"En el Mercado Central está todo relativamente tranquilo", informaron a las 15:40 fuentes ligadas al mencionado comercio estatal. Veinte minutos más tarde la afirmación fue otra: "Vamos a cerrar antes de hora porque nos enteramos que en Tapiales saquearon un supermercado Coto". El temor se acababa de adueñar del Mercado Central.
Por su parte, el intendente de La Matanza, localidad en la que se encuentra el Mercado Central, había tomado unas horas antes la decisión de sumarse a las columnas que marchaban desde el conurbano hacia Plaza de Mayo para exigir la renuncia del ministro Domingo Cavallo (y que finalmente no llegó a destino al circular el rumor de que se había declarado el estado de sitio).
"De esta manera Alberto Ballestrini descomprimió un poco la situación en su propio partido", afirmó un vocero del Mercado Central. La fuente también aseguró que la decisión del funcionario fue acordada con los piqueteros y con los comerciantes, que cerraron sus negocios y se habrían sumado a la marcha.
Gracias a esta "válvula de escape" (así fue definida la marcha por este vocero) las sensaciones en el Mercado Central -antes de conocerse la noticia del saqueo en el Coto de Tapiales- se vinculaban más con un estado de tensa expectación que con el temor manifiesto. Algunos móviles de la policía bonaerense se movían entre sus naves, mientras que la gendarmería se mantenía en alerta permanente. "Se tomaron las medidas necesarias como para garantizar la seguridad sin que se entre en pánico", fue la afirmación que allí se escuchó. También, que para evitar la represión, se habría destinado una nave para almacenar alimentos que serían repartidos en el caso de que la voraz necesidad golpeara estas puertas.