasillos internos del FREPASO, por su parte, dicen que se respira el clima de bronca que precede – inevitablemente – a las tormentas.