La Legislatura fue el escenario este martes de una maratón de funcionarios del Gobierno porteño, que desfilaron -haciendo gala de una resistencia acorde con la ocasión- por la Comisión de Presupuesto y Hacienda para ser interrogados por los legisladores.
Algunas cosas quedaron en claro. La primera, que el secretario de Hacienda, Miguel Angel Pesce, no tiene un plan de contingencia para el caso de una posible debacle económica, tan probable como cercana. La segunda, que el propio Pesce supone -con un optimismo quizás exagerado- que el escenario de la economía mejorará a partir de marzo, es decir, que la recesión, entonces, habrá quedado atrás. Con esta premisa fueron confeccionados los números de este presupuesto.
La diputada Marta Oyhanarte (Acción por la República) comenzó planteando que el año pasado el presupuesto fue entregado demasiado tarde, al igual que este año, pero que entonces el Gobierno les pidió disculpas a los legisladores, algo que no ocurrió este año. A continuación, preguntó acerca de las razones por las cuales durante lo que resta del mandato de Ibarra sólo se pagará el tres por ciento del total de las inversiones estratégicas, como la construcción de las nuevas líneas de subterráneos y el Plan Maestro, por el que se mejorará la canalización de los arroyos Vega, Maldonado y Cildáñez. También planteó que era necesario redefinir tres ítems para que este presupuesto tuviera una aplicación valedera: la recaudación, la descentralización administrativa y las políticas sociales. Ninguna de las preguntas de Oyhanarte fue contestada más que superficialmente por los funcionarios.
La diputada Alicia Pierini (Justicialista), por su parte, marcó que en la confección del presupuesto hay diferentes racionalidades y también diferentes incongruencias. Cuestionó las diferencias que existían entre los recursos que los diputados le asignaron a la Secretaría de Justicia y Seguridad, que fue de 13 millones, y los 46 millones que gastó finalmente. El jefe de Gabinete, Raúl Fernández contestó que ese aumento en las cifras fue el resultado de la transferencia de diferentes reparticiones, como la Dirección de Verificaciones y Habilitaciones, que antes pertenecía al área de la Secretaría de Gobierno.
Pierini también pidió que fueran suspendidas las transferencias de dinero que se efectuaron en favor de la Universidad de Buenos Aires, recordando además que el rector, Oscar Shuberoff, está procesado por enriquecimiento ilícito. La evasiva respuesta del jefe de Gabinete fue que las transferencias habían sido disminuidas.
Los subsecretarios Daniel Martini, Andrés Borthagaray y Daniel Siciliano utilizaron la táctica de "aburrir al enemigo", obligando a parpadear y a bostezar a los diputados con la fuerza de sus tonos monocordes de conversación y sus ráfagas de cifras, objetivos y planes estratégicos poco claros. Con tal de que dejaran de hablar, los legisladores preguntaron lo indispensable, para dejarlos ir rápidamente.
Al cierre de esta edición, todos seguían en el Salón Montevideo de la Legislatura, habitantes de un mundo lejano, que no necesita de la realidad cotidiana para existir.