Ropa sucia, afuera

Ropa sucia, afuera

La decisión de la camarista Mabel Daniele se dio en el
seno del conflicto de poderes. Se mantendrá en el cargo hasta que asuma su suplente, la jueza López Vergara.


Las familias herméticas respetan como un dogma aquel dicho que indica que ?los trapos sucios se lavan en casa?. Pero cuando la regla de convivencia cambia y entonces la ropa hedionda se oculta en canastos, con sólo pequeños esfuerzos higiénicos para evitar que aquéllos rebalsen, no debe extrañar que, harto de tanta mugre o agotado de intentar limpiar pilas de trapos con sólo una tabla de madera y un pan de jabón, algún integrante del núcleo familiar diga basta. El canasto de la ropa sucia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad se colmó, y la consejera Mabel Daniele lo tomó en sus manos, vaciándolo a la vista de todos en un claro gesto de ?háganse cargo?. Con fecha 4 de diciembre, la jueza de la Sala II de la Cámara de Apelaciones del Fuero Contencioso
Administrativo y Tributario presentó su renuncia formal como consejera al presidente del Consejo, Mauricio Devoto.

?En cuanto a los motivos de mi renuncia debo destacar que las situaciones cotidianas en esta doble condición de camarista y consejera, aunada a los sinsabores, disgustos, desatinos y tarea a destajo ?muchas veces infructuosa? han resentido mi salud de modo tal que he llegado a un punto en que entiendo que no estar en plenitud perjudica las posibilidades de una representación como la que yo entiendo que se debe ejercer. Eso implica otorgar ventajas que en un organismo como el Consejo de la Magistratura no se pueden dar. Sangre nueva puede inyectar una energía que todos
necesitamos?, expresa el texto de la renuncia a la que tuvo acceso NU, en la cual se subraya que tal decisión está ?absolutamente condicionada a que el presidente de la Legislatura, en sesión plenaria, tome juramento a la representante del estamento de los jueces que corresponde me sustituya?.

La suplente de Daniele es la jueza Patricia López Vergara, reconocida, entre otras cosas, por haber ordenado el allanamiento de la Legislatura para obtener toda la información referente al cuestionado proceso para la designación de Daniela Ugolini como integrante del Tribunal Superior. Atenta a la posibilidad de que el Parlamento porteño se tome su tiempo para tomarle juramento a la suplente electa, y ante el conflicto de poderes planteado, donde el Consejo de la Magistratura oficia como abogado
defensor del Poder Judicial, Daniele remarcó que se mantendrá en el cargo hasta tanto asuma legalmente su reemplazante para no dejar desequilibrado al Consejo y darle una ventaja a los poderes políticos y a quienes no muestran demasiado interés por defender a los jueces.

?Se vienen tiempos extremadamente difíciles. Estamos en medio del planteo de un conflicto de poderes de gravísimas implicancias que requería se asumiera una posición no sólo de clara defensa de las competencias del Poder Judicial, sino, además, contundente. Ese espíritu se respetaba en anteriores
propuestas evaluadas, pero sin embargo se optó por realizar una ?presentación? que denota cierta erudición y buen estilo, pero que de ninguna manera cubre el requisito de contestar el traslado de una demanda que fue hecha al Consejo de la Magistratura. No se trata de una exposición en una jornada académica ni la presentación de un amicus curiae, pero es lo que parece?, señaló la camarista.

Pero las críticas no sólo se refirieron a una posición tibia ante un conflicto en el que el Ejecutivo y el Legislativo se enfrentan con el Poder Judicial, más precisamente con algunos jueces del fuero Contencioso. Los cuestionamientos
también fueron hacia el propio Consejo.

?El funcionamiento de la maquinaria en el día a día está muy lejos de ser el mejor. Cuando se llega a la meta, en innumerables oportunidades se realiza una votación, que luego es dejada sin efecto para decidir lo contrario. Tener un reglamento y violarlo sistemáticamente es algo que ni siquiera se comprende, pues bastaría con modificarlo. Exigirle desde el Poder Judicial a los otros poderes que cumplan con la designación y promoción por concurso y eximirlo de ese cumplimiento en su seno, se entiende menos aún. Máxime cuando para ello es necesario violar la Constitución?, destacó la jueza, dejando dudas sobre el sistema que se utilizará para nombrar a los nuevos jueces, fiscales y defensores tras la modificación de la Ley 7 y de la 1.903.

Y, tras señalar la necesidad de lograr un escalafón unificado que iguale las condiciones laborales de los empleados judiciales, de los tribunales y del Ministerio Público con los del Consejo, Daniele remarcó: ?No se mueve un dedo por cambiar la situación injusta cuando se resulta beneficiado por ella. Se termina colaborando por acción u omisión con la permanencia del ?estado de cosas?, que implica que un mismo Poder Judicial albergue dos mundos completamente disímiles: jurisdicción y Consejo de la Magistratura?.

La vida es cíclica. Así como años atrás Balbín presentó su renuncia como consejero, Daniele hizo lo propio. El juez Treacy, suplente de Balbín, también dijo no a formar parte de un Consejo cuestionado. López Vergara no es Treacy. La historia se repite, pero con matices.

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