Llega la ampliación presupuestaria

Llega la ampliación presupuestaria

Grindetti enviará a la Legislatura un pedido de ampliación presupuestaria por 700 millones de pesos para pagar un aumento de salarios del 19,6 por ciento. El dinero proviene del récord de recaudación existente.


Buenas noticias para el gobierno de Mauricio Macri, llegadas de la Agencia de Ingresos Públicos: la recaudación del segundo trimestre fue tan buena como la del primero, aunque el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti advirtió que igualmente se entró en una meseta, ?producto del conflicto con el campo?. ?Y es lógico que así suceda. Ante la incertidumbre sobre lo que puede pasar, la gente lo primero que hace es dejar de pagar los impuestos, y de todos el que más se resiente es Ingresos Brutos, que es el más importante de la Ciudad?, admitió el titular de Economía ante allegados, la semana pasada. Se sabe que los gobiernos suelen ocultar los números reales de la recaudación. ¿Por qué? En Nación, porque hay facultades delegadas al Poder Ejecutivo para reasignar dinero. Y en la Ciudad, si bien no existe ese poder, el gobierno lo hace para que los gremios no tengan ambiciones desmedidas a la hora de pedir aumentos salariales. Y hablando de salarios, el mes que viene Grindetti enviará a la Legislatura un pedido de ampliación presupuestaria de unos 700 millones de pesos, justamente para hacer frente al aumento de haberes para los empleados estatales que su gobierno acordó con los gremios.

Igualmente, el ministro quedará hecho y hasta con dinero en el bolsillo, se animan a murmurar legisladores macristas ante Noticias Urbanas. Esa ampliación de presupuestaria viene atada al bono de Consolidación de Deuda para el pago a proveedores del Estado, es decir, la deuda flotante que Macri heredó de la gestión de Jorge Telerman.

Por esa razón es que el jefe de Gobierno tiene en estudio un proyecto de ley mediante el cual pide autorización para ?emitir certificados de consolidación tendientes a la cancelación de deudas existentes a la fecha en el marco del relevamiento? que hizo la cartera de Grindetti y que arrojó una suma de 800 millones de pesos. Pero esa deuda -según la iniciativa que envió Macri- está prevista cancelarla en 42 meses, a una tasa variable, Badlar, pagaderos trimestralmente. Según se fundamenta, ese pedido de autorización fue hecho ?atento a la imperiosa necesidad de esta gestión de organizar y actualizar la información con que se contaba, determinándose con mayor grado de certeza las deudas a las que eventualmente se debía afrontar por compromisos contraídos con anterioridad al 10 de diciembre de 2007?. Se indica también que eso sucedió como ?consecuencia de los múltiples contratos de obras públicas y de suministros de bienes y servicios en ejecución y de los diversos procedimientos de redeterminación de precios que al 31 de diciembre de 2007 se encontraban concluídos o bien en trámite y que incidían sobre las sumas adeudadas registradas?.

El proyecto dice que ?resultó imprescindible determinar la existencia y legitimidad de todas las obligaciones a cargo del Gobierno que se encontraran pendientes al 31 de diciembre de 2007, tanto en materia de obras públicas como de suministros de bienes y servicios?. Acaso esa sea la causa por la cual apenas asumido, Grindetti creó un registro en el que los proveedores se tuvieron que presentar, y demostrar que se les adeudaba dinero. El caso fue que se presentaron proveedores con acreencias de la época de Jorge Domínguez, uno de ellos Benito Roggio. Pero según dicen en el gobierno porteño, lo habrían mandado de paseo y por las dudas le habrían informado que estaba en todo su derecho de iniciarle juicio al Estado. El Pro sólo admitió las deudas heredadas de la gestión Telerman. Pero en el Presupuesto vigente hay una partida de 320 millones de pesos que dejó el ex ministro de Hacienda, Jorge Beros, para pagar deuda por él reconocida. Es decir, que a Grindetti, sobre los 800 millones determinados, le faltarían 500, pero ese dinero tiene que ser reconocido en el Presupuesto de 2009. ¿Cómo se traduce? Que al ministro le quedarán disponibles esos 320 millones para enfrentar el aumento salarial de 19.6 por cierto negociado para los empleados estatales, que asciende, en total, aproximadamente a unos 1.000 millones de pesos.

Un Grindetti auténtico

El ministro de Hacienda tiene el aspecto circunspecto de un hombre de números, sometido a los rigores de la matemática financiera. Proveniente de un hogar de clase media baja de Lanús Oeste, su padre era obrero. Grindetti, siempre que puede, recuerda a sus interlocutores esa condición, que marcó su infancia y de la que no reniega. Es un hombre de la más estricta confianza de Macri. A pesar o quizá por el cargo que ocupa, sigue viviendo en Lanús, está casado con la misma mujer desde hace treinta años, tiene una hija y una nieta de un mes. Es hincha de Independiente. También es cholulo. En una repisa de su despacho, que da a la Plaza de Mayo, hay una portarretrato en el que puede verse al ministro con el presidente del Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva. Grindetti muestra la foto con orgullo. Además de ese obligatorio paseo hasta la repisa, el visitante deberá escuchar la anécdota que acompaña la foto. Dice así: que cuando el actual titular de la cartera de Hacienda porteña trabajaba en Brasil, una vez le preguntó a un colega, alto ejecutivo brasileño, si no veía con preocupación que Lula hubiese ganado las presidenciales, teniendo en cuenta que el mandatario venía del sindicalismo e ideológicamente estaba (o está) a la izquierda del cuadrante ideológico. La respuesta, siempre según Grindetti, fue: ?Mirá Néstor, a pesar de los años que llevás trabajando en Brasil todavía hay cosas que no conocés. En Brasil, las políticas de Estado siguen vigentes, aunque cambie el gobierno. Y Lula no va a ser la excepción. Lula va a trabajar por el bienestar de Brasil. Si no está de acuerdo, pero esas políticas son buenas para los brasileños, no va a sacar los pies del plato?. ?Por eso Lula es mi ídolo?, remata el ministro, sin dejar de recordar, por si las moscas o las dudas, que la distancia ideológica que lo aleja del carioca quizá sea mayor que la que hay entre Buenos Aires y Brasilia.

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