Al papa no lo dejan asistir a la cancha

Al papa no lo dejan asistir a la cancha

A Francisco le gustaría ver el clásico Roma-Lazio que se juega el próximo lunes, pero la seguridad dice que no por el riesgo que implicaría la visita.


El Sumo Pontífice, amante del fútbol, expresó su deseo de ir a ver el clásico Roma-Lazio, los dos grandes equipos de fútbol de la ciudad y de la región Lazio (la tierra de los latinos), pero tanto las fuerzas de seguridad italianas como la Gendarmería Vaticana consideraron “imposible” aceptar el pedido del pontífice argentino, porque el riesgo de su presencia en la tribuna de honor es demasiado elevado.

El próximo domingo por la tarde el papa asumirá en la basílica de San Juan de Letrán, su sede como obispo en la catedral de Roma, como 265mo sucesor del “pescador de hombres” de Galilea. Habrá una solemne celebración de la Eucaristía en una ceremonia muy importante porque del título de obispo de Roma, que tenía San Pedro, deriva la condición de papa de la Iglesia Universal fundada por el mismo Simón por decisión de Cristo.

El papa, gran hincha y socio de San Lorenzo de Almagro, simpatiza con la Lazio, que luce una camiseta celeste con vivos blancos. En Londres, los “bookmakers” ya aceptan apuestas sobre si el pontífice argentino irá el lunes al clásico o no.

A los hinchas de la Roma no les va a gustar que el papa argentino manifieste semejante preferencia, porque la rivalidad entre las dos sociedades equivale a la que en Buenos Aires existe entre River y Boca.

El asunto del partido de fútbol replanteó el problema de la seguridad del nuevo pontífice. Los encargados de garantizar su incolumnidad están preocupados por la desenvoltura con que Francisco se baja del jeep o el papamóvil para ir a abrazar espontáneamente a los fieles.

“Hace todo solo”, comentan en el lugar. El vaticanista Luigi Accatoli en el Corriere della Sera, escribió acerca de la “seguridad desarmada” del papa, su voluntad de mantener un contacto directo con los “parroquianos” del Vaticano, provenientes de todo el mundo.

El capo de la Gendarmería del Vaticano es el inspector general del cuerpo, Domenico Giani, un ex miembro de la policía tributaria y los servicios secretos italianos, de vasta experiencia.

Giani coordina todo el aparato de seguridad en torno al pontífice. Mientras Benedicto XVI tenía “un comportamiento muy protocolar”, Francisco “va más allá de los límites prefijados, como cuando fue a visitar pocas horas después de su elección al cardenal argentino Jorge Mejía con poquísimas personas que lo acompañaban”.

La visita fue con motivo del infarto que sufrió el cardenal Mejía, que fue internado en la clínica Pío XI en la vía Aurelia, hasta donde fue a verlo el flamante papa argentino desconcertando a la seguridad vaticana.

“No podemos poner el papa dentro de un tanque”, dijo un importante cardenal poco después del atentado a balazos contra Juan Pablo II, en la plaza de San Pedro, en mayo de 1981. Parte de la misión de ser papa es arriesgar, sobre todo en los viajes.

Francisco está más seguro entre tantos obispos, curas y cardenales que concurren al hotel interno de Santa Marta y donde la seguridad vaticana ha montado un dispositivo que incluye medidas para impedir amenazas que puedan venir más allá de los cercanos muros vaticanos, como de medios electrónicos espías, por lo que existe una verdadera “muralla” electrónica que fastidia a los vecinos pero que es imprescindible.

“El verdadero problema de seguridad es que el papa va hacia la gente en forma repentina y no podemos frenarlo”, caviló uno de los hombres de seguridad quién agregó que “comprendemos las razones y el estilo del Santo Padre, pero nos preocupamos y tratamos de reducir los riesgos. Esta es la “seguridad desarmada” de Francisco.

Según difundió la agencia AICA, el papa Francisco puso a disposición de la arquidiócesis de La Plata la suma de 50.000 dólares para que sean destinados a los damnificados de las inundaciones en la capital bonaerense y zonas aledañas.

El representante papal, monseñor Emil Paul Tscherrig, señaló que el Santo Padre “quiso expresar de esta manera concreta su cercanía espiritual a todos los que sufren y a los que generosamente están prestando ayuda y apoyo”

El Sumo Pontífice realizó este gesto solidario a través del Pontificio Consejo “Cor Unum”, una institución fundada por el papa Pablo VI en 1971 con el fin de colaborar en la promoción humana y cristiana y dedicada “a favorecer la fraternidad humana y la Caridad de Cristo”, según indica el Vaticano.

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