Médicos, enfermeros y profesionales de la salud realizaron este mediodía un cacerolazo en distintos hospitales porteños en repudio a la Ley de Emergencia Económica porteña y a la delegación de poderes especiales al jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, que le permitirán abonar parte de los sueldos en bonos, entre otros aspectos, según denunciaron los gremialistas.
"Nos oponemos al pago en bonos y a que queden cesantes los contratos que dejarían en la calle a cientos de trabajadores de la salud", afirmó Fernando González, del hospital Ramos Mejía, uno de los centros asistenciales donde se concentró el cacerolazo. La protesta de los municipales se repitió en los hospitales Garrahan, Udaondo, Durand, Muñiz, Santojani, en la Maternidad Sardá y en el Cenareso (Centro Nacional de Recuperación Social).
Sin embargo, fuentes del Sindicato Unico de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad (SUTECBA) se preocuparon en aclarar que "la medida no cuenta con la adhesión del gremio" y deslizaron que pese a no estar de acuerdo con el eventual pago en bonos a los trabajadores, "por ahora no vamos a manifestarnos".
Claudio Güemes, representante de los enfermeros del Ramos Mejía se quejó porque "la ley 744 que otorga superpoderes a Ibarra tiene el fin de reducir el Presupuesto de los hospitales, el pago de salarios en bonos en varias veces y hasta están evaluando quitar las residencias cuando los hospitales subsisten gracias a ese sistema".
En tanto, vecinos de los distintos barrios se sumaron a la protesta, tal como lo hizo la Asamblea Popular del barrio de San Cristóbal. Alberto Cobersi, de dicha agrupación, explicó a Télam que "vinimos en defensa de nuestro hospital que es del barrio y porque los vecinos nos venimos a curar acá, queremos que haya insumos y materiales".
Desde la farmacia del centro asistencial ubicado en Once Hilda Noriega sostuvo que "es mentira que tengamos material descartable y medicamentos, porque no hay nada y con esta ley, que le permite a Ibarra efectuar nuevos recortes, vamos a tener mucho menos insumos".
En el Cenareso, uno de los dirigentes gremiales de ese centro asistencial, Alejandro Samperes, sostuvo que "estamos protestando porque no hay una política seria de salud" y agregó que "la delegación de poderes a Ibarra es un cheque en blanco y nosotros no podemos darle un cheque en blanco a nadie porque lo que necesitamos es salir de este corralito en el que estamos atrapados. Para el gobierno porteño, la salud y la educación han dejado de ser un derecho", aseguró Samperes.
En tanto, Yagana Retamosa, delegada de ATE del Hospital Udaondo, afirmó que "con la ley de emergencia y este nuevo recorte, el paciente tendrá menos insumos y servicios, sobre todo cuando ni siquiera establecen de cuánto será el ajuste".
Se quejó también de que "cobramos en tres partes el sueldo de diciembre" y advirtió que "entra en emergencia la salud pública, es decir la vida y la muerte de los que no tienen plata".
Luego de golpear cacerolas y columnas de luz con cucharas, varios manifestantes de los distintos centros asistenciales se congregaron en la intersección de las calles Caseros y Entre Ríos y la mantuvieron cortada durante 20 minutos.