Esta vez la fiesta no fue albiceleste. Esta vez la fiesta fue celeste. Hasta en eso se nos parecen. Están tan cerca nuestro que casi casi nos pusimos a festejar con ellos.
Garra, corazón y buen juego fueron el cemento con el que conquistaron un triunfo inobjetable. Tiene razón Charly, la alegría no es sólo brasilera. Por de pronto, hoy es oriental. Y los argentinos no tenemos motivos para estar tristes.
Felicitaciones, campeones.