Luego de una sesión en la que abundaron los cruces picantes, las rispideces e, inclusive, cierta inquina -que fue recíproca- entre los auditores y algunos legisladores porteños, la situación quedó momentáneamente en un "impasse". El inédito encuentro -o desencuentro- se realizó a raíz de una denuncia del vicepresidente de la Lesgislatura porteña, Cristian Caram, que acusó a la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires de designar a 270 empleados sin concurso previo.
De todas maneras, más allá de las denuncias de Caram, los observadores coinciden en que en el Salón Montevideo de la Legislatura porteña se estaban dirimiendo más temas que los que figuraban sobre la mesa. Incluso, algunos testigos se sorprendieron algunas veces por cierta virulencia que acompañaba a algunas preguntas, e incluso a algunas respuestas.
La voz cantante de los que cargaron contra los auditores fue, más que la del propio denunciante, la del diputado Jorge Enríquez -un hombre que no está abonado a las medias tintas-, que fue incisivo contra algunas medidas de la Auditoría. Enríquez basó sus cuestionamientos en el supuesto incumplimiento -por parte de los auditores- del artículo 43 de la Constitución porteña, el que regula las contrataciones de los organismos del estado.
La diputada Juliana Marino, entretanto, acusó directamente a Caram de efectuar una denuncia mediática, a la vez que reconoció que "nosotros, los legisladores, estamos en deuda", aludiendo a que falta legislación que dictar en relación con la Auditoría.
La legisladora justicialista Alicia Pierini, por su parte, cuestionó que "la Legislatura debe guardar coherencia con todos los organismos oficiales, empezando por sí misma. En el caso de la Auditoría no existe delito. Este organismo resolvió pragmáticamente los problemas que se están dando sobre la marcha y demostró que lo que se resolvió en la Constituyente, sobre este punto, al menos, es inviable".
"El 1998, cuando la propia Legislatura llamó a concursos abiertos para designar a su personal, se presentaron 50 mil personas para competir por cargos menores. Esto, en el contexto de una situación económica que no era tan grave como la de ahora", agregó Pierini.
Finalmente, la diputada dejó planteada una pregunta que no encontró respuesta por parte de los interrogadores: ¿quién supervisó el concurso para designar al auditor de la Legislatura?. Como es sabido, hace unos meses fue designado para ese cargo el socialista Norberto La Porta. No hubo concurso, entonces, ni está previsto que lo haya en el futuro.
Sobre el final, cuando la noche ya hacía largo rato que se había abatido sobre los pasillos tortuosos del palacio legislativo porteño, un auditor describía la situación con cruda simpleza: "en la reunión se hicieron presentes tres legisladores que responden a Béliz y cinco o seis legisladores radicales que están en campaña, y ellos dieron la tónica de la charla".
El mismo funcionario denunciaba ante algunos periodistas que "el diputado Srur y otros intentaron presionarnos a los auditores para que rectificáramos nuestros criterios y abandonáramos nuestras convicciones, y todo esto en el marco de una reunión pública, frente a la prensa y al público en general".