Ochenta y dos murgas de la Capital Federal se alzaron con 215.000 pesos del presupuesto cultural de la ciudad en el período comprendido entre el 9 de febrero y el 28 del mismo mes del año en curso. Así lo detalla el Boletín Oficial 1341 en el cual constan las resoluciones correspondientes.
El carnaval porteño y nuestra cultura ciudadana han asistido al revivir de este tipo de expresión artísitica en los últimos años y las murgas han florecido como hongos, quizás también que como consecuencia directa de la desocupación le puede brindar más tiempo los amantes de este sentir denunciante del arte.
Casos como Leandro Almirón, Silvana Bolada, Julio Branda, Clarisa Caneda, Rubén Espiño y Christian Evangelista son algunos de los beneficiados con los 4000 pesos que la Ciudad les otorgó para animar los tablados. LLama la atención que otras disciplinas artísticas sean remuneradas con contratos infinitamente inferiores y por mayor período de tiempo, tal el caso del músico Héctor García que por actuar todo el mes de marzo se hizo acreedor solamente a 500 pesos o el docente teatral, Alejandro La Fleur que recibió 164,38 por dos meses y medio de trabajo. Pero la murga es la murga y Telerman lo sabe.
Ni hablemos de los músicos y cantantes extranjeros que no baja ninguno de las cinco cifras por actuaciones de un día. Es cierto que los murgueros son unos cuantos y no todos acceden a lo que parece ser el tope de 4000 pesos, ya que los hay de 600 en adelante. Pero en plena emergencia económica como al que pretende instaurar la Jefatura de Gobierno para la ciudad, casi un cuarto de millón para las murgas parece a priori un despropósito, salvo que estemos pensando en otro tipo de carnaval.
