Hace dos años la Mesa Coordinadora, que reúne a un grupo de cooperativas de recicladores de residuos sólidos urbanos trabaja desde el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos para "dignificar y legalizar el trabajo de los cartoneros y para lograr el mejoramiento de nuestras condiciones de salud, educación y vivienda".
Todos miran con cierta admiración a los sampedrinos de la Cooperativa "La Perla del Paraná". Empezaron instalando una carpa frente al municipio durante 25 días y hoy tienen un predio de cuatro hectáreas que les cedió el intendente y ya les entregaron las chapas necesarias para construir un galpón. Pero lo que más valoran todos es la carta que muestran con orgullo los integrantes de la cooperativa, en la que el intendente de San Pedro se constituye en el garante de "La Perla del Paraná" para la gestión de un crédito de 30 mil pesos, con el que van a comprar equipamiento.
La Cooperativa "El Ceibo", la única que está radicada en la Ciudad, está a punto de firmar un convenio con el Gobierno porteño, por el que recibirán la autorización legal para recoger los residuos de una amplia zona de Palermo, en la que ya están trabajando los "promotores ambientales". La zona es la delimitada por las calles Córdoba, Santa Fe, Julián Álvarez y Thames. La vigencia del acuerdo que firmarán -de todos modos- no será inmediata, ya que regirá a partir del 1 de febrero de 2003, cuando comiencen a operar las empresas adjudicatarias de la próxima licitación de la recolección de residuos.
Los promotores están haciendo un trabajo de concientización y relevamiento puerta a puerta, previo al diseño de un recorrido que incluiría tres visitas semanales a cada vecino. En sus entrevistas, los promotores le entregarán a cada vecino una bolsa, para que entreguen los residuos en forma diferenciada.
La Mesa Coordinadora, que reconoce en general a una sola cooperativa por distrito, tiene la expectativa de generar dos cooperativas más para la Ciudad de Buenos Aires, atento a que el Gobierno dividió la metrópoli en cuatro zonas y entregará una zona a cada una de ellas.
Los integrantes de la Mesa cuestionan -no existe la perfección- cierta morosidad de parte de las autoridades, que demoran en satisfacer algunas de sus necesidades básicas. Éstos necesitan un vehículo y una enfardadora. Además, se enoja Virginia Pimentel, miembro de la coordinadora, "tenemos ofertas de compra, incluso desde el exterior, pero no tenemos un lugar de acopio. Le hemos pedido al secretario de Medio Ambiente un galpón, pero nunca pueden solucionarnos ese tema. Si tuviéramos un lugar para almacenar la mercadería, podríamos negociar en forma conjunta su venta, por eso es tan necesario conseguir ese lugar".
Los recicladores afirman que la CEAMSE tiene enterrada la riqueza en sus centros de disposición final. Cuentan que en un estudio de la propia CEAMSE se evalúa que cada día se entierran alrededor de seis millones de pesos, solamente en mercaderías que podrían ser recicladas.
Hay una larga serie de empresas que esperan que el trabajo de los "cirujas" se organice y se oficialice para comprar el material que se recupera todos los días de las calles y de los domicilios. Para que esto sea posible, sólo es necesario sacar el papel, el cartón, los metales y los artículos de vidrio separadamente de los residuos orgánicos, para que un ciruja se los lleve y reinicie la cadena de la producción que antes se interrumpía cuando algo era tirado "a la basura".
