El kirchnerismo porteño y algunos sectores del progresismo, acusaron el golpe por la renuncia de Alberto Fernández a la Jefatura de Gabinete de la Nación, largamente anunciada pero no por eso menos dolorosa para sus protegidos. Es que el Tío Alberto es quien venía articulando con paciencia de orfebre la relación del kirchnerismo con el ibarrismo y aquellos socialistas y radicales que habían decidido acompañar el proyecto nacional. Más rotundo: el ex funcionario era el garante de la Concertación Plural, que ya había entrado en coma luego de que el vicepresidente Julio Cobos anunciara su voto "no positivo" al proyecto oficialista de retenciones móviles al agro.
Qué pasará en el juego capitalino dependerá del poder político que conserve el Tío. ¿Seguirá teniendo la lapicera a la hora de armar las listas electorales el año que viene? Es la pregunta del millón. Será lo quiera Fernández o será ?tras el plantón- el Plan B de los Kirchner para los sectores medios. Los más optimistas apuestan a que la relación de amistad que aún mantiene con el matrimonio Kirchner lo convierta en su hombre de consulta por afuera del Gobierno y que eso le permita conservar su capital de poder. Quienes abonan esta teoría -aclaremos, dirigentes albertistas- suponen que esta situación, además, le permitirá tener más tiempo para dedicarse al PJ Capital, partido del que sigue siendo presidente y donde ahora tiene el desafío de ratificar su liderazgo. Una impresión: teniendo en cuenta el rumbo que está tomando el Gobierno, cada vez más verticalista y replegado en la "pingüinera", la cordialidad de los Kirchner con Alberto Fernández parece sólo posible si el ex jefe de Gabinete realiza sus críticas en privado. Un cuestionamiento en un medio periodístico, seguramente, se leerá en Olivos como una traición. El ex jefe de Gabinete, hasta ahora, ha cuidado sus palabras. El albertismo, igualmente, espera una señal del Gobierno. Esto es, la salida de alguno de los funcionarios cuestionados por este sector: Julio de Vido (posibilidad descartada), Ricardo Jaime y Guillermo Moreno y, por que no, el futuro de los propios que se cuentan por decenas en todos los niveles.
La incertidumbre tras la dimisión de Alberto Fernández también se adueñó del bloque kirchnerista de la Capital, que viene presentando algunas fisuras desde algunos meses. Pero de todo lo que vendrá, Alberto será fundamental ordenando. Nada será ajeno a sus movimientos, fueron muchos años de jefatura. El presidente del bloque, Diego Kravetz, quien participó de la comida -junto a Víctor Santa María- que el Tío tuvo con comensales de Provincia y de Capital, podría en peor escenario, correr el riesgo de quedar como el virrey Cisneros después de la caída de Fernando VII. Será decisiva la pericia con que se maneje el propio Alberto, que ya mandó mediciones porteñas sobre su persona. El otro hombre fuerte del bloque, el vicepresidente segundo de la Legislatura, Juan Manuel Olmos, es más que imprescindible en la contención de las piezas.
Los más albertistas en el bloque del Frente para la Victoria, además de Kravetz, son Silvia La Ruffa, Sebastián Gramajo, Alicia Bello e Ivana Centanaro. Sin embargo, esta última estaría evaluando seriamente emigrar. De excelente relación con Olmos, según se supo, intentaría armar algún bloque con otros diputados de origen radical, como Fernando Cantero, Alejandro Rabinovich (ambos del bloque Autonomía con Igualdad), Martín Hourest (Igualdad Social) y/o Marcelo Meis (Recrear), cuya relación personal con Mauricio Macri pasa por un mal momento. Al grupo albertista habría que sumar a Christian Asinelli. Gabriela Cerruti sigue asistiendo a cuanto encuentro albertista y transversal se realiza, aunque los trascendidos que parten desde el mismo bloque la sitúan, junto a Pablo Failde, cercana de Alejandro Rabinovich, algo que desmintió rotundamente la legisladora mientras que el "Ruso" no pudo ser localizado. También será más que atendible la postura que tome el ex intendente Jorge Telerman, uno de los jugadores centrales en las elecciones locales, ya en ciernes de ser desdobladas, para eliminar en ese turno a los popes grandes, especialmente a Carrió. El Pelado tiene una opción más ligada a la Coalición Cívica y el socialismo, y otra con eje en el panperonismo porteño, algo que excede al PJ y suma progresimo. Por su parte, Juan Cabandié, según comentan sus compañeros de bancada, "está más pingüino que nunca", hiperalineado con el Gobierno nacional. Se recuerda: su inclusión en la lista que lo llevó a ser legislador fue un pedido expreso del ex presidente Néstor Kirchner. Por último, Silvina Pedreira (también ligada al Suterh) e Inés Urdapilleta sueñan con un bloque que lleve el sello del PJ, pero finalmente acatarán la decisión de Olmos, quien por el momento se da el lujo de deshojar la margarita pensando cuál puede ser la mejor salida, no sólo propia sino del conjunto. Tiene que reelegir pero no le faltan ofertas sino decisiones políticas que a veces lo trascienden. No resulta un dato menor que a sólo cuatro de los diputados K no les vence el mandato en 2009 (Kravetz, Cabandié, Cerruti y Pedreira). Se viene una masacre por la renovación que involucrará seguramente a otros bloques.
Algunos analistas políticos fantasean con que Fernández se acerque al peronismo disidente. A priori, aunque reclamó a la línea dura del Gobierno una autocrítica, parece difícil que esto suceda a la brevedad. El ex funcionario no se fue dando un portazo. De ambos lados se cuidaron las formas. Y se trata de alguien que ocupó un cargo fundamental durante cuatro años y medio de gestión K. Si llegara a haber corrimiento, la lógica indica que se debería dar con el tiempo. Por las dudas, Lilita Carrió ya le salió al cruce: "Motorizó las peores políticas y ahora parece Lisandro de la Torre", disparó, como para dejar bien en claro cómo lo recibirá la oposición. La ida de Alberto fue prolija pero la política es demasiado dinámica para quedarse con esa foto. La lealtad de Alberto hacia su gobierno durará lo que el humor social de la clase media aguante a los Kirchner en la Ciudad de Buenos Aires. Si la huida ya está hecha, ¿cuál sería la razón para no aprovecharla? Lo único seguro es que acá no se suicida nadie.