En un ritmo de comedia de enredos, Béliz primero acusó a Terragno de haber hecho un pacto con de la Rúa para echar a Cavallo después del 14 de octubre. El plan seguiría con la asunción de un gabinete económico totalmente radical, que argumentaría, a su vez que la culpa del fracaso de la economía sería del actual ministro. Luego, el ex ministro del
Interior de Carlos Menem tuvo que defenderse y defender a Roberto Azaretto, uno de sus socios electorales, acusado de cobrar una jubilación de privilegio, argumentando que "empezó a trabajar muy joven".
Los asesores de Béliz lo instan a atacar constantemente, para intentar capitalizar la caída del gobierno del que forma parte su hasta hace poco socio político, Domingo Felipe Cavallo. Piensan que de esta manera podría convertirse en el beneficiario del descontento social que seguramente cosechará la Alianza en estas elecciones.
A continuación, Terragno salió a cruzar a Cavallo con fiereza,
conciente de que el calvo ministro es su enemigo principal, a la vez que afirmó que "yo estoy en desacuerdo con el gobierno desde hace un año, por eso fui echado". Acusó también a Béliz de atacarlo por encargo del ministro de Economía, un argumento con el que intenta juntar a todos sus enemigos en uno solo, para poder atacarlos mejor y para
ahorrar en recursos de defensa, ya que, lo ataque quien lo ataque, será "el enemigo" y no frentes de ataque diferenciados. Un dato para recordar: Cavallo es el mentor de la lista que encabezan Liendo y Scioli, de quienes Terragno casi no habla.
Por esas cosas del márketing electoral, Daniel Scioli salió a terciar en una pelea en la que – si bien tiene posibilidades de salir electo – está muy lejos de los roles estelares. "Béliz está desesperado", dijo, para pasar luego a recalcar que "Liendo hizo la Ley de Convertibilidad". De esta manera reivindicó a su adlátere y, de paso, en la pelea contra Cavallo, se situó junto a él, intentando cosechar los eventuales frutos de las acciones del ministro, algo que podría costarle caro, ya que se encuentran en su punto más bajo.
Oficialistas que intentan capitalizar el descontento de la gente para con su propio partido. Opositores que atacan al gobierno del que forman parte sus socios recientes. Otros opositores que hacen campaña atacando a quienes forman parte también de la oposición, a la vez que defienden medidas que tomó el gobierno. La frialdad de la gente es una respuesta ante tanta sofisticación política, que hace que en este
escenario todo parezca irreal. O, aún peor, que todo parezca mentira.
