"En este momento estoy en el médico con una bronquitis tremenda (…), no voy a ir ni hoy ni mañana", afirmó a NOTICIAS URBANAS el legislador Juan “Chango” Farías Gómez (Compromiso para el Cambio) y a esa hora, a las 15:45, comenzó el calvario para los macristas, que veían como les faltaba un solo diputado porteño para lograr el quórum para habilitar el debate para aprobar los cincuenta primeros artículos del Código de Convivencia.
No obstante, ocurrió el milagro. Cuarenta y cinco minutos más tarde apareció en el recinto el socialista Roy Cortina acompañado del escribano Leonardo Feiguin para certificar que no había quórum. Y el vicepresidente de la Legislatura, Santiago de Estrada, ni lerdo ni perezoso, lo contó como presente y abrió el debate de oradores. Con la televisión prendida en sus despachos, los otros bloques se enteraron de la intrépida movida y fueron bajando de a uno en uno al recinto.
El acuerdo al que habían llegado los kirchneristas y los macristas ya estaba roto: los seguidores del Presidente desconfiaban de la palabra de los laderos del mandamás de Boca Juniors. Esgrimieron -además de algunos rumores de pasillo- las declaraciones mediáticas del diputado Jorge Enríquez (Compromiso para el Cambio) en las que desconoció el acuerdo anunciado por su compañero de bancada Helio Rebot, el vicepresidente segundo de la Legislatura, Miguel "Pancho" Talento (Frente para la Victoria), y Julio De Giovanni (Partido de la Ciudad).
Sin embargo, los dos sectores mantenían viva la esperanza de recomponer el compromiso con tensas negociaciones hasta que, alrededor de las 18:30, Enríquez, Ricardo Busacca y Jorge Mercado salieron de la reunión de bloque con duras declaraciones sobre lo pactado "por algún integrante de Compromiso para el Cambio que no representa a todos", según dijeron.
"Nosotros -expresó Busacca- desde la campaña electoral hasta el día de la fecha, en forma individual y en conjunto, sostuvimos que íbamos a bajar la edad de imputabilidad a 16 años. Hay una realidad, que es que hoy no llegamos a tener la cantidad de votos para hacer esto (…) y entonces seis legisladores (por los k) nos proponen que la pongamos en 18. Hay un abuso desmedido por parte de una minoría que, aprovechando que, por una cuestión circunstancial, no nos dan los números, nos quieren hacer correr de nuestra posición. No vamos a aceptar esta extorsión".
El resto de las bases del acuerdo, que eran la inclusión del principio insignificancia y la no aplicación de prisión para los casos de reincidencia, se pusieron en duda durante el transcurso de la tarde pero finalmente fueron saldados a favor de lo convenido.
Luego de saber que no había forma de aprobar los primeros cincuenta artículos del Código Contravencional, el kirchnerismo acordó con el ibarrismo que las tres legisladoras que responden al jefe de Gobierno permanecieran en el recinto para permitir que se convocara a un cuarto intermedio hasta el 19 de agosto, tal como sucedió. Este pequeño pacto salvó al proyecto macrista del archivo.
Pero no está dicha la última palabra. Este jueves a primera hora del día, quince legisladores porteños concurrirán a la justicia para denunciar que cuando la sesión comenzó ya debía haberse declarado cerrada por falta de quórum. A este grupo de diputados, se sumará el socialista Cortina, que hará una acción judicial por la particular interpretación sobre su ingreso al recinto que hizo De Estrada.
En este sentido, Cortina manifestó: "Le pedimos a un escribano que viniera constatar que hace dos horas y media se había caído la sesión y no lo dejaban entrar. Había un clima de hostilidad en el recinto; yo me ofrecí a acompañarlo para que contara que había 30 diputados. En ese momento, y en una maniobra realmente vergonzosa, el presidente (De Estrada) dijo: ‘con el diputado Cortina tenemos quórum de 31’, cuando claramente yo había manifestado mi voluntad de no dar quórum por una estrategia política. Han vulnerado ese derecho por lo que nosotros consideramos viciada de nulidad esta sesión y mañana vamos a concurrir a la justicia y vamos plantear una cuestión de privilegio”.
LENGUAS MALICIOSAS
"Aunque algunos legisladores hablen de consensos hay puntos del Código sobre los que no claudicamos", había dicho por la mañana Enríquez, abriendo así un maratón de acusaciones que no finalizaría hasta que terminó la sesión. "El macrismo se bajó de todas sus banderas", le había seguido el juego horas más tarde el presidente del bloque Frente para la Victoria, Diego Kravetz, quien a esa altura del partido aún creía que se iban a aprobar los artículos convenidos: "El Código que vamos a sacar es más progresistas que el actual", confiaba.
La tarde siguió con la interna del macrismo como eje del problema. Tanto es así que Enríquez y Mercado ocuparon toda su exposición en el recinto para atacar al acuerdo de Rebot, quien no tardó en responder: "Hay cierta espada política de (Fernando) De La Rúa que debería llamarse a silencio". Enríquez, en un discurso en el que no dudó en parafrasear al músico Ricardo Arjona, dijo que él no bajaba sus banderas y que prefería no aprobar nada antes que un código remozado, al que tildó de "mamarracho".
El kirchnerismo interpretó que "un sector del macrismo rompió el acuerdo que tenía" y Kravetz, en su discurso en el recinto, dijo que hasta que Compromiso para el Cambio no tuviera un interlocutor válido ellos no van a seguir negociando. Acto seguido, se levantaron de sus bancas e hicieron en el despacho de Talento una conferencia de prensa en la que el vicepresidente segundo de la Legislatura dijo: "Lo que nos interesa es que este Código no sea el resultado de un sistema de acuerdos legítimos, y no una componenda".
Pero no todas son rosas entre los seguidores del Presidente. Por lo bajo, los integrantes del Frente para la Victoria llaman "hermanos macana" a sus pares Milciades Peña y Ariel Schifrin, del bloque kirchnerista Confluencia. Y públicamente Talento tildó de "sector que no quería cambiar nada y actuó de forma histérica", al que hizo una conferencia de prensa y hará una presentación judicial para denunciar las maniobras del macrismo. En este espacio se encuentran, precisamente, los kirchneristas Peña y Schifrin.
