Horacio Ferrer: “Troilo no tenía berretines de troesma”

Horacio Ferrer: “Troilo no tenía berretines de troesma”

Presentó "El gran Troilo", un libro sobre Pichuco. El dandy de la poesía arrabalera habla de Piazzolla y defiende el tango electrónico. "Los copiones no hacen historia", dice.


Don Horacio Ferrer recibe a NU en la Academia Nacional del Tango. Pide unos minutos para cambiarse el saco, moño y flor del bolsillo. Hablar con él es hablar con parte de la historia del 2×4.

?Maestro, ¿cómo surge la posibilidad de hacer el libro "El gran Troilo", que incluye dos CD?
?Hace años que quería realizar "El gran Troilo". Era una deuda que tenía con mi corazón, ya que fuimos íntimos. Él decía que yo era el hijo que no le había dado la vida. Obró como un amigo, un padre, un mentor y un maestro que enseñaba con el ejemplo, sin berretines de troesma. Tardé mucho tiempo en tomar coraje para hacerlo. De a poco fui concibiendo el libro así como la manera en que debería ser; los cien capítulos, las fotografías y el material de los dos discos que lo acompañan. Exploré mucho en mi memoria cosas muy gratas, evocando distintas etapas. Rescaté todo lo vivido con él, la relación que tuvo con su público, que fue despareja. Cuando empezó a evolucionar, parte del público se quedó y le pidió que siguiera haciendo lo mismo. Era un adalid de la innovación. Como decía Piazzolla: "Nosotros vamos por el ascensor, y el público por la escalera".

?Retomando esa frase, ¿el músico se siente presionado por el público que no se ve reflejado por su obra?
?Esa idea es para el artista en general. Todo cambio ofrece resistencia. El público tiene intuición conservadora, y cuando se convence de que lo nuevo le pertenece, lo adopta. A mí me pasó de entrada, fui aceptado a pesar de mi manera barroca y oscura de escribir. Tengo una gran fe en la emoción estética, no en la emoción policial o sensiblera del "me atropelló un auto y hay una ambulancia…". El arte es más profundo. Sus emociones son más inexplicables; son climas, existencias. La poesía tiene que ser dicha y no leída. Yo experimento en la poesía lo mismo que en la música: un ritmo con una melodía, un contrapunto con polirritmias. Es una manera de sentir las cosas. Siempre estuve con la innovación porque los copiones no hacen historia.

?¿Cómo ve al tango actualmente?
?El tango hoy es un éxito universal. Acaba de ser nombrado Patrimonio de la Humanidad. No es una cosa fácil. Nuestra María de Buenos Aires es una ópera que se ha dado en 150 ciudades en 30 países de los cinco continentes. Estamos llenos de estudiantes que quieren aprender a tocar el bandoneón, ver cómo se frasea y se hacen los arreglos o investigar el tango.

?Pero no es masivo…
?El tango es fantástico, aunque nunca fue un arte de masas sino de pequeñas capillas. Es como el flamenco y el jazz. Las tanguerías son para un público especial. Pequeños reductos y, además, la escucha del tango debe ser nocturna. Tocado a los rayos del sol, es el saludo de un sordomudo con muñones y sin nadie a quien saludar. Escribí en "Credo de amor en tango" que "el tango es un náufrago en la ciudad pero es el de mayor aliento". Lo han matado muchas veces, con miradas secretas y ladinas pero tiene resurrecciones a imagen y semejanza de su madre Buenos Aires.

?Recién hablábamos de las rupturas en determinados ámbitos del arte. Justamente, usted generó una ruptura con su forma de escribir.
?Para generar una ruptura hay que saber bien qué se rompe. Picasso destruyó la pintura para crear una nueva, pero él había pintado en todos los estilos. Yo había escrito a la manera de Manzi, de Discépolo, de Cátulo Castillo, de Celedonio Flores. Las cosas rotas se pueden recomponer de otra manera. Fijate vos, las letras son 27, considerando o no a la W. Así, las notas musicales son cinco tonos y dos semitonos. Con eso podés hacer una sinfonía de Beethoven o una porquería.

?¿Cree que ahora esté pasando algo similar?
?Hoy no hay poetas revolucionarios pero si buenos poetas. Si ponemos en perspectiva las letras desde 1900, está Villoldo, Contursi, González Castillo, Celedonio Flores, Cadícamo, Discépolo, Lepera, Manzi, Expósito, Cátulo Castillo, Eladia Blázquez y yo. Somos 10 ó 12 en un siglo. Los innovadores no son tantos pero hay gente que hace muy buena poesía. Ahora surgen otros poetas como Alejandro Schwarman, Raymundo Rosales o Fabián Russo, pero falta para encontrar un Discépolo, un Contursi o un Manzi. Los innovadores son pocos. A nivel musical tenés a Cobián, De Caro, Bardaro, Troilo, Salgán, Piazzolla y Garello, que creo que son los grandes directores.

?Si le pregunto sobre el tango electrónico, ¿qué me dice?
?Al auge del tango electrónico lo veo muy bien. Vi la película de Richard Gere ¿Bailamos?, y bailan un tango electrónico que es una maravilla. Hay que abrir las puertas y ventanas, y después se ve qué sale.

?Ese tango separa mucho las aguas.
?Y está bien que así sea. Estamos a la expectativa de qué talento aparece con esto o con otra cosa. Las experiencias de tango sinfónico, al principio, fracasaron porque pensaron que sólo había que poner muchos músicos. Héctor Artola hizo una experiencia magnífica, con tangos clásicos como "Nostalgias" o "Mi noche triste". Esto fue asimilado por Piazzolla. Con muy poco, Piazzolla hizo mucho, y siempre con los instrumentos de la orquesta típica: cuerdas, bandoneón, piano, guitarra, percusión, flauta y ya está.

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