En la Ciudad de Buenos Aires se generan unas 5.000 toneladas por día de residuos domiciliarios diarios y otro tanto proveniente del barrido de las calles, de la poda de los árboles y del contenido de los volquetes. En su mayoría, estos desechos van a los centros de disposición final que posee la Coordinadora Ecológica del Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), mediante el procedimiento del relleno sanitario.
Estos centros receptores de basura están al borde del colapso: "Villa Dominico II" (ubicado entre los partidos de Avellaneda y Quilmes) ya se encuentra saturado, mientras que los otros tres espacios de disposición final de los residuos -los denominados "Norte" (Camino del Buen Ayre, a la altura de San Marín), "Oeste" (González Catán) y "Región Capital" (Ensenada)- tienen estimada una vida útil de sólo cinco años más.
Ante este panorama, tanto para el gobierno porteño como para las autoridades de la provincia de Buenos Aires y de la CEAMSE, la solución del problema radica, fundamentalmente, en la realización de un proceso de recolección diferenciada de la basura, que permita el reciclado de los elementos con posibilidades de volver a ser utilizados para, de esta manera, disminuir sensiblemente la cantidad de los residuos a enterrar en los rellenos sanitarios.
Mientras tanto, en la Legislatura de la Ciudad, los diputados que integran la Comisión de Ecología se aprestan a discutir tres proyectos referidos a este tema. Sus respectivos autores son Miguel Doy (Forja 2001) Fernando Finvarb (ARI) y Eduardo Valdés (FREJU).
"En la agenda de la Comisión de Ecología, éste es un tema central porque, además de la inminente saturación de los rellenos sanitarios, en febrero vence la concesión a las empresas de recolección de residuos y, aunque ésta posiblemente se prorrogue por dos años más, es necesario crear un marco regulatorio que contemple toda esta cuestión" – afirmó Doy, quien aseguró que las propuestas allí presentadas "no son contradictorias sino complementarias", motivo por el cual, posiblemente, "se firmará un despacho conjunto que las englobe".
Los proyectos de Doy y Valdés consideran el proceso integral que atraviesan los residuos -desde su generación hasta su tratamiento final- y contemplan la firma de convenios interjurisdiccionales para la implementación de las estrategias regionales que sean necesarias en cada etapa. Dentro de este proceso, ambos destacan la importancia que tienen la separación, la clasificación y el reciclado de los residuos. Para ello, proponen implementar programas de comunicación social destinados a promover la participación de la población al respecto.
Esta idea también está contemplada en la propuesta de Finvarb, similar en muchos aspectos a las dos ya mencionadas. Como sus colegas, el representante del ARI promueve la creación de un programa que integre la totalidad de las fases que recorre la basura. Algunos aspectos diferenciales de este proyecto son la división del programa rector en diversos subprogramas vinculados con el tipo de residuos a tratar (orgánicos, papel, cartón, metales no ferrosos, vidrio, metales ferrosos, plásticos o escombros) y el planteamiento de una serie de objetivos a cumplir por etapas, que van desde disminuir la cantidad, a partir del año 2010, de los desechos sólidos destinados a los rellenos sanitarios a una proporción no mayor a 100 gramos de residuos diarios por habitante, hasta proveer a la industria de insumos obtenidos por el método del reciclado. Como organismo de aplicación de la ley -algo contemplado pero no especificado en los proyectos de Doy y Valdés- Finvarb propone a la Subsecretaría de Medio Ambiente. También promueve la creación de un Consejo Asesor integrado por representantes de la Legislatura y del Poder Ejecutivo porteño, en el que podrán participar representantes de las universidades con sede en la Capital Federal, los centros de investigación científica y las organizaciones no gubernamentales.
Según lo expresado en estas propuestas, la basura deberá ser tratada por los siguientes métodos: recuperación (reciclado), transformación bioquímica (compostaje), conversión en gas (reciclado energético) y, por último, disposición en los rellenos sanitarios. Sus autores se oponen terminantemente a la incineración de los residuos ya que, según lo expresado por Doy: "no queremos volver a la época pre-Cacciatore".
La composición aproximada de los residuos depositados actualmente en los centros de la CEAMSE ronda los siguientes valores: 53% corresponden a la categoría "Orgánicos", 15% a "Papel y Cartón", 7% a "Plásticos", 6% a "Metales", 5% a "Vidrios" y 14% a "Otros".