"No arrugues, Estela", le gritó un manifestante a la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. "Sólo me arruga la vejez, pero es otra clase de arrugas", bromeó Carlotto, cuya casa fue baleada el viernes pasado.
A las seis y veinte de la tarde, la defensora de los derechos humanos comenzó a dar la primera de las sucesivas vueltas que realizó alrededor de la Pirámide, acompañada por miembros de su agrupación y por las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. De a poco se fueron sumando otros dirigentes y numerosas personas que se acercaron a brindarle su apoyo.
A la Plaza de Mayo acudieron para solidarizarse con Carlotto varios funcionarios del Gobierno de la Ciudad, legisladores, agrupaciones de izquierda -MST, PC, PO, Polo Obrero y PCR-, Fedecámaras, ATE y algunas asambleas populares.
El candidato a presidente por Autodeterminación y Libertad y diputado nacional Luis Zamora atribuyó el atentado a "prácticas mafiosas de las internas policiales y de seguridad". Mientras acompañaba la marcha de Carlotto, Zamora aseguró a NOTICIAS URBANAS que "si Duhalde quiere, en horas tiene los nombres y apellidos de quienes hicieron esto". "Si guardó silencio hasta ahora -argumentó- es porque está evaluando qué le conviene decir. Y si todavía no sabe quién fue, pronto va a enterarse, porque se trata de disputas internas que él conoce bien".
Singularmente, el miércoles 18, dos días antes del atentado, Carlotto, en su condición de presidenta de la Comisión de la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, había participado, junto al resto de los integrantes de ese cuerpo y a varios funcionarios provinciales, de la entrega de un documento a la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, en el que se denunciaba la utilización de métodos de terror por parte de la policía bonaerense.
Rodeada por gran cantidad de periodistas que asistieron a cubrir el acto realizado en Plaza de Mayo, Carlotto manifestó que se sentía orgullosa de estar acompañada "por este grupo de luchadoras", en referencia a las Abuelas y Madres que caminaban junto a ella. Finalmente, llegó el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y la abrazó efusivamente. "Esto no fue un acto individual", señaló éste al nutrido grupo de periodistas presentes. Luego sostuvo que los que cometieron el atentado habían elegido a Carlotto con la intención de instalar el miedo en la sociedad. "Había dos posibilidades: que triunfara el miedo o que la sociedad reaccionara tal como sucedió y levantara barreras para que esto no se repita", declaró el titular del Poder Ejecutivo porteño.
Mientras tanto, el grito "Nunca Más", exclamado sistemáticamente por los presentes empezaba, de a poco, a ser reemplazado por un cántico que se había iniciado como un murmullo poco después de la aparición de Ibarra. Éste se refería al veto que el jefe de Gobierno realizó a la ley que reducía la jornada laboral de los empleados de Metrovías. La letra de la canción -muy conocida- tenía reminiscencias rurales y vinculaba al presidente del Frente Grande con la empresa concesionaria de los subtes, al tiempo que invitaba a los presentes a saltar como langostas. "Vamos, Aníbal…", le recomendaron a Ibarra sus acompañantes. Era hora de emprender la retirada.
REPERCUSIÓN EN LA LEGISLATURA
La condena al hecho tuvo también varias iniciativas legislativas al respecto. Cinco proyectos de declaración para que el parlamento de la Ciudad repudie el atentado fueron presentados en la Legislatura. Sus respectivos autores fueron los diputados porteños Alicia Pierini (PJ) -presidenta de la Comisión de Derechos Humanos- , Eduardo Peduto Pardo (Frente Grande), Alberto Fernández (PJ), Irma Gerch (UCR), Clori Yelicic (PSP).