El Gobierno no escucha a Rodrigo

El Gobierno no escucha a Rodrigo

El asentamiento Rodrigo Bueno no es reconocido como villa por el Gobierno de la Ciudad. El distrito porteño y el Estado Nacional se pasan la pelota mutuamente y nadie se hace cargo de las necesidades de sus habitantes. La empresa IRSA quiere hacer negocios millonarios en la zona. Cómo es la realidad de los vecinos, que se resisten a ser tratados como ciudadanos de segunda


Este martes integrantes de la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña recorrieron junto a vecinos, representantes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Sociales, Silvina Pereda -encargada del área habitacional de la Defensoría del Pueblo- y asesores legislativos la Villa Costanera Sur-Rodrigo Bueno, que linda con la Reserva Ecológica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Allí viven aproximadamente 700 familias, o sea, unas 2.800 personas.

Si bien algunos medios periodísticos han catalogado a esta villa como nueva, hace más de 20 años que se constituyó. "Exactamente hace 22 años que un grupo de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, con serios problemas habitacionales, decidieron ganarle tierras al Río de la Plata y constituyeron un asentamiento de nueve hectáreas al lado de lo que era la Ciudad Deportiva de Boca Juniors", explicó el diputado porteño Sergio Molina (Autodeterminación y Libertad), quien junto a su compañero de bloque Daniel Betti integró la comitiva.

NOTICIAS URBANAS también concurrió a la visita y pudo constatar las deficiencias habitacionales y sociales que poseen los habitantes del asentamiento que aún no sido reconocido como villa por la Ciudad. Falta de luz, agua, cloacas, de una sala de primeros auxilios y de un comedor, son algunas de las más notables. Pero también se puede constatar el esfuerzo de muchos de los habitantes que han invertido dinero y trabajo no sólo para construir calles internas sino también para que las casas sean de material.

Se nota la organización y el esfuerzo de sus habitantes para tratar de vivir mejor, pese a que hay sectores donde las condiciones habitacionales son realmente alarmantes. Hay contenedores de basura pero son retirados, con suerte, cada dos semanas; construyeron un desagüe en la entrada de la villa que se tapa con basura, lo que genera no sólo suciedad sino contaminación y las calles internas no son lo suficientemente sólidas para que, cuando llueve, el lugar no se transforme en un barrial.

"A lo que hay que sumar que no hay alumbrado público en las calles previas a la villa y que hace unos meses un chico se murió porque la ambulancia tardó una hora en ir a buscarlo porque argumentaron que debía ser acompañada por un patrullero y la Comisaría 22 no lo mandaba", aseguró Estela Pereyra, de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Sociales.

Por su parte, la presidenta de la Comisión de Vivienda, Sandra Bergenfeld (Compromiso para el Cambio), quien hizo un relevamiento completo de las demandas de los habitantes del lugar, aseguró: "Vamos a constituir una mesa de trabajo para que todas las partes se sienten a dialogar y podamos encontrar soluciones puntuales para todos sus problemas. Por lo pronto hay que ver cómo podemos asegurarle que tengan luz, así no sufren tanto el frío".

Para que este problema se solucione, es necesario que se realice una segunda subida de poste porque con una sola las dos primeras manzanas tienen luz y las otras dos, no. La primera subida de poste se realizó a instancias del gerente de Promoción Urbana del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), Alejandro "Indio" Franco. "Fue lo único que hizo el IVC y encima quedó incompleto", aseguró uno de los vecinos del lugar.

Fuentes del IVC aseguraron que "no es responsabilidad del Instituto porque esas tierras no pertenecen a la Ciudad, sino que hay un emprendimiento proyectado en ese lugar. Nosotros lo único que podemos hacer es desagotar pozos y ver el tema de la luminaria. Si no seguimos con el tema del poste es por falta de presupuesto, dado que estos gastos no están estipulados en nuestra partida. Lo único que está a nuestro alcance es ofrecerles créditos individuales como a cualquier vecino de la Ciudad".

