Aníbal y una cena en el Castelar casi en familia

Aníbal y una cena en el Castelar casi en familia

El jefe de Gobierno fue agasajado por la parte de la familia judicial que lo acompaña en su intento reeleccionista con una cena en el Hotel Castelar. Concurrieron hombres de fuste del derecho y Aníbal Ibarra se sintió como en su casa. A pesar de que no es su responsabilidad, la creación de la justicia porteña fue uno de los puntos mas cuestionados de la Ciudad, con causa penal incluida. Elisa Carrió lo acompañó toda la noche. Ibarra, al retirarse, saludó uno por uno. Y prometió que "Macri y sus privatizaciones no pasarán"


El jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, fue invitado el miércoles a una cena de abogados de la ciudad organizada por letrados de su entorno que se dieron cita en los salones del Hotel Castelar. El lugar resultó pequeño para la cantidad de convocados que se dieron cita e Ibarra pudo hablar con su auditorio primigenio, al igual como hace más de ocho años, cuando se lanzara a la gran arena política siendo concejal de la Ciudad en los salones del viejo y emblemático Unione e Benevolenza de la sinestra italiana.

Esta vez con algunos cambios de nombres en los organizadores, la fiesta volvió a ser un exito, a pesar de que no se apuntó a la masividad sino a la representatividad. Ante un marco importante, "el pollo de la familia judicial" habló para los presentes, entre los que se encontraban, entre los dos Ibarra (Aníbal y Vilma), Elisa Carrió -quien se quedó hasta el final de todo-, el secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde, Jorge Anzorregui, los consejeros Diego May Zuviría, Betina Castorino, el Procurador Juan Carlos López, Julio Erratchu, el presidente del Colegio Público Hugo Germano, Nelly Minjerky, Pedro Keselman, Jacobo Grosman, mano derecha de Eugenio Zaffaroni, Atilio Alterini y otros prominentes miembros del mundillo abogadil repartidos entre funcionarios del gobierno y distintos entes como la Defensoría del Pueblo, Colegio Público de Abogados, Consejo de la Magistratura, Ministerio de Justicia, legisladores distritales y nacionales.

Allí, el candidato pudo hablar a sus anchas ante un auditorio que lo escuchó como el elegido para conducir una batalla política trascendente. Ibarra, en lenguaje coloquial y como quien habla entre amigos, hizo un racconto pormenorizado de su gestión, lo que pudo y lo que le faltó hacer, omitiendo lamentablemente en este rubro -con todos conocedores del drama- un mayor compromiso gubernamental en la creación de los estamentos judiciales porteños, que sufrieron la tragedia institucional del anterior Consejo de la Magistartura, con todos los ex consejeros imputados en una causa penal que lleva adelante el juez Ricardo Warley. A ello hay que sumarle la incapacidad para los concursos y creación de fueros, algo por lo que están penando ahora consejeros y concursantes.

Antes de retirarse, contento por ver tantas caras conocidas, se fue saludando mesa por mesa y uno por uno. Con ellos selló un compromiso, esos que se hacen entre amigos y en el barrio, "lo que falta lo vamos a hacer, y no vamos a entregarle Buenos Aires a una Sociedad Anónima".

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