Un grupo de legisladores integrado por Eduardo Valdés y Alicia Pierini (del Frente Justicialista), Vilma Ripoll y Patricio Echegaray (de Izquierda Unida), Jorge Altamira (del Partido Obrero), Abel Latendorf (del Partido Socialista Auténtico), Lía Méndez (del Partido Humanista), Juliana Marino (de Generación Intermedia) y Cristian Caram (de la Alianza), se hizo cargo de un proyecto de declaración presentado por estudiantes de diversas escuelas para promover la modificación del reglamento para el otorgamiento y uso del boleto estudiantil secundario. La idea es crear una credencial única que permita a quienes la posean abonar cinco centavos en los distintos medios de transporte urbano de pasajeros (automotor, ferroviario y subterráneo) de lunes a domingo durante las veinticuatro horas, incluidos los feriados.
"El actual trámite de obtención de credencial y compra de abono o boletos es dificulta el acceso al beneficio – dice el proyecto – ya que no sólo se obliga a abonar todo por adelantado sino que las empresas solamente tienen la obligación de poner a disposición las ventanillas para ese trámite por un tiempo determinado. Por eso se propone la introducción de una credencial única, emitida anualmente por el establecimiento educativo donde el alumno curse sus estudios".
También se pide que no haya restricciones ni en el horario ni en los días de utilización del boleto estudiantil, debido a que "la actividad educativa no sólo se desarrolla en el edificio del colegio y en los turnos dispuestos como de asistencia obligatoria, sino también, en otros ámbitos y horarios, si se tienen en cuenta las actividades complementarias como educación física y la necesidad de estudiar en bibliotecas".
Según los datos del Anuario Estadístico de la Ciudad de Buenos Aires, de 1999, un total de más de 121 mil estudiantes concurre a las 222 unidades educativas de nivel medio del sector público de la ciudad y, tal como lo demuestra esta misma publicación, el 18,4 por ciento de la población porteña se encuentra desocupada o subocupada.
La propuesta fue acercada a la Legislatura por alumnos de diversas instituciones educativas de la ciudad quienes, a su vez, trasladaron el pedido de sus centros de estudiantes. El Nacional de Buenos Aires, el Carlos Pellegrini, el Otto Krause, el Normal 8, el Lenguas Vivas, el Luis A. Huergo y el Mariano Acosta fueron algunos de los colegios de los que surgió la inquietud.