Es que el principal escollo que tienen los habitantes de la villa es definir a qué jurisdicción pertenece este asentamiento. Como fueron tierras ganadas al río y la zona costera es propiedad del Gobierno nacional, podría pertenecer al Estado Nacional pero este predio -que actualmente ocupa cuatro hectáreas- está ubicado al lado de la Reserva Ecológica, propiedad del Gobierno de la Ciudad. Lo cierto es que se pasan de un lado a otro la pelota y nadie se hace cargo del lugar.

Orlando Fernández, referente de la villa y padre de cinco hijos, manifestó que "hace un par de años vino una funcionaria de la Secretaría de Desarrollo Social y entregó materiales a cambio de que los vecinos desocuparan las cinco hectáreas que lindaban con el río". Y así se hizo. Actualmente la villa está rodeada por un alambrado y por un terraplén de tierra que está levantando la Reserva, lo cual atenta contra las condiciones de vida de los vecinos si es que llega a producirse una sudestada.

Por un tema jurisdiccional también puede llegar a peligrar un convenio que firmaría el Ente Tripartito de Obras y Servicios Sanitarios (ETOSS) con los vecinos de la villa para que, mediante el Modelo Participativo de Gestión, se puedan solucionar los problemas con el agua y las cloacas. Si bien este trámite fue iniciado hace poco tiempo, de avalar Aguas Argentinas la factibilidad de la obra, será necesario que la Nación o la Ciudad respalden con su firma el acuerdo.

Molina explicó que "acá hay intereses privados muy importantes y que atentan contra la radicación de la villa. La empresa IRSA compró los terrenos lindantes para realizar una inversión de 600 millones de dólares, pero estos predios le pertenecen a la Ciudad y por una serie de irregularidades que se vinieron sucediendo terminaron en manos de una empresa privada. Nosotros queremos que este lugar vuelva a ser de la Ciudad".

En ese sentido, Betti afirmó que "hay que ponerse firmes con este tema, porque el complejo que se quiere realizar en este lugar va a atentar contra los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Estamos totalmente en contra. De todas maneras, lo primordial es mejorar la calidad de vida de la gente que vive en la villa".

El diputado del ARI Fernando Cantero señaló que "es necesario trabajar desde la Legislatura para que este asentamiento sea reconocido como villa. No veo ninguna razón por la cual no pueda ser incluido en la Ley 148, por la cual se declara de atención prioritaria a la problemática social y habitacional en las Villas y Núcleos Habitacionales transitorios de la Ciudad".

Esta norma establece la creación de una Comisión Coordinadora Participativa (CCP) para el diagnóstico, propuesta, planificación y seguimiento de la ejecución de las políticas sociales habitacionales. La cual debería estar integrada con la participación permanente de un representante de cada Secretaría del Gobierno de la Ciudad, con rango no inferior al de Subsecretario; siete diputados que garanticen la representación de todos los bloques legislativos y con un representante por cada villa comprendido dentro de la ley que haya sido electo en comicios regulares, tres representantes de la Federación de Villas, Núcleos y Barrios Marginados de la Ciudad (FEDEVI) y tres representantes del Movimiento de Villas y Barrios Carenciados.

Los vecinos aseguraron que ellos evalúan dos planes a seguir. El plan A es la radicación de la villa y para eso es que están trabajando, mientras que el plan B es irse del lugar. Ellos no niegan esta última posibilidad, siempre y cuando puedan vivir en la zona y se les reconozca el trabajo y el valor de la tierra, algo que -hasta el momento- nunca les han propuesto.

Los legisladores presentes en el lugar se comprometieron a buscar soluciones rápidas para las personas que habitan el asentamiento, y a que sea reconocido como villa por la Ciudad. Además, dejaron constancia de sus reservas al complejo que quiere construir IRSA en el predio lindero.

"Esto es parte de la Ciudad aunque no se quiera reconocer. Y no queda lejos, está en una de las zonas más caras de la Capital: Puerto Madero", aseguró una mujer que luchaba para que los perros no siguieran molestando a uno de sus hijos.

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