Algunos afirman que la inseguridad en alza es una sensación, otros remarcan con ejemplos vívidos y difundidos en los medios, que es una realidad concreta. Entre la vaguedad de una sensación y la contundencia de los hechos se puede encontrar un punto medio, suma de lo abstracto y lo concreto: las estadísticas.
El pasado lunes, la Fiscalía General de la Ciudad presentó el Segundo Informe sobre Conflictividad, en el que se compilaron los registros que manejan las fiscalías porteñas sobre denuncias de hechos delictivos, contravenciones y faltas.
Si bien la Justicia porteña tiene competencia en un reducido número de delitos menores, y los números brindados por el Ministerio Público Fiscal sólo reflejan una porción de los conflictos con la ley en territorio porteño, la sabiduría popular asegura que ?para muestra basta un botón?. En este caso, más que un botón, la inseguridad reflejada en el mapa del delito local es un punto oscuro en el centro porteño, un marcado foco de concentración delictiva en la zona conformada por los barrios de San Nicolás (microcentro), Monserrat y Balvanera.
Encabezando los expedientes iniciados por delitos en la Justicia porteña, las amenazas (57,5%) se mantienen en el podio conquistado desde la transferencia de este delito a la competencia local. En segundo lugar, con el 21%, se ubican los daños a bienes ajenos (roturas de vidrieras, farolas, cabinas telefónicas, monumentos, etcétera). El tercer puesto lo ocupa el delito de usurpación, con el 7,3%. Estas tres figuras delictivas encuentran su terreno más fértil en el corazón porteño (ver mapa 1), aunque las usurpaciones y violaciones de domicilio se reproducen en toda la Ciudad (ver mapa 2).
En materia de contravenciones (ver gráfico), si bien el centro porteño sigue concentrando una alta densidad de denuncias, existen figuras que cuentan con zonas propias y específicas (ver mapa 3). Con el 32% de los expedientes iniciados por contravenciones se ubica en primer lugar el uso del espacio público sin autorización para el ejercicio de actividades lucrativas, cuyo principal foco se encuentra en las terminales ferroviarias de Once, Constitución y Retiro, en la avenida Avellaneda al 3000 (Floresta); la estación Liniers, el microcentro (calles Perú y Florida), los alrededores del parque Rivadavia y la zona de Cabildo y Juramento.
La oferta y demanda de sexo de forma ostensible en espacios públicos no autorizados se ubica en el segundo lugar de las contravenciones denunciadas (10%), con dos zonas bien definidas en los barrios de Constitución y Flores. El tercer puesto lo comparten, con el 9% cada uno, ruidos molestos (Palermo y Recoleta, debido a la intensa actividad nocturna), ensuciar bienes (San Telmo encabeza el podio) y cuidacoches (se concentran en la zona Las Cañitas y de los estadios de Vélez Sársfield, River Plate, Obras Sanitarias, Club Ciudad de Buenos Aires y Boca Juniors).
?Tenemos un alto crecimiento en el número de delitos y contravenciones denunciadas. De enero a la fecha ya tenemos más de 32 mil expedientes ingresados?, resaltó el Fiscal General porteño, Germán Garavano. En relación a las contravenciones, el titular del Ministerio Público Fiscal reconoció que por la utilización del espacio público, ?el 90% de los casos por venta ambulante se archivan?, entre otras razones, porque ?el eje para la fiscalía son las organizaciones donde se encuentra contrabando, retención de documentación a los que trabajan como cautela por el material que se entrega para la venta, etcétera?.
También remarcó que ?la mayor cantidad de actas por cuidacoches se labran en ocasión de espectáculos masivos, lo que marca la existencia de organizaciones delictivas con altos grados de sofisticación que no podrían obrar sin complicidad policial?. ?Nosotros creemos que se debe regular la actividad de los trapitos y separar a los que la realizan como legítimo oficio, de las organizaciones delictivas. Hoy, tal cual está la ley, caen todos en una misma figura?, dijo.
Y, con respecto a la oferta y demanda ostensible de sexo en la vía pública, señaló: ?Hemos marcado la zona en base a la denuncia de los vecinos. El traslado a la zona del Rosedal tuvo su reflejo positivo en la reducción de denuncias en el barrio de Palermo. Yo postulé la regulación de la actividad y que se establezcan zonas autorizadas. Abogo por la definición de una política en esta materia?.
Garavano también destacó que en ?estos casos de contravenciones vemos complicidad de las fuerzas de seguridad, y en varios casos efectuamos la denuncia correspondiente?.
?Nosotros pretendíamos que en el proyecto de transferencias de competencias penales de (Daniel) Filmus se incluya dentro del delito por incumplimiento de los deberes de funcionario público también a las fuerzas de seguridad que cumplen tareas en la Ciudad?, comentó el Fiscal. Y dirigiéndose a la Legislatura, subrayó: ?Oferta de sexo, venta ambulante y cuidacoches son tres actividades en las que la ley es tan oscura que nos deja sin armas a la hora de perseguir a las organizaciones delictivas que las controlan. Dénnos herramientas para poder perseguir a estos delincuentes?.
Ante la consulta de NU sobre el impacto de la salida a la calle de la Policía Metropolitana en la actividad de la Justicia porteña, el Fiscal General porteño afirmó que ?la intervención de la fuerza no nos está impactando en términos relevantes, la zona en la que están trabajando no es la que pesa más estadísticamente; tampoco vemos un impacto en el corredor de la avenida Corrientes, donde la fuerza realiza patrullajes?.
Y sobre la relación entre el trabajo de las fiscalías y las fuerzas policiales, remarcó: ?Cuando asumió (Jorge) Palacios en la Metropolitana, no quería que nosotros tomáramos denuncias, en esto coincidía con la Federal. A la policía no le cae bien que las fiscalías tomen denuncias ya que la denuncia es el primer momento para frenar o dar impulso a un expediente. Ahora logramos que la Metropolitana se abra a la Fiscalía y se respete la ley que nos autoriza a recibir directamente denuncias. Antes el 90% de los expedientes se iniciaban por denuncias en comisarías, hoy sólo el 44%?, concluyó.
El corazón del delito denunciado está claramente localizado. Mientras en la Legislatura y los medios se discute sobre la necesidad o no de modificar las leyes actuales (por ejemplo, sobre trapitos o motochorros), una mirada sobre el trabajo que realizan las comisarías en el núcleo delictivo (la Circunscripción II principalmente), no estaría de más.