La Oficina Anticorrupción de la Nación giró ayer al gobierno de la ciudad una denuncia sobre presuntas irregularidades en un hotel alojamiento porteño.
El albergue transitorio está en Flores, y la actividad debe ser una de las pocas que no ha decaído en ingresos en los últimos años (lo que es alentador), por eso cuando murió Don Novoa, hace casi un lustro, su hijo Luis heredó con gusto el 7% de la sociedad que explota el lugar.
Los otros socios, una media docena, decidieron ampliaciones y remodelaciones para ponerse a tono con las demandas de los usuarios, pero Novoa hijo les advirtió: "primero hagamos los planos y que los aprueben".
Su porción minoritaria no fue escuchada en el directorio de la sociedad, las habitaciones se renovaron y explayaron con lo que hoy se dice "planos truchos".
Novoa, un patriota, hizo la denuncia a la ciudad de Buenos Aires, hubo órdenes de sumarios, pero no medidas y hasta envió una carta documento a Aníbal Ibarra. Ayer le respondió la Oficina Anticorrupción de la Nación, desestimando su denuncia porque no es competencia de esa repartición y remitiéndose la al gobierno porteño.
Novoa insiste, porque tiene varios motivos para hacerlo:
1. Quiere liberarse de responsabilidad.
2. Es empleado del gobierno de la ciudad.
3. Trabaja en obras y catastros, donde se verifican planos y habilitan inmuebles.
4. Es inspector de esa repartición.
5. Durante 20 años inspeccionó hoteles.
Ayer pensó en mandar una carta a los medios, como última instancia, mientras espera la clausura de su propia empresa.