El ex director adjunto del Teatro Colón, Martín Pourrain, se presentó ante la fiscalía de instrucción en lo criminal Nº 22, que está a cargo de Eduardo Cubría, para denunciar al actual director adjunto del primer coliseo argentino, Pablo Batalla, por extorsión, por incumplimiento de los deberes de funcionario público, por administración fraudulenta y por el desvío de fondos públicos.
El conflicto en el que se encuentra sumergido el Teatro Colón, en el cual Batalla ha tenido una participación protagónica, viene desde el mismo momento de su asunción. Los artistas y técnicos argentinos que intervinieron en las últimas temporadas se quejaron en repetidas ocasiones no sólo por los maltratos y las presiones a los que fueron sometidos por el polémico funcionario, sino también por las diferencias que existieron en cuanto al cumplimiento de los contratos entre artistas nacionales y extranjeros.
Los artistas extranjeros cobraron en término cifras siderales, en tanto que a los argentinos Batalla los amenazó con que si no resignaban el 20 por ciento de sus honorarios no los cobrarían. En su denuncia, Pourrain relató que el funcionario denunciado reveló "a la hora de justificar tal conducta, la existencia de una norma u orden dictada por el Secretario de Cultura y el Jefe de Gobierno de la ciudad que disponía la obligatoriedad de reducir el monto de las contrataciones en un veinte por ciento".
Los artistas que se avinieron a cobrar con descuento cobraron sus honorarios, en tanto que los otros -relata Pourrain en su presentación- aún no han cobrado, a pesar de que cumplieron con lo pactado en los contratos.
Hubo dos artistas, Luciano Garay y Gabriel Renaud, que se presentaron en la Defensoría del Pueblo para denunciar su situación. "En virtud de dichas denuncias -sigue relatando Pourrain en su presentación judicial- el Defensor del Pueblo de la ciudad, resolvió recomendar al Teatro Colon que respete las retribuciones oportunamente acordadas con los artistas que contrataran, debiéndose liquidarles las diferencias adeudadas con más los intereses moratorios".
Hay ya cuatro damnificados que están comenzando sus trámites judiciales, pero podrían llegar a ser casi veinte de ellos los que se acercarían a distintos juzgados pata imitarlos.
La situación -denunciaron varios de los artistas y técnicos en conflicto- se agravó en los últimos tiempos a causa de que, si bien algunos artistas hubieran estado dispuestos a aceptar una rebaja en sus honorarios, lo hubieran hecho como un gesto de buena voluntad. "Nunca como resultado de una amenaza", dicen ante quien quiera escucharlos.
En un tramo de su presentación, Pourrain relata que el propio Batalla y su jefe de gabinete y amigo, Guillermo Elazar, se vanaglorian de ser los dueños de una discoteca que está ubicada en el barrio de Belgrano, llamada "Folia". A Elazar -que es abogado- se le adjudicó un salario de 3.000 pesos mensuales y su frase preferida -según relata el personal- es que "los travestis de Folia son más eficientes que los técnicos del Teatro Colón".
En el punto tercero de la denuncia, Pourrain detalla que "las entradas correspondientes a las funciones de ‘Lago de los Cisnes’, perteneciente a la temporada oficial de Ballet del Teatro Colón, fueron vendidas a través de la empresa Tiketek Argentina S.A., sin que haya mediado el debido convenio en cumplimiento de las modalidades establecidas por la legislación vigente, esto es conforme la norma que regula las contrataciones dentro del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Decreto 5720/74, que dispone expresamente que las mismas se deben concretar a través de procesos licitatorios".
En el cuarto punto de su denuncia, Pourrain afirma que a los acomodadores e inspectores perciben "sus salarios en contravención con las leyes previsionales vigentes, por cuanto se les abona sus salarios en ‘negro’, omitiéndose las deducciones y contribuciones previsionales respectivas".