Alguna razón debe haber para explicar el porqué de que casi una decena de legisladores porteños estén, o ya en funciones o a punto de partir hacia el gobierno nacional. Una primera mirada sobre este éxodo, tiene seguramente que ver con la influencia del nuevo jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández y el conocimiento – y la confianza construída -con su ex colegas hasta el pasado jueves.
Hay que tener en cuenta dos cosas: la primera es que Néstor Kirchner limpió el escenario electora de la Ciudad de Buenos Aires al llevarse primero como compañero de fórmula a Daniel Scioli (cuando éste encabezaba las encuestas), y luego otorgándole rango de ministros a Gustavo Béliz y Rafael Bielsa, dos contendientes de diferentes espacios y distintas posiciones acerca de la gestión del oficialismo porteño.
Las especulaciones sobre a quién favorecen las movidas realizadas por el santacruceño son distintas respecto a quien las analice. Lo cierto es que Aníbal Ibarra ha logrado disminuir la brecha con Mauricio Macri (hoy en cuatro puntos), pero esto tiene más que ver con el armado de centroizquierda que logró Fuerza Porteña y el atraso de los comicios que provocara el Justicialismo, que con estas últimas decisiones.
Lo otro curioso es que se irían de la Legislatura. hombres y mujeres provenientes de diferentes espacios del arco político local, quizás en una muestra acabada de lo que pregona el nuevo presidente de la necesidad de conseguir consensos. Belicistas, GESTÁlticos, duhaldistas, alberdianos ex cavallistas y obviamente kirchneristas, coexisten en esta cruzada hacia la Nación. Consensos que entre los legisladores siempre fue complicado con lso 23 bloques existentes
La otra particularidad es la sobreactuación de Mauricio Macri con respecto al triunfo de Kirchner, un discurso que Ibarra parece manejar de un modo más natural a pesar de contar como aliada principal a Elisa Carrió.
