El subsecretario de Seguridad del Gobierno de la Ciudad, Enrique Carelli, afirmó hace un par de semanas atrás a NOTICIAS URBANAS que la teoría del traspaso, que alude al cambio de jurisdicción de la Policía Federal desde la Nación a la Ciudad de Buenos Aires, tenía sentido sólo en el marco de la confrontación entre el ex presidente, Carlos Menem, y su sucesor, Fernando de la Rúa. "No es la solución, porque primero hay que definir la política de seguridad que queremos y luego hay que definir la policía que queremos", dijo Carelli.
No obstante estas declaraciones -que el funcionario realizó en clara sintonía con la opinión sobre el tema que posee el jefe de Gobierno porteño-, la senadora nacional por la ciudad de Buenos Aires, Vilma Ibarra, presentó un proyecto de ley para transferir con la mayor urgencia al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las áreas de la Policía Federal Argentina, correspondientes para efectuar el cumplimiento del servicio de policía de seguridad y protección de las personas y los bienes radicados en el ámbito de su territorio, con las partidas presupuestarias correspondientes.
La iniciativa establece que el Poder Ejecutivo Nacional y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, deberán celebrar un convenio de transferencia en el plazo máximo de noventa días contados a partir de la promulgación de la ley.
El envío del proyecto se contrapone con lo señalado por Carelli, que se supone expresa las directivas que recibió del jefe de Gobierno porteño sobre el traslado de la Policía a la Ciudad. "Ésta es una cuestión de Estado, más allá de los partidos políticos. De todos modos, yo pienso que antes que de la policía habría que concretar el traspaso de la Justicia", había señalado el funcionario.
Sin embargo, y cómo ya se está haciendo costumbre en la ex legisladora porteña, la senadora muestra una total autonomía respecto del gobierno comunal que conduce su hermano, quien a pesar de mostrarse públicamente deseoso de que se consolide el traspaso lo antes posible, no puede disimular que prefiere que ocurra exactamente lo opuesto. De lo contrario, hubiera apurado las tratativas necesarias cuando Fernando de la Rúa todavía era presidente.
Cabe destacar, que la iniciativa presentada por Vilma Ibarra es concreta y válida, ya que sin duda la ciudad de Buenos Aires necesita seguir construyendo su autonomía en todo sentido, y que carezca de su propia policía constituye un avasallamiento de la misma.
Pero los problemas entre Ibarra y la Policía vienen desde el mismo nacimiento del Frente Grande, una fuerza política que nunca de destacó por su simpatía con los "azules". Pero la ola de inseguridad que azota al país y a la ciudad, sumada a su responsabilidad como jefe de Gobierno, han hecho que Ibarra intente recomponer una relación difícil desde lo político pero imprescindible para la gestión.
Durante los mandatos de todos los presidentes que Ibarrra vio pasar en su mandato, la Policía Federal le ha esquivado el bulto al traspaso, en consonancia con el Ejecutivo nacional de turno, al menos mientras el frentista siga comandando los destinos de la Ciudad.