Desde que la ola de robos azotó a Villa Urquiza se generaron numerosas versiones sobre la posibilidad de que hechos policiales sean en realidad la consecuencia de decisiones políticas. Así, y a partir del alto nivel de exposición pública, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, se convirtió en el eje de los rumores.
Un preso detenido en una cárcel de Neuquén había alertado el viernes a las autoridades policiales que existía un plan para secuestrar a uno de los hijos de Ibarra. Tres días más tarde, dos delincuentes que ingresaron por la terraza a la casa de la ex mujer de jefe Gobierno, Marcela Heiss, e hirieron en el brazo a un policía que custodiaba la casa a partir de las denuncias de Neuquén.
En la mañana de este miércoles, algunas radios porteñas indicaron que por la noche se había producido un nuevo tiroteo en la inmediaciones de la vivienda, donde también viven los dos hijos de Ibarra, y que Heiss, luego, había concurrido en ambulancia al Sanatorio Otamendi para calmar una crisis de nervios.
La versión fue desmentida por el director general de Política de Seguridad y Prevención del Delito, Claudio Suárez, quien además señaló que no hubo mayores índices de delincuencia en Villa Urquiza y que no está comprobado que no se haya tratado delitos comunes. El funcionario deslizó la posibilidad de que la difusión de los rumores tenga algún objetivo concreto.
Por su parte, en declaraciones "off the record" al programa "El exprimidor", que se emite por Radio Show, el jefe de Gobierno habría confirmado que su ex mujer concurrió en la madrugada al Sanatorio Otamendi, aunque dijo que se trató sólo de "un chequeo médico".
En tanto, en el mismo programa se indicó que tres personas que iban en una camioneta Kangoo huyeron de la puerta de Heiss, luego de que la custodia policial les requiriera los documentos. Esta versión no pudo ser confirmada ni desechada por Suárez, quien, sin embargo, le restó importancia, al ser entrevisado por NOTICIAS URBANAS.
