En el PRO no disimularon el golpe

En el PRO no disimularon el golpe

A pesar de que la performance de la lista que encabezó Federico Pinedo no fue comparable a las de Mauricio Macri en julio, en el búnker del PRO campeaba una moderada alegría, producto de la enorme dificultad que significó la presentación de la boleta corta, sin candidato presidencial.


En el bunker del PRO, que se asentó esta vez en el Auditorio del Centro Cultural Recoleta, justo frente al Hard Rock Café, reinaba desde temprano una serena expectativa, seguros como estaban de que no habría sorpresas y de que su candidato obtendría los 15 puntos esperados.

Sin la euforia del 31 de octubre, los militantes se dedicaron a esperar los resultados de la elección con las moderadas expectativas que generaba una boleta electoral ?corta?, sin candidato presidencial.

Finalmente, a las 21:30, cuando los primeros números comenzaban a dibujar una tendencia, Federico Pinedo se paró frente a la militancia del PRO, ante quienes efectuó una evaluación de las elecciones en las que el resultado obtenido fue, finalmente, cercano al que ellos esperaban.

Primero agradeció a sus adherentes haber logrado ?el récord de corte de boletas en la Ciudad de Buenos Aires desde la vuelta de la democracia?.

Llamó a armar un ?gobierno que tenga diálogo?. Paralelamente, en forma asombrosa, Pinedo parafraseó a Juan Domingo Perón, cuando reclamó a los candidatos opositores que debían ?dejar de lado las ambiciones personales?, porque ?habría que hacer honor al mensaje del general, cuando hablaba de que primero está la Patria, después el Movimiento y por último, los hombres?. Luego, se lamentó de que a estos preceptos ?no hay muchos que los sigan?.

Después de abogar por la búsqueda de acuerdos para construir un futuro a más largo plazo, Pinedo expresó que ?la división en el seno de la oposición le otorga nuevas alternativas al oficialismo?.

A continuación, Pinedo manifestó que ?ahora aumenta la responsabilidad del PRO en el Parlamento, que es cada vez mayor?. Volviendo sobre la elección, el precandidato alentó a sus militantes a tomar conciencia de que ?éste es un piso sobre el que tenemos que construir. Dénse cuenta de la proeza que significa cambiar la agresión permanente, para desde allí comenzar a construir un país mejor para todos?.

En tono humorístico, Pinedo solicitó que ?ya que quieren volver a trabajar rápido, comencemos por conseguir 100 mil fiscales para octubre?.

Para el final quedan algunas imágenes que quedarán en el recuerdo de este cronista.

Primera imagen: en una gran pantalla situada cerca de la puerta de entrada, se ve y se escucha el discurso de la presidenta de la Nación, rodeada por la euforia de la militancia. De repente, suenan los acordes de la Marcha Peronista, que el kirchnerismo en pleno vocea con pletórica fuerza, haciendo temblar las paredes del local.

Unas jovencitas ?properonistas?, que escuchaban en silencio, de repente comienzan a cantar por lo bajo y por unos segundos hasta se animan a acompañar el contagioso ritmo con los brazos en alto. Luego, retomando la cordura por un momento perdida, siguen mirando el discurso de Cristina, con sus caras teñidas por una moderada tristeza.

Segunda imagen: un ministro del gabinete de Macri habla por teléfono en el patio fuera del auditorio, con cara de preocupado. Dos señoras vestidas con elegancia se acercan al funcionario en busca de respuestas, no tanto por la performance de Federico Pinedo, como por el resultado que las pantallas le otorgaban a la presidenta de la Nación.

Insisten en inquirir por las razones de tamaño resultado y el funcionario les contesta que eso ocurre porque ?ahora hay mucha gente que tiene trabajo? y que esa sola circunstancia genera una diferencia a favor del gobierno nacional. Ante el horror de las damas, el hombre les cuenta que en Salta el FpV obtuvo el 60 por ciento, en Santiago del Estero, una cifra similar y en Misiones, más del 70 por ciento.

Finalmente, abrumadas por la realidad y sin aceptar aún sus consecuencias, las damas se retiran masticando su frustración, mientras el funcionario vuelve a entrar al bunker para reunirse con los suyos, con una sonrisa resignada.

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