Hernán Lombardi, que se disponía a desarrollar su proyecto político por fuera de la Unión Cívica Radical, ante la convocatoria a elecciones internas surgida del plenario radical del lunes último, cambió de idea y ahora enarbola las banderas del centenario partido con más fuerza que nunca.
El ex ministro de Cultura, Turismo y Deportes piensa en aglutinar especialmente a la masa crítica del partido, tal como lo hizo en la década del 80, cuando conformó la agrupación "Radicales que no bajan las banderas", que alguna vez intentó oposinerse las intenciones hegemónicas de las huestes de la Coordinadora, que lideraba desde las sombras el "Coti" Nosiglia.
Lombardi está furioso con el acuerdo que tejió la cúpula del partido, que ubicaría en los primeros seis lugares de las listas a tres candidatos del Ateneo del Centenario, intercalados de a uno, uno de la agrupación nosiglista de Cambio Radical, uno de la terragnista Futuro y un delarruísta, que podría ser Rafael Pascual.
De todos modos, el enojo del antiguo presidente de "La Línea Recta", como se denominaba al Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería, se traduciría sólo en el armado de una línea interna, para la cual estaría en conversaciones con el actual subsecretario de Turismo porteño, Jorge Purciarello y con el dirigente Pablo de Zorzi.
La presencia de este último en el armado del antiguo funcionario del gobierno de de la Rúa -según algunos dirigentes del radicalismo- indicaría de alguna manera la presencia -desde las sombras- de Ricardo López Murphy, con quien está actualmente vinculado.
Pero las mismas lenguas, para nada benevolentes, de los dirigentes radicales hacen hincapié en vincular también al propio Lombardi con López Murphy. Más aún, insisten en que éstos estarían desarrollando un doble juego, con la intención de aprovechar la crisis que vive la UCR y quitarle el mayor caudal posible de afiliados y de votos, uno por adentro y el otro por afuera.