En el temido día después, los diputados Enrique Rodríguez y Miguel Doy, ya tienen practicamente decidido que van a formar su propio bloque por el momento pero de todas maneras, se van a tomar su tiempo para definir su alineamiento definitivo. Están pensando en un nombre que no hará mención – como pensaban en un principio – a su pasado peronista, en honor a la "transversalidad" que reivindican y en nombre de la cual se arrojaron en los brazos de Ibarra.
Rodríguez y Doy anunciaron ayer – sorpresivamente – que abandonaban el bloque del pero-belicista Encuentro por la Ciudad, para votar a la lista de senadores de la Alianza – en especial a Vilma Ibarra, aclararon – en las elecciones de octubre próximo. De todos modos, sus antiguos compañeros no los despidieron agitando llorosos pañuelos. Ellos mismos echaron a rodar la versión de que no había ningún atisbo de "transversalidad" ni tampoco ninguna emoción por el trabajo compartido con Vilma Ibarra en los preparativos de la partida del dúo, sino que exitía un motivo más pedestre: la desesperada necesidad de votos que tiene la Alianza para lograr el 4 de octubre la aprobación de la Ley de Subterráneos.
Ajenos a estos escarceos, Doy y Rodríguez están a punto de incorporar a la diputada Juliana Marino, que comparte con Rodríguez la adscripción a la candidatura de Néstor Kirchner a presidente y que hoy forma un bloque unipersonal. Marino le manifestó esta tarde a NOTICIAS URBANAS que "en principio, yo los invitaría a sumarse a mi bloque, la única condición es que debe ser un bloque claramente peronista y alineado con la Corriente que lidera Néstor Kirchner". Esta condición será casi seguramente objeto de discusiones, habida cuenta de las intenciones de Doy y Rodríguez de diferenciarse de las adscripciones políticas en nombre de la "transversalidad".
Pero la cosecha que esperan lograr los ex belicistas no se detiene allí. La diputada Silvia Gottero, esposa de Roberto Digón, de filiación duhaldista, que hasta hoy integra el bloque de Encuentro por la Ciudad estaría a punto de unírseles para darle forma de esta manera a la nueva opción. Estos movimientos sísmicos que atraviesan a los partidos se inscriben en el camino del realineamiento constante que están sufriendo los bloques parlamentarios porteños, como producto de una crisis que parece no tener fin.
Pero, abonando esta tesis, los demás seguidores de Kirchner se sintieron poco reconfortados con el camino que tomaron los ex belicistas. El diputado Alberto Fernández, que pertenece al bloque del Frente Justicialista, le manifestó a NOTICIAS URBANAS que "me enteré por un colega de ustedes, que me llamó para preguntarme qué opinaba. Luego lo llamé a Kirchner a Santa Cruz y él se enteró por mí, o sea que esto desmiente que la Corriente que lidera el propio Kirchner esté al tanto de esta jugada".
Otros voceros de éste bloque afirmaron que " hace tiempo que venimos charlando con ellos, pero no hay que apurarse, tiempo al tiempo, hay cosas que compartimos y otras que habría que charlarlas con más profundidad" en relación a una posible confluencia con el Freju.
"Nosotros vislumbramos que quizás en el futuro pueda existir algún tipo de acuerdo con gente del FREPASO – agregó Fernández -. De hecho, los dirigentes Eduardo Sigal y Aldo Sampedro, que es el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, han dicho alguna vez que ven con simpatía una eventual candidatura de Kirchner para presidente. Esto lo digo para aclarar que hoy no estamos en la búsqueda de ningún acuerdo con Ibarra ni con nadie del FREPASO, más allá de que respeto la decisión de Enrique Rodríguez".
Más allá de transversalidades y verticalismos, ésta no parece ser una época de fuertes lealtades políticas. La prueba más palpable es que esta Legislatura – cuyos diputados llevan un año de mandato – se inició con 10 bloques y actualmente cuenta con 19. Es imprevisible hasta adónde llegará esta atomización permanente, lo único que es seguro es que cada vez que nace un nuevo agrupamiento, los diputados oficialistas, que deben luchar para lograr la aprobación de los proyectos del Poder Ejecutivo, sienten que las grandes luchas se vuelven cada vez más una guerra de guerrillas contra enemigos cada vez más pequeños y aguerridos, a los que será cada vez más difícil imponerles las normas.
