A mediados de abril de este año, el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur informaba de la muerte por rabia de un gato, mascota de una familia de la zona de Caballito y Almagro. La noticia tomó notoriedad por tratarse del primer caso de dicha enfermedad detectado en un animal doméstico en la Ciudad, desde hacía 27 años. Tras confirmarse que la enfermedad había sido contagiada por un murciélago, el caso quedó en lo anecdótico.
La muerte por rabia de un perro que ocurrió el sábado pasado en el mismo Instituto, contagiado por un miembro de su misma especie, amenaza con derivar en una cuestión más seria. El perro también pertenecía a una familia del barrio de Almagro, aunque originariamente había sido traído en julio desde Bolivia, donde se cree que contrajo la enfermedad.
"El viernes pasado nos llaman que había un perro agresivo que había comido ropa, un caño, lo internamos y en la noche murió en jaula", relató a Radio Oscar Lencina, director del Instituto Pasteur. En cuanto a los humanos, informó que "toda la familia está bajo tratamiento, porque si bien la rabia se transmite a través de mordeduras. se puede transmitir a través de la saliva".
La gravedad del caso deriva a que se trata de una variante de la enfermedad que no se registraba en la Ciudad desde 1981, la más conocida y que se trasmite de perro en perro. "Nos preocupa que el domingo 9 la dueña salió a acompañar un amigo y el perro se peleó con otro perro en Corrientes y Mario Bravo, estamos tratando de ubicar al dueño de ese perro y el de otro perro con el que también se peleó", continuó el director del Pasteur.
"La rabia, en cualquier animal de sangre caliente es mortal si no se hace el tratamiento", comunicó Lencina, y profundizó "se vuelve agresivo y ese es un grave problema". Su recomendación para prevenir futuros casos fue sencilla: "Tenemos que sacar a los perros de la calle, no abandonarlos, vacunarlos, frente a una mordedura si un perro callejero lo muerde, inmediatamente tiene que acudir al hospital".
A pesar del interés por la prevención, la mayor preocupación por el momento parece centrarse en otra cara de la problemática. "En la frontera no se controla nada, sobre todo en el Norte", se quejó el veterinario, según el diario La Razón. "Hay animales que no tienen tenedor responsable, y hay gente que los junta de los baldíos. Esto escapa de nosotros", concluyó.
Hoy, al igual que en abril pasado, se estima que un 30 por ciento de los animales doméstico no están vacunados contra la enfermedad